Se podr¨ªan haber salvado vidas
La cifra de muertos causada por los catastr¨®ficos tsunamis provocados por un gigantesco maremoto ocurrido en las profundidades del oc¨¦ano ?ndico el 26 de diciembre de 2004 est¨¢ en 140.000 personas, y sigue subiendo cada hora a medida que el mar arrastra m¨¢s cad¨¢veres hacia la orilla. Mientras los familiares lloran a sus muertos, est¨¢n empezando a surgir preguntas de por qu¨¦ no se avis¨® a la poblaci¨®n para que pudiera huir r¨¢pidamente a terreno m¨¢s elevado y escapar de los muros de agua que asolaron miles de comunidades costeras de 11 pa¨ªses asi¨¢ticos. Resulta que habr¨ªa habido suficiente tiempo, pero como no hay un sistema mundial de advertencia adecuado, miles de personas han muerto innecesariamente. De acuerdo con los expertos en el tema, el maremoto, que se produjo frente a las costas de Indonesia y registr¨® una magnitud de 9,0 en la escala de Richter, fue detectado inmediatamente por las estaciones s¨ªsmicas de todo el mundo. Australia, que posee un sistema de advertencia contra tsunamis, incluso emiti¨® una alerta menos de media hora despu¨¦s de que ocurriera el se¨ªsmo. La Oficina de Naciones Unidas para la Reducci¨®n de Desastres, con sede en Ginebra, ha calculado que el tsunami necesit¨® toda una hora para alcanzar la costa de Indonesia, dos horas m¨¢s para llegar a Tailandia y Sri Lanka, y casi seis horas para llegar a ?frica.
?Qu¨¦ fall¨®, entonces? El problema, afirma John Clague, sism¨®logo de la Universidad Simon Fraser de Vancouver, Canad¨¢, es que "no hay una infraestructura para comunicarlo". Ah¨ª est¨¢ el fallo. Mientras que los pa¨ªses industrializados y las multinacionales se han preocupado por conectar distancias alejadas del planeta en una perfecta red de comunicaciones para facilitar el intercambio instant¨¢neo de informaci¨®n comercial, poco o ning¨²n esfuerzo se ha hecho para crear una infraestructura mundial de comunicaciones que advierta a millones de seres humanos de que se est¨¢n fraguando desastres naturales. Actualmente existe la tecnolog¨ªa para instalar sensores avanzados en los diferentes lugares de la Tierra y en el lecho de los grandes oc¨¦anos para detectar volcanes, terremotos, tsunamis y dem¨¢s. Y en muchas partes del mundo hay sistemas similares instalados. Lo que falta es el medio para comunicar de manera inmediata a los cientos de millones de personas que posiblemente se encuentran en su camino, que se est¨¢n forjando cat¨¢strofes naturales a gran escala. Por decirlo de forma sencilla, la mayor¨ªa de los seres humanos todav¨ªa no est¨¢n conectados a la red mundial de comunicaciones. Aunque en los pa¨ªses industrializados avanzados damos por sentada la omnipresencia de las comunicaciones electr¨®nicas, tenemos que recordar que dos de cada tres seres humanos del mundo actual no han hecho ni una sola llamada telef¨®nica. Y lo que es todav¨ªa m¨¢s revelador, una tercera parte de la raza humana no tiene acceso a la electricidad. No est¨¢n conectados. As¨ª que, aunque estamos mejorando en la detecci¨®n de cat¨¢strofes inminentes y las que se est¨¢n fraguando, no existen los medios para informar a muchos de los m¨¢s pobres del mundo del desastre inminente.
Si algo nos ense?an los tr¨¢gicos acontecimientos de la semana pasada es que el hecho de que uno est¨¦ conectado o no a alg¨²n tipo de comunicaci¨®n electr¨®nica puede determinar que viva o muera en caso de desastre natural. Responsables de Naciones Unidas han declarado que en la pr¨®xima conferencia sobre reducci¨®n de desastres que est¨¢ previsto que se celebre del 18 al 22 de enero en Kobe, Jap¨®n, podr¨ªa incluirse la creaci¨®n de un sistema de advertencia precoz para futuras cat¨¢strofes naturales como la ocurrida la pasada semana. Pero lo que probablemente no se diga o no se tenga en cuenta es c¨®mo comunicarse instant¨¢neamente con millones de personas mediante tel¨¦fono, radio, televisi¨®n o Internet, si dichas personas no tienen acceso a la electricidad. He aqu¨ª algo de lo que no hablar¨¢n los pol¨ªticos en la reuni¨®n de Kobe. Conseguir la electrificaci¨®n mundial generalizada en 2050 -un objetivo establecido por las agencias internacionales de desarrollo- supondr¨ªa llevar la electricidad a 100 nuevos millones de consumidores cada a?o, m¨¢s de dos veces y media el n¨²mero de nuevos usuarios de electricidad que hay cada a?o en la actualidad. Proporcionar a estos cien millones de nuevos usuarios un consumo de electricidad medio per c¨¢pita equivalente al disfrutado en 1950 por los consumidores estadounidenses exigir¨ªa la creaci¨®n de 10 millones de megavatios de nueva capacidad el¨¦ctrica en todo el mundo para 2050, es decir, cuatro veces el consumo actual. El Instituto Estadounidense de Investigaci¨®n de la Energ¨ªa El¨¦ctrica (EPRI) calcula que, para alcanzar este objetivo, habr¨ªa que poner en funcionamiento una nueva central el¨¦ctrica de 1.000 megavatios cada 48 horas durante los pr¨®ximos 50 a?os. Y por si esto no fuera suficientemente dif¨ªcil, el EPRI a?ade que el 50% de la nueva capacidad deber¨ªa prescindir del carb¨®n, para cumplir con las exigencias medioambientales mundiales. Para rematar la tarea har¨ªa falta dedicar entre 100.000 y 150.000 millones de d¨®lares al a?o. El Organismo Internacional de la Energ¨ªa (AIE) calcula que la generaci¨®n de nueva energ¨ªa s¨®lo en pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo necesitar¨¢ del orden de 1,7 billones de d¨®lares entre 1995 y 2020.
Proporcionar suficiente electricidad para que cada ser humano del planeta pueda conectarse a una infraestructura mundial de comunicaciones exigir¨¢ un cambio completo en nuestro r¨¦gimen energ¨¦tico mundial, para alejarnos de nuestra actual dependencia de los combustibles f¨®siles para aproximarnos a un futuro de energ¨ªa renovable proporcionada por pilas de combustible de hidr¨®geno. El hecho es que el mundo se est¨¢ quedando sin petr¨®leo y sin gas natural. Con el precio del petr¨®leo disparado hasta los 50 d¨®lares por barril en los mercados mundiales, el coste de la electricidad est¨¢ fuera del alcance de millones de personas de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. La situaci¨®n no har¨¢ sino empeorar a medida que nos acerquemos a un pico de producci¨®n mundial de petr¨®leo hacia 2010-2040.
De lo que deber¨ªamos estar hablando, entonces, es de c¨®mo movilizar los recursos del mundo para ayudar a efectuar la transici¨®n desde hace tanto tiempo necesaria hacia las formas de energ¨ªa renovables y a una econom¨ªa basada en el hidr¨®geno. A la larga, efectuar el cambio a un r¨¦gimen de energ¨ªa de hidr¨®geno es la ¨²nica forma de reducir el abismo entre los conectados y los desconectados. A medida que el precio de las pilas de combustible de hidr¨®geno y los dispositivos que las acompa?an vaya bajando gracias a las nuevas innovaciones y a la econom¨ªa de escala, estos productos estar¨¢n m¨¢s ampliamente disponibles, como sucedi¨® con los transistores, los ordenadores y los tel¨¦fonos m¨®viles. El objetivo deber¨ªa ser el de proporcionar pilas de combustible estacionarias para todos los barrios y aldeas del mundo en v¨ªas de desarrollo. Las aldeas pueden instalar tecnolog¨ªas de energ¨ªas renovables -fotovoltaica, e¨®lica, biomasa, etc¨¦tera- para producir su propia electricidad, y despu¨¦s usar dicha electricidad para separar el hidr¨®geno del agua y almacenarlo para su posterior uso en bater¨ªas. En las ¨¢reas rurales, donde no se han instalado a¨²n l¨ªneas comerciales de energ¨ªa el¨¦ctrica porque es demasiado caro, las pilas de combustible pueden por s¨ª solas proporcionar energ¨ªa de manera r¨¢pida y barata. Una vez alquiladas o compradas e instaladas suficientes bater¨ªas, se pueden conectar las minirredes de energ¨ªa de los barrios urbanos o de las aldeas rurales en redes de energ¨ªa cada vez mayores. Estas minirredes se pueden construir de manera org¨¢nica y ampliarlas a medida que se generalice el uso de la generaci¨®n distribuida.
El terrible precio en vidas humanas y el coste econ¨®mico que para la sociedad han tenido el maremoto y los tsunamis recientes deber¨ªan despertar a la humanidad. Es probable que el da?o causado por esta cat¨¢strofe natural ascienda a decenas de miles de millones de d¨®lares. Aunque parte de los da?os fueron inevitables, si los habitantes hubieran recibido una advertencia adecuada, se podr¨ªan haber reducido las p¨¦rdidas de vidas humanas y los da?os a las propiedades. Los pa¨ªses del mundo deber¨ªan empezar a aprovechar las nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y de las comunicaciones ahora disponibles, y a efectuar la transici¨®n a un r¨¦gimen de energ¨ªa de hidr¨®geno capaz de proporcionar a todos los seres humanos la electricidad y las comunicaciones que permitan avisarlos en caso de desastre natural inminente. Pienso en las terribles im¨¢genes con los cad¨¢veres de todos esos ni?os arrastrados hacia la orilla, que nunca podr¨¢n proseguir la vida a la que ten¨ªan derecho. Les debemos a todos los ni?os una mejor oportunidad de vida. Quiz¨¢ sea hora de considerar la red de comunicaciones mundial como algo m¨¢s que una simple herramienta de comercio o un medio de entretenimiento, y empezar a adecuarla para garantizar el bienestar colectivo de la raza humana. En una era en la que tantas cosas dividen a los pueblos del mundo, ampliar la red de comunicaciones mundial para incluir a todos los seres humanos de la Tierra, y darle uso como sistema de advertencia temprana para detectar y responder a los desastres naturales o causados por humanos ser¨ªa un gigantesco primer paso hacia la creaci¨®n de un v¨ªnculo com¨²n de solidaridad para la humanidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.