El legado de Arafat y el futuro
A comienzos del siglo pasado ya era perceptible la intenci¨®n del sionismo de apoderarse de la tierra de Palestina con la creaci¨®n de un Estado jud¨ªo, como se anunciar¨ªa de una manera concreta con la declaraci¨®n Balfour de noviembre de 1917, que preve¨ªa la fundaci¨®n de un hogar nacional jud¨ªo en el territorio. En 1948, el escenario ya estaba preparado para llevar a t¨¦rmino ese plan, con las generosas facilidades que el mandato brit¨¢nico hab¨ªa brindado hasta entonces a la emigraci¨®n jud¨ªa al territorio, y la guerra que se libr¨® ese a?o contra la poblaci¨®n aut¨®ctona de Palestina.
Pese a que la ONU, en su resoluci¨®n 181 de 29 de noviembre de 1947, hab¨ªa decretado la partici¨®n de Palestina en dos Estados, uno ¨¢rabe y otro jud¨ªo, el mundo entero permaneci¨® de brazos cruzados ante la agresi¨®n del Ej¨¦rcito israel¨ª, que le permiti¨® ocupar la casi totalidad del mandato, a excepci¨®n de Cisjordania, que qued¨® bajo administraci¨®n jordana, y Gaza, bajo control de Egipto. A consecuencia de ello m¨¢s de 700.000 palestinos se convirtieron en refugiados en los pa¨ªses ¨¢rabes lim¨ªtrofes.
El cerco que dur¨® tres a?os es la causa de la muerte anunciada de Yasir Arafat
La ONU se limit¨® a crear la UNRWA (agencia para la asistencia a los refugiados palestinos), reduciendo as¨ª el problema a una mera cuesti¨®n humanitaria. Desde entonces, padece el pueblo palestino todo tipo de calamidades tanto bajo el dominio israel¨ª como en su di¨¢spora exterior. Esta situaci¨®n dur¨® hasta que irrumpi¨® en la escena pol¨ªtica la revoluci¨®n palestina encarnada por la organizaci¨®n Al Fatah, que lideraba Yasir Arafat.
La revoluci¨®n palestina ten¨ªa como objetivo primordial la nacionalizaci¨®n del problema; es decir, resaltar ante todo que se trataba de un problema nacional al margen de la importancia de Palestina para el mundo ¨¢rabe e isl¨¢mico; y que, por ello, era tambi¨¦n un movimiento de liberaci¨®n nacional, capaz de diferenciar entre realidad y utop¨ªa, operando sobre la primera y manteniendo como horizonte la segunda. Hab¨ªa, por tanto, que recuperar una identidad y salvaguardar una dignidad, para lo que era necesario crear un Estado palestino independiente.
La direcci¨®n palestina pronto se percat¨® de que la resoluci¨®n del conflicto no estaba condicionada ¨²nicamente por la aparente fortaleza del Estado jud¨ªo y la debilidad del movimiento palestino, sino, b¨¢sicamente, por una ecuaci¨®n internacional, seg¨²n la cual bajo ninguna circunstancia la comunidad internacional permitir¨ªa la derrota de Israel. Ello dio lugar a un debate interno sobre hacia d¨®nde hab¨ªa que orientar la lucha, con el resultado de que qued¨® claro que s¨®lo la negociaci¨®n, la reconciliaci¨®n, el reconocimiento rec¨ªproco entre jud¨ªos y palestinos pod¨ªa conducir a la formaci¨®n de un Estado palestino independiente. Y todo ello fue posible por el pragmatismo de Yasir Arafat, l¨ªder indiscutible de la revoluci¨®n palestina.
Fue un proceso lento, arduo, que arranc¨® en 1974 con el hist¨®rico discurso del l¨ªder palestino ante la Asamblea General de la ONU, donde, dirigi¨¦ndose a la Comunidad Internacional, afirm¨®: "Vengo aqu¨ª con una mano que sostiene el fusil de un revolucionario y, en la otra, una rama de olivo; no dej¨¦is caer la rama de la paz de mi mano". Es conveniente se?alar aqu¨ª el papel de la guerra de octubre del 73 en todo el proceso, cuando s¨®lo un puente a¨¦reo militar norteamericano salvaba a Israel de la derrota. Es entonces cuando se manifestaba inequ¨ªvocamente esa condici¨®n internacional que exclu¨ªa que Israel perdiera una guerra.
Pese al comienzo de contactos entre las partes, el estado de guerra se mantuvo entre palestinos e israel¨ªes. Paralelamente, en el frente diplom¨¢tico, el hecho de que los ¨¢rabes se sintieran agredidos hac¨ªa que llegaran a la conclusi¨®n equivocada de que Israel estaba aislado y por ello necesitaba el reconocimiento del mundo ¨¢rabe en general y de los palestinos en particular; de lo que se deduc¨ªa que Israel estaba ansioso de retirarse de los territorios ocupados en la guerra de 1967, para lo que entablar¨ªa negociaciones sobre la creaci¨®n de un Estado palestino.
S¨®lo en el periodo 1992-1993, con las conversaciones secretas de Oslo, se produc¨ªa la ruptura del c¨ªrculo vicioso que permit¨ªa la firma en Washington del acuerdo sobre autonom¨ªa de septiembre de ese ¨²ltimo a?o. Pero el asesinato del l¨ªder israel¨ª Isaac Rabin por un compatriota ultra le volv¨ªa a dar el poder a la extrema derecha y la llegada de Ariel Sharon en marzo de 2001 a la jefatura del Gobierno llevaba a la reocupaci¨®n de los territorios por parte del Ej¨¦rcito israel¨ª. Desde entonces s¨®lo hay terror, destrucci¨®n, humillaci¨®n y atrocidades de toda ¨ªndole contra la poblaci¨®n palestina.
Esta din¨¢mica llevaba al asedio por parte de Israel, con el apoyo de EE UU, al presidente Arafat en la Mukata de Ramala, neg¨¢ndole toda capacidad de interlocuci¨®n en el proceso de paz. Es evidente que el cerco que dur¨® tres a?os es la causa de una muerte anunciada, puesto que el presidente palestino no ve¨ªa el sol, ni respiraba libremente, salvo en el interior de tres habitaciones medio en ruinas. Por ello, Israel es responsable de la muerte de Arafat haya o no envenenado al presidente, porque cre¨® las condiciones que condujeron a su fallecimiento. Con la muerte de Arafat, el problema palestino y el pueblo palestino en su conjunto entran en una nueva etapa de la lucha para crear un Estado palestino independiente en los territorios ocupados, incluida la Jerusal¨¦n Oriental, como capital.
A su muerte, todos coinciden en lo irreparable de la p¨¦rdida, incluso los que en su d¨ªa lo tacharon de traidor. ?stos fueron sus grandes logros.
1. Con rapidez intuitiva capt¨® Arafat las dimensiones de la ecuaci¨®n internacional y trabaj¨® para crear las condiciones propicias para actuar en sinton¨ªa con la misma, pero antes hab¨ªa que enfrentarse a poderosas fuerzas a nivel local y regional, que se opon¨ªan a que la causa palestina alcanzara tambi¨¦n la dimensi¨®n de un problema internacional.
2. Para un l¨ªder como Arafat que emprendi¨® su camino revolucionario entre 1948 y 1965 cuando el problema palestino se ve¨ªa s¨®lo como meramente humanitario y de refugiados, la gran tarea era reconquistar la dimensi¨®n pol¨ªtica, pagando el precio necesario para ello. As¨ª fue como el presidente Arafat pudo trasladar la causa de su pueblo del escenario de los sue?os al de la realidad pol¨ªtica, una realidad sobre el mapa en un mundo que s¨®lo reconoce la correlaci¨®n de fuerzas pol¨ªticas. El rais traslad¨® la conciencia palestina de la historia y el simbolismo al terreno del pragmatismo y la pol¨ªtica, de la pacificaci¨®n y la convivencia conforme a la f¨®rmula de dos Estados para dos pueblos. Arafat acomet¨ªa una aventura porque su entorno llegar¨ªa a tildarle de traidor; e Israel trat¨® tambi¨¦n de resistirse porque comprend¨ªa que semejante estrategia apuntaba a un acuerdo basado en dos Estados para dos pueblos, sacando al pueblo palestino del rinc¨®n del castigo permanente para adentrarlo en la historia, bas¨¢ndose en la legitimidad de su causa. Era el fin de la imagen de Israel como eterna v¨ªctima. El Estado jud¨ªo, en definitiva, trataba de no dar respuesta a las preguntas que implicaban el proceso de paz.
3. Durante los ¨²ltimos 40 a?os, durante los cuales Yasir Arafat ha sido el actor principal en la escena pol¨ªtica regional, el conflicto se ha trasladado de la ¨®rbita de la negociaci¨®n a la de la convivencia y reconciliaci¨®n hist¨®rica, basadas en la aceptaci¨®n del otro. Y la paz irremediablemente llegar¨¢, esperemos que lo m¨¢s pronto posible. Un Estado palestino viable ser¨¢ una realidad con las fronteras de 1967, junto al Estado de Israel. Entonces, el mundo entero se acordar¨¢ de Yasir Arafat, y de que fue ¨¦l quien sembr¨® la semilla de la reconciliaci¨®n.
Israel no tendr¨¢ m¨¢s remedio que reconocer que el hombre al que cerc¨®, asesin¨® y neciamente apostrof¨®, es el que dio un futuro de paz y progreso a las generaciones venideras.
Nabil Maarouf es delegado general de Palestina en Espa?a.
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