Cartas en R¨ªo Piedras
Quien haya le¨ªdo Sol de medianoche hallar¨¢ en las p¨¢ginas de esta nueva novela del puertorrique?o Edgardo Rodr¨ªguez Juli¨¢ un territorio conocido. Ambientes y personajes. Ah¨ª se alza R¨ªo Piedras, la ciudad en la que naci¨® el autor en 1946, sus barrios elegantes, los modestos y los marginados, la playa, fundamental en la historia, y los rincones monta?osos con la mezcla de personajes de distintas razas, y de variados intereses y creencias. La ciudad es un laberinto y el punto de arranque de la literatura del autor. Reaparece tambi¨¦n el protagonista, una variedad de detective privado, un "facilitador", definido como "alcahuete de criminales con conciencia", y sus agregados, el perturbado Carabine, "mi secretario y consejero", y el perro Canelo. Son especialmente interesantes los pasajes en que el narrador y protagonista compara con ventaja esa extra?a familia suya con las dem¨¢s, compuestas por seres neur¨®ticos e infelices.
MUJER CON SOMBRERO PANAM?
Edgardo Rodr¨ªguez Juli¨¢
Mondadori. Barcelona, 2004
222 p¨¢ginas. 17 euros
Novela con todos los ras-gos
del g¨¦nero negro, su argumento parte como tantas veces de un encargo leve, recuperar unas cartas, y a partir de ah¨ª se ponen en movimiento unas fuerzas que arrastrar¨¢n finalmente al propio investigador y que har¨¢n aflorar la podredumbre moral y los intereses rastreros. Desde la frase inicial el protagonista queda encadenado a la mujer que le hace el encargo por tel¨¦fono ("su voz me persegu¨ªa"). Esa reiterada voz telef¨®nica por la que el detective se siente subyugado es la ¨²nica manera en que ella, la mujer fatal, se hace presente. Despu¨¦s aparecer¨¢n unas fotos (una de ellas con el sombrero Panam¨¢ del t¨ªtulo) y s¨®lo al final saldr¨¢ en persona, cuando ya sabemos muchas cosas sobre ella por referencias indirectas y su presencia s¨®lo produce en su admirador desconsuelo. Una original y atractiva manera de tratar literariamente la figura de esta mujer que "ol¨ªa a fascinaci¨®n y cat¨¢strofe". Se habla mucho de mujeres en la novela. Hay muchos comentarios casi siempre de car¨¢cter mis¨®gino, pues creo que el autor ha querido exagerar este rasgo propio del g¨¦nero. La acci¨®n es directa, los di¨¢logos de los personajes surgen r¨¢pidos como b¨®lidos y el protagonista dice frases sentenciosas como corresponde a alguien que ya sabe todo lo que hay que saber sobre la humanidad.
La novela se lee con gusto porque posee todav¨ªa otro inter¨¦s: el lenguaje. El autor maneja registros cultos y populares y re¨²ne los vocablos sonantes y variopintos del habla puertorrique?a, emplea con gracia la iron¨ªa y recurre a met¨¢foras como ¨¦sta referida a las s¨ªlabas: "Ca¨ªan sobre mi conciencia con la espesura y la brillantez de pintura derramada".
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