En memoria de Javier Cebri¨¢n

Juan Benet le llamaba cari?osamente "el montaraz" y f¨ªsicamente era, en su juventud, un mocet¨®n rubio y de ojos claros, que pudo muy bien encarnar a uno de los siete hermanos para las c¨¦lebres y trotonas siete novias. Fue el t¨ªpico representante de esa generaci¨®n que, muy tempranamente -61 o 62- milit¨® muy activamente contra el franquismo en la universidad de Madrid. Abandon¨® enseguida la carrera de Pol¨ªticas, colaborando, en el filo de los setenta, con el equipo urban¨ªstico de Mario Gaviria, el m¨¢s vanguardista de su tiempo. Pero acabar¨ªa en la pl¨¢stica. Este conquense de pura cepa, fue uno de los puntales de la prestigiosa colonia de artesanos que hicieron de Cuenca, en los setenta y ochenta, otra ciudad, movi¨¦ndose en el c¨ªrculo de Saura y Bonifacio Alonso. Se estableci¨® luego en otro pueblo de artistas, este mar¨ªtimo, donde trabaj¨® duro y bien en obra propia y serigrafiando a los mejores: Saura otra vez, Gerardo Rueda, Jos¨¦ Guerrero, tantos otros. Su sello editor, De Buena Tinta, no falt¨® nunca a la convocatoria del certamen Estampa. En la galardonada obra propia, pintura y escultura, se movi¨® entre ciertas lecturas ib¨¦ricas de Warhol, Rafael Canogar y el "arte povero". Acaba de morir, a los 60 a?os, frente al mar de Altea, el paisaje que, en su madurez, m¨¢s imant¨® a este enamorado de la vida, el mayor que yo he conocido.