Las uvas (de la ira)
La actualidad de estos d¨ªas de transici¨®n al nuevo a?o (?ser¨¢ nuevo de verdad?) se me representa con el t¨ªtulo de esa tremenda novela de John Steinbeck. En primer lugar, la magnitud del maremoto en el Sudeste asi¨¢tico, la c¨®lera desatada de los elementos, trae dram¨¢ticamente al primer plano la necesidad de tomarse mucho m¨¢s en serio las agresiones contra y, en consecuencia, desde la Naturaleza. La urgencia tambi¨¦n de crear una instancia internacional, dotada de medios materiales y personales suficientes, y capaz de encarar las situaciones de emergencia en todas sus etapas, desde la previsi¨®n hasta la reacci¨®n integral e inmediata. Cabe preguntarse cu¨¢nta de la ayuda internacional, cu¨¢ntos de los esfuerzos solidarios que ahora se est¨¢n poniendo en marcha se perder¨¢n o subutilizar¨¢n por la ausencia de un organismo preparado para coordinarlos; o en cu¨¢ntos grados se hubiera podido rebajar la tragedia de haber existido un plan para articular en red multinacional, informaciones, evacuaciones, sistemas de protecci¨®n civil.
Las uvas nos la ha dado el Parlamento vasco por partida doble; en una especie de sesi¨®n continua de jarabe de palos. Primero el martes, con el inaceptable desenlace de la votaci¨®n de Presupuestos propiciado por Juan Mar¨ªa Atutxa. Confundir la forma con el fondo, el mecanismo t¨¦cnico con el sentido profundo del voto, es de por s¨ª una aberraci¨®n democr¨¢tica. Pero en este particular caso, privilegiar de manera consciente la ciega l¨®gica de las m¨¢quinas contra la voluntad presente y expl¨ªcita de una representante de la ciudadan¨ªa es, viniendo adem¨¢s del propio Presidente de la C¨¢mara, un rasgo de despotismo, indigno de nuestra ubicaci¨®n temporal y espacial; un flagrante ejercicio de aprovechamiento partidista; un poderoso argumento de descr¨¦dito institucional; y un horrendo presagio.
Un horrendo pr¨®logo porque despu¨¦s del martes vino el jueves. Lo menos que se puede decir de la aprobaci¨®n del plan Ibarretxe con la inapreciable asistencia de Sozialista Abertzaleak (SA) es que ya ha quedado perfectamente claro por d¨®nde van los tiros de una pol¨ªtica tripartita y nacionalista, cuya sombra es cada vez m¨¢s oscura y alargada. Como para la ocasi¨®n, Steinbeck escribe en Las uvas de la ira: "Desde sus escritorios nos partieron en dos buscando una utilidad". Desde sus esca?os nos han partido en dos, buscando su utilidad. Est¨¢ claro, transparente, lo que el nuevo bloque piensa hacer: avanzar por las v¨ªas asfaltadas, y al cabo de la calle sustituir la legalidad -que es de todos, que es visible y verificable por instituciones y jueces, que prev¨¦ sus propios mecanismos de control y rectificaci¨®n- por una legitimidad que es s¨®lo suya, que carece de articulado objetivo, de mecanismos de control, de instancias de recurso; que no tiene m¨¢s jueces que los mismos que unilateralmente la promulgan.
Tenemos claro lo suyo, y lo que nos corresponde a los dem¨¢s, que es mantener, tambi¨¦n con claridad, las posturas desde el otro lado. Con extrema claridad, con datos y mensajes sin tapujos, insistir en las nefastas consecuencias de la estrategia pol¨ªtica reci¨¦n aprobada (por 39 a 35, retrato de por s¨ª expl¨ªcito de pluralidad). Recalcar su previsto impacto negativo sobre nuestra econom¨ªa; y para la cohesi¨®n europea en un momento crucial (personalmente echo de menos m¨¢s an¨¢lisis, dict¨¢menes, debates, m¨¢s ilustraci¨®n sobre el des-encaje europeo del plan Ibarretxe). Y subrayar, desde luego, las desastrosas repercusiones en la convivencia, la cultura y pedagog¨ªa democr¨¢ticas, y el horizonte de crecimiento socio-pol¨ªtico de Euskadi, de un Plan que, mientras excluye a quienes llevan decenios defendiendo (a cuerpo) los valores del Estado de Derecho, cobija a quienes llevan igual tiempo amparando, con m¨¢s o menos malabarismos doctrinales y verbales, la amenaza, la extorsi¨®n, la violencia pura y dura. Lo tenemos claro, meridiano.
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