De Irak a Sumatra
EE UU despliega en Indonesia la mayor operaci¨®n de emergencia desde la guerra de Vietnam
El ruido de los helic¨®pteros atruena la cubierta, mientras los ayudantes de vuelo dirigen el despegue. Los pilotos, muchos de los cuales vienen de servir en Irak, se disponen a realizar misiones de reconocimiento y transporte a lo largo de la costa oeste de Sumatra, frente a la provincia de Aceh, en Indonesia, donde la Armada de EE UU ha desplegado la mayor operaci¨®n de emergencia y salvamento desde la guerra de Vietnam, tras el maremoto del pasado 26 de diciembre, que dej¨® m¨¢s de 94.000 muertos y 400.000 desplazados en el pa¨ªs.
"Estoy acostumbrado a disparos y granadas. Esto es otra cosa", explica un sargento
"Encontramos muchos cuerpos en el mar. ?Los recoges o intentas impedir m¨¢s muertes?"
El helic¨®ptero despega bajo un cielo azul, despu¨¦s de varios d¨ªas en los que fuertes lluvias tropicales han dificultado las labores de los nav¨ªos que han enviado Washington y otros pa¨ªses como Singapur para evacuar heridos y llevar agua y alimentos a cientos de miles de v¨ªctimas de la cat¨¢strofe.
El Bonhomme Richard, un portaaviones de 250 metros de eslora, se dirige a toda m¨¢quina sobre un mar tranquilo hacia la costa de Meulaboh, una de las ciudades m¨¢s afectadas por el terremoto y el tsunami que se produjo a continuaci¨®n. En cubierta y bodega viajan una quincena de helic¨®pteros (CH-46 Seanight, MH-60 Sierra y Cobra, entre otros) y cinco Harrier de despegue vertical. En el interior se acumulan toneladas de comida (arroz, tallarines, galletas) y agua -las dos necesidades m¨¢s urgentes-, medicinas y equipos de emergencia. En la bodega inferior duermen en la oscuridad decenas de todoterrenos, veh¨ªculos de batalla y hovercrafts (barcazas impulsadas por h¨¦lice que se desplazan sobre colchones de aire y son capaces de cargar con varios veh¨ªculos y entrarlos en la playa).
El Bonhomme Richard navega acompa?ado de dos buques anfibios de desembarco que forman parte del Grupo Expedicionario de Combate n¨²mero 5, con base en San Diego (California). Un barco nodriza le suministr¨® ayer combustible en marcha. Tras culminar la operaci¨®n con ¨¦xito, los altavoces de cubierta difundieron a pleno volumen m¨²sica pop -que flot¨® sobre el mar-, como es tradici¨®n.
Seg¨²n las estimaciones, entre 20.000 y 40.000 personas han fallecido en Meulaboh, donde la situaci¨®n es muy grave y s¨®lo se puede acceder por helic¨®ptero. A otras poblaciones repartidas entre esta localidad y Banda Aceh (la capital provincial) no ha llegado a¨²n ayuda, y en algunos lugares ni siquiera se conoce la magnitud del desastre. La situaci¨®n en muchas zonas es desesperada, y m¨¢s de 50 organizaciones no gubernamentales trabajan en la provincia para responder a una tragedia que, seg¨²n Jan Egeland, coordinador de la ONU para operaciones de emergencia, podr¨ªa esconder a¨²n decenas de miles de muertos. "Hemos visto cad¨¢veres flotando en el mar", afirma al regreso de un vuelo el piloto de uno de los helic¨®pteros.
El Bonhomme Richard se dispone a realizar una misi¨®n bien diferente de la que ten¨ªa prevista. En lugar de descansar durante una semana en la isla de Guam, en el Pac¨ªfico, camino del golfo P¨¦rsico, en pocas horas tuvo que efectuar todos los preparativos y poner rumbo a Indonesia. Con un objetivo: "Evitar que se produzcan m¨¢s p¨¦rdidas de vidas y mitigar el sufrimiento de la gente", explica en el puente de mando J. Scott Jones, capit¨¢n de este portaeronaves. "Hemos encontrado muchos cuerpos flotando en el mar. Pero, ?qu¨¦ haces, detenerte y recogerlos o intentar impedir que se produzcan m¨¢s muertes? Hemos pasado la informaci¨®n sobre su localizaci¨®n a las autoridades indonesias", dice.
Este buque, el mayor de todos los de tipo anfibio de que dispone la Armada estadounidense, transporta a siete m¨¦dicos, 100 enfermeros y sanitarios, cuatro quir¨®fanos, una unidad de cuidados intensivos de 100 camas y sitio para m¨¢s de 700 hospitalizados, seg¨²n Jones. "Pero el principal problema ahora son las enfermedades que puedan surgir [entre los refugiados]. El personal m¨¦dico est¨¢ preparado para ello", dice este hombre de 48 a?os, que desde agosto pasado es el m¨¢ximo responsable de esta nave en la que viajan 1.000 marineros y oficiales y 2.000 marines. "Pero nuestra intenci¨®n es trasladar a quienes est¨¦n mal a los hospitales en tierra", se?ala.
Jones explica que el plan es establecer una base en el mar, desde la que los helic¨®pteros y los veh¨ªculos anfibios puedan operar entre Meulaboh y Banda Aceh. En esta ¨²ltima ciudad se ha concentrado el grueso de las organizaciones de ayuda internacionales, llegadas a Indonesia para hacer frente al desastre. Frente a su costa navega el portaaviones estadounidense Abraham Lincoln, que lidera otro grupo de cinco nav¨ªos. Adem¨¢s, hay otros buques en camino y en espera. La Armada estadounidense tiene en la zona cerca de 15.000 hombres, seg¨²n Jones.
El m¨¢ximo responsable del Bonhomme Richard dice que, en plena operaci¨®n, podr¨ªan efectuar hasta 250 vuelos diarios, y que su intenci¨®n es situarse lo m¨¢s cerca posible de la costa para disminuir la duraci¨®n de los trayectos. "Soy un tipo arriesgado", dice.
Mientras tanto, la maquinaria militar se prepara para una misi¨®n de la que Jones afirma que no sabe cu¨¢nto durar¨¢. Bajo cubierta, decenas de marines, en traje color arena, limpian y engrasan sus fusiles de asalto. Por los pasillos, el tr¨¢fico de hombres y mujeres (unos 200) es continuo. El ruido met¨¢lico de los cierres de las compuertas estancas, que hay que volver a cerrar cada vez que se atraviesan, se oye por todos lados. El Bonhomme Richard opera en medio de fuertes medidas de seguridad. "Desgraciadamente, tenemos que navegar listos para el combate [dada la situaci¨®n internacional]", dice el capit¨¢n.
Para estos soldados, muchos de los cuales han combatido en Irak, la operaci¨®n es muy diferente de lo que est¨¢n habituados. "Yo estoy acostumbrado a los disparos y las granadas. Esto es otra cosa. La gente piensa que est¨¢ bien porque venimos a construir, aunque otros dicen que el problema es que nos pagan menos [por no ser zona de combate]", afirma el sargento Rafael Mancilla. Un soldado cobra un salario base mensual de 1.200 d¨®lares, y un sargento, de 1.800, que se ven incrementados con otros 200 d¨®lares cuando est¨¢n en zona de guerra y 200 m¨¢s si tienen familia. Para Matthew Loper, de 20 a?os, original de Alabama, que lleva dos a?os en los marines, ¨¦sta es la primera vez que sale de Estados Unidos. "Es mejor venir aqu¨ª que ir a pegar tiros", dice.
Muchos en Indonesia, el pa¨ªs musulm¨¢n m¨¢s poblado del mundo, ven con suspicacia a Estados Unidos debido a la guerra de Irak. El maremoto ha situado los barcos de guerra norteamericanos en torno a sus costas, lo que en algunos casos ha complicado las labores humanitarias y ha retrasado el env¨ªo de los helic¨®pteros. "Hemos venido simplemente a ayudar. Esperamos que la gente aqu¨ª recuerde las cosas buenas que han hecho los pa¨ªses", dice Jones. En la cubierta, los helic¨®pteros se alinean esperando repartir la ayuda a los desplazados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.