9 de enero en Palestina
El pr¨®ximo domingo, una parte de los palestinos de los territorios ocupados -el resto, mucho m¨¢s numeroso, lo har¨¢ cuando sea posible bajo la ocupaci¨®n israel¨ª- votar¨¢ al sucesor de Yasir Arafat en la presidencia de la Autoridad Palestina. El difunto y primer presidente de los territorios aut¨®nomos fue elegido en 1996, junto con un parlamento en el que su partido, Al Fatah, ten¨ªa la mayor¨ªa absoluta con algo m¨¢s de medio centenar de esca?os. As¨ª, el m¨¢s que seguro vencedor, candidato oficial y l¨ªder de la OLP, Mahmud Abbas (Abu Mazen), llegar¨¢ al poder con una confortable mayor¨ªa con la que afrontar de nuevo el proceso de paz.
Su toma de posesi¨®n apenas ser¨¢, sin embargo, el comienzo de una dif¨ªcil transici¨®n. Si gana, lo har¨¢ con el apoyo de EE UU, ante quien se ha mostrado adecuadamente prudente, pero, sobre todo, gracias a que la l¨ªnea m¨¢s radical de Al Fatah que representa Maruan Barguti, preso en una c¨¢rcel israel¨ª, ha renunciado a presentarse para no dar una raz¨®n a Israel para no negociar. El problema fundamental no es, con todo, qui¨¦n sea el futuro presidente palestino. El ¨¦xito de la propaganda israel¨ª ha sido el de convencer a medio mundo de que la paz s¨®lo depende de que el nuevo rais meta en cintura a su banda de terroristas, pero si no hay notables concesiones de Israel, habr¨¢ poco de que tratar.
Ariel Sharon, l¨ªder del Likud, acaba de formar Gobierno con el partido laborista de Sim¨®n Peres, lo que deber¨ªa facilitar la anunciada retirada de Gaza, a menos que un postrer amago de rebeli¨®n de casi un tercio de los 40 diputados derechistas fuerce las elecciones anticipadas. Lo veros¨ªmil ser¨ªa que, para hacer honor a la presencia en el Ejecutivo de un paloma oficial como Peres, se mejorara algo la que puede ser la oferta israel¨ª de partida en una posible negociaci¨®n. Pero en v¨ªsperas electorales, el terror sigue lanzando cohetes sobre territorio israel¨ª e Israel se prodiga en respuestas nada selectivas, como la que caus¨® el martes la muerte de una familia de seis miembros, entre los que hab¨ªa varios ni?os. Mahmud Abbas ha endurecido el tono y ha desenterrado la referencia al "enemigo sionista", que ha sido inmediatamente contestada por el ministro israel¨ª Ehud Olmert con la advertencia de que as¨ª no se abona el camino de la paz. Bienvenida sea una moderaci¨®n que no sobra precisamente en ambos lados, pero todo parece in¨²til salvo que la presi¨®n del presidente Bush mueva el tablero.
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