Sentido homenaje cin¨¦filo
Un chico taciturno que trabaja como vigilante nocturno del Museo del Cine en Tur¨ªn, una chica que gasta sus horas como dependienta de un miserable fast food, un ladr¨®n de coches de poca monta, una peluquera enamorada secretamente del ladronzuelo, los compinches de ¨¦ste: no se puede decir que los personajes que componen el bello tejido argumental de Dopo mezzanotte sean precisamente gente fascinante. Y, sin embargo, como cualquier hijo de vecino, tambi¨¦n tienen su historia, sus ambiciones secretas, esos enigmas personales que no se le cuentan a nadie. Y de eso va la pel¨ªcula.
Con personajes as¨ª, actores aqu¨ª desconocidos, pero no mucho m¨¢s famosos en Italia, y un amor desembozado por el cine y sus artilugios (la pel¨ªcula se dir¨ªa casi el metadiscurso para hacer comprensible el propio museo en el que ha sido rodada), Davide Ferrario, antiguo cr¨ªtico y ensayista cinematogr¨¢fico metido a director desde hace a?os (aunque aqu¨ª no nos hemos enterado hasta ahora), compone un discurso que huye, tanto como ese Buster Keaton a quien tanto se menciona a lo largo del filme, de la efusi¨®n sentimental, pero que no deja de ser una comedia rom¨¢ntica con todas las de la ley.
DOPO MEZZANOTTE
Direcci¨®n: Davide Ferrario. Int¨¦rpretes: Giorgio Pasotti, Francisca Inaudi, Fabio Troyano, Francesca Picozza, Silvio Orlando. G¨¦nero: comedia rom¨¢ntica. Italia, 2004. Duraci¨®n: 89 minutos.
Esta aparente contradicci¨®n la supera el director con una elegante elusi¨®n, un sentido del ritmo que pasa limpiamente por encima de algunas incongruencias del gui¨®n y una apuesta decidida por las historias apasionadas pero nada dulzonas. Su apuesta es por lo menos triple: por construir personajes s¨®lidos y comprensibles con muy pocos elementos, por un cine en el que la inteligencia se ponga en el lugar de la espectacularidad y por un discurso en el que las referencias cin¨¦filas sean algo m¨¢s que embobados homenajes onanistas. Tiene alguna debilidad, sobre todo en un tramo medio en el que las cosas se hacen un poco demasiado obvias; pero nadie podr¨¢ negarle su originalidad, su cari?oso y noble sentido de la referencia, su apuesta decidida por unos personajes encantadores, bien poco estereotipados.
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