Desaparecido

?D¨®nde est¨¢ Francisco Camps? Es una pregunta que no s¨®lo se formula a menudo la oposici¨®n sino tambi¨¦n cualquier espectador pasivo del espect¨¢culo pol¨ªtico auton¨®mico. El presidente de la Generalitat hace alg¨²n tiempo que desapareci¨® de la escena. Se quit¨® de en medio m¨¢s o menos desde que su brazo armado, Esteban Gonz¨¢lez Pons, dio por inaugurado el conflicto ling¨¹¨ªstico con el retorcido cat¨¢logo de huidas hacia adelante desplegadas a lo largo de su gallin¨¢ceo recorrido. Desde entonces ambos se repartieron los papeles del bueno y el malo. Gonz¨¢lez Pons se convirti¨® en el malo a fuerza de lo que declara, carbonizando a lo bonzo el halo pol¨ªtico con el que lleg¨® al Consell y su propio prestigio personal. Y Camps se puso el traje de amianto para poder salir ileso de la parrilla que ha encendido, aunque a fuerza de no decir nada al respecto. El paroxismo de esta nueva etapa el¨ªptica se produjo en la pasada recepci¨®n navide?a de la Presidencia de la Generalitat, a la que, por primera vez en la historia auton¨®mica valenciana, el presidente no acudi¨® a su propio acto con los periodistas, acaso porque esa misma ma?ana el consejero de Educaci¨®n, Alejandro Font de Mora, hab¨ªa tomado a las bravas la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua para evitar que ¨¦sta se pronunciara sobre el fastidioso nombre de la lengua. Ni siquiera recurri¨® a un subterfugio de agenda y cedi¨® a Gonz¨¢lez Pons todo el protagonismo y el marr¨®n de las explicaciones sobre el asalto. Desde entonces Camps, como Bin Laden, s¨®lo aparece en comunicados o en v¨ªdeos, como el de la entrevista de la noche de Fin de A?o emitida por Canal 9 (esa cadena tan plural que acaba de prescindir de las colaboraciones de J. J. P¨¦rez Benlloch por "morder la mano que lo alimentaba" en sus columnas de EL PA?S), y cuyo feliz discurso obvi¨® incluso el principal argumento pol¨ªtico manejado por su propio partido en este momento, que no es otro que tratar de ocultar a toda costa, aunque sea con la ro¨ªda zanahoria de la lengua, que la legislatura llega a su ecuador sin que el Consell haya concretado qu¨¦ quiere ser de mayor.