Otros tiempos, otros turistas
De un tiempo a esta parte, parece que no puede entenderse la ciudad de Barcelona sin las multitudes de turistas que deambulan por La Rambla, sin los j¨®venes rubicundos que se enrojecen al sol de la Barceloneta o al calor de los bares de moda, o sin los grupos que se agolpan a la entrada de la Sagrada Familia, de la Pedrera o de cualquier edificio que tenga una m¨ªnima relaci¨®n con Gaud¨ª. Y sin embargo, no hace tantos a?os que la cosa no era as¨ª: Barcelona no era un destino tur¨ªstico de moda y las agencias sol¨ªan ignorar la ciudad en beneficio de las playas de Lloret o de Salou. Lo recuerda Joan Call¨ªs, que ha podido observar el cambio desde la primera l¨ªnea de batalla gracias a su cargo de director de la agencia Barcelona Guide Bureau, una especie de empresa mayorista que provee a las agencias de gu¨ªas para visitar la ciudad.
El turismo que acude a Barcelona empez¨® a cambiar a mitad de la d¨¦cada de 1980. Antes de eso, Gaud¨ª no interesaba demasiado
"El turismo que ven¨ªa antes a Barcelona era el de ferias y congresos, y poco m¨¢s", se?ala Call¨ªs. "Los autobuses apenas si se paraban una noche en Barcelona. Los turistas llegaban en vuelo charter al aeropuerto de Barcelona y se iban en autob¨²s directamente a Lloret o a otro pueblo de la costa. La ciudad no les interesaba. Recuerdo que en aquella ¨¦poca un turista norteamericano me dijo que hab¨ªa tenido que insistir para viajar a Barcelona. En Madrid le dec¨ªan que no val¨ªa la pena. Y es que hasta bien entrados los ochenta la promoci¨®n tur¨ªstica internacional se hac¨ªa desde Madrid y ni se hablaba de Barcelona".
"El cambio empez¨® a notarse a mediados de los a?os ochenta", a?ade Call¨ªs. "Fue Maragall, en su ¨¦poca de alcalde, quien se propuso situar a Barcelona en el mapa, y lo consigui¨®. Recuerdo que en aquella ¨¦poca el Ayuntamiento invit¨® a muchos periodistas extranjeros para que comprobaran las excelencias de la ciudad. Fue una labor lenta, pero efectiva. Despu¨¦s, en 1992, los Juegos Ol¨ªmpicos dieron el espaldarazo definitivo e hicieron que Barcelona se pusiera de moda en todo el mundo. Los Juegos fueron decisivos. La ciudad tambi¨¦n fue cambiando y el nuevo urbanismo y la nueva arquitectura han atra¨ªdo a mucha gente".
En los a?os anteriores a la d¨¦cada de los ochenta la cifra de turistas quedaba a a?os luz de la actual. Gaud¨ª no parec¨ªa interesar, en la Sagrada Familia ni se pagaba entrada y recuerda Call¨ªs que cuando visitaban la Pedrera con algunos turistas ten¨ªan que ir al hostal que hab¨ªa en el ¨¢tico, siempre que lo autorizara la encargada. "Barcelona ten¨ªa un potencial enorme y no nos d¨¢bamos cuenta", concluye Call¨ªs. "Parece mentira ahora, pero era as¨ª".
Los gu¨ªas tur¨ªsticos de aquel tiempo eran tambi¨¦n muy distintos de los actuales: menos preparados, m¨¢s dados a la picaresca y a menudo dispuestos a sacarse una comisi¨®n de las compras que hac¨ªan los turistas en las tiendas adonde los llevaban. "Adem¨¢s", recuerda Call¨ªs con una sonrisa, "localizarlos cundo ven¨ªa un grupo no era tan f¨¢cil como ahora, ya que entonces no hab¨ªa m¨®viles".
Cuando le propongo hacer una lista de lo que m¨¢s interesa a los grupos de turistas que visitan Barcelona, Call¨ªs no lo duda: Gaud¨ª en primer lugar, seguido del Barri G¨°tic, La Rambla, el Museo del Bar?a y el Palau de la M¨²sica. Mucho m¨¢s el Museo del Bar?a, que suele mover pasiones. Las compras tambi¨¦n les encantan y para ver la ciudad desde lo alto les llevan a Montju?c. "El Tibidabo queda demasiado lejos", comenta Call¨ªs, que lamenta por otra parte que el Museo Nacional de Arte de Catalu?a no provoque mucho inter¨¦s. "Y es una pena", puntualiza, "porque es el mejor museo de arte rom¨¢nico del mundo. Quiz¨¢ tendr¨ªan que cambiarle el nombre para que quedara m¨¢s claro de qu¨¦ va".
Al contemplar el momento actual, se?ala Call¨ªs que los vuelos baratos han dado lugar a un turismo diferente: m¨¢s individual y m¨¢s dado a visitar por libre la ciudad. "Tambi¨¦n vienen cada vez grupos m¨¢s especializados"
a?ade. "Son gente de empresa que quiere hacer turismo y algo m¨¢s. A veces les montamos una gincana Gaud¨ª. Se trata de que salgan del hotel en grupos de 10; les damos una c¨¢mara fotogr¨¢fica de usar y tirar, y una tarjeta T-10. La aventura consiste en que tienen que ir de la Pedrera a la Sagrada Familia en metro; all¨¢ tienen que encontrar al gu¨ªa y escucharlo bien, ya que se les har¨¢n preguntas sobre lo que ha dicho. Es para fomentar el esp¨ªritu de equipo".
Otra variante para este tipo de grupos es la de la vendimia. En este caso, les llevan al Pened¨¨s en autocar y all¨ª recogen las uvas de la vi?a, despu¨¦s las pisan y se llevan a casa una botellita de mosto de recuerdo. Para estimular la competitividad, tambi¨¦n pueden participar en un concurso de tortilla de patatas o ir a clases de sevillanas. En las cenas, por cierto, la tuna sigue siendo un recurso que funciona, aunque las habaneras se van abriendo paso. En cuanto a la comida, la paella y la sangr¨ªa siguen siendo lo m¨¢s solicitado.
"A partir del F¨®rum", finaliza Call¨ªs el repaso, "tambi¨¦n se notan los macrocongresos, capaces de reunir hasta a 20.000 personas. Antes no pod¨ªan hacerse en Barcelona porque no hab¨ªa instalaciones adecuadas. En este sentido, pienso que lo m¨¢s importante del F¨®rum ha sido su herencia, las infraestructuras que ha dejado. Esto permitir¨¢ atraer a m¨¢s gente a Barcelona".
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