Vidas divergentes
"Costa Rica es pura vida", afirma desafiante Alejandro Ram¨ªrez en la cabecera de su exposici¨®n en la Casa de Am¨¦rica, y uno se siente tentado a creerle, a pesar de las noticias que llegan de los desmanes de las maras, esas pandillas juveniles que hoy libran en Centroam¨¦rica una guerra desencantada e interminable. La vitalidad seguramente es de Ram¨ªrez y de los autores de los graffiti callejeros que ¨¦l ha intervenido y luego fotografiado para mejor subrayar que la juventud marginada de la ciudad de San Jos¨¦ guarda suficientes reservas de ingenio e imaginaci¨®n como para escapar al futuro de tatuajes y pistolas ofrecidos por las maras. En esta oportunidad exhibe un v¨ªdeo que documenta c¨®mo act¨²an y se mueven esos muchachos y c¨®mo han sido incluso capaces de inventar un c¨®digo de se?ales manuales, tan eficaz por lo menos como el de los sordomudos.
ALEJANDRO RAM?REZ / CINTHYA SOTO
'Costa Rica es pura vida' / 'Interfaces'
Casa de Am¨¦rica
Paseo de Recoletos, 2. Madrid
Hasta el 23 de enero
Cinthya Soto se ha situado, por el contrario, muy lejos de ese escenario conflictivo. Ella es costarricense, como Ram¨ªrez, pero vive y trabaja en Z¨²rich, donde ha dado curso a una obra perfectamente asimilada a los c¨¢nones y los moldes centroeuropeos, hasta el punto de que es dif¨ªcil distinguirla en primera instancia de la realizada por cualquiera de los artistas suizos actuales.
Hay en ella la misma preferencia por el v¨ªdeo y la fotograf¨ªa digital y un inter¨¦s, compartido con muchas otras, por la banalidad de una vida irremediablemente domesticada. La pieza m¨¢s notable de todas las expuestas no deja ninguna duda al respecto. Es una videoinstalaci¨®n compuesta por cuatro pantallas colgadas del techo, en las que se proyectan otras tantas variaciones de una imagen rom¨¢ntica donde las haya: Hombre delante de un mar de nubes pintado por Caspar Friedrich. Quiz¨¢ tambi¨¦n sea una alegor¨ªa de la soledad en la que ahora se abisma Cinthya Soto.
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