Ese afecto escondido
La inesperada muerte de Agust¨ªn Gonz¨¢lez ha sumido en la perplejidad al mundo del cine y del teatro. Se sab¨ªa que hab¨ªa interrumpido, por problemas de salud, su participaci¨®n en Tres hombres y un destino, la obra que representaba en Madrid junto a Manuel Alexandre y Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez, dos veteranos con quienes hab¨ªa coincidido en numerosas pel¨ªculas, pero no se esperaba que su dolencia acarreara tan grave resultado.
Agust¨ªn Gonz¨¢lez era un actor fetiche para directores como Berlanga, Fern¨¢n-G¨®mez o Jos¨¦ Luis Garci, que rara vez dejaron de contar con ¨¦l en sus repartos, pero su intervenci¨®n en otras casi 200 pel¨ªculas le convirti¨® en un cl¨¢sico de nuestro cine, una de esas presencias que el espectador reconoce como si de un familiar se tratara. Interpret¨® personajes de todo tipo y condici¨®n, aunque su frecuente aspecto de hombre enfadado y grit¨®n le hac¨ªa especialmente divertido, sobre todo cuando daba vida a curas tridentinos como los de La corte de fara¨®n y La escopeta nacional -"lo que yo ato en la tierra no lo desata ni Dios en el cielo", vociferaba en esta ¨²ltima- con un humor cercano a la caricatura, despiadado y atrevido. Pero no menos eficaz era Agust¨ªn Gonz¨¢lez cuando interpretaba conmovedores personajes de signo opuesto. Basta recordarle como el templado padre de familia de Las bicicletas son para el verano, o como el Don Latino de Hispalis, de Luces de Bohemia, en ambos casos tanto en el teatro como en el cine.
Menos popular ha sido su actividad teatral aun cuando ¨¦sta fue igualmente prol¨ªfica, sobre todo en los a?os de la dictadura en que se arriesg¨® con obras de autores nuevos y pol¨ªticamente incorrectos. El teatro, donde empez¨® su carrera a los 20 a?os, pas¨® a un tercer t¨¦rmino tras el cine y la televisi¨®n, pero fue siempre su pasi¨®n secreta. Hace poco se lamentaba de no encontrar trabajo en las pel¨ªculas espa?olas de los directores m¨¢s j¨®venes -"no tengo cabida en el cine actual"-, tras haber trabajado a las ¨®rdenes de la pr¨¢ctica totalidad del censo de directores veteranos. "Por eso me refugio en el teatro. Necesito seguir trabajando para mantenerme, tanto espiritual como econ¨®micamente".
No ha sido un actor de premios. Preseleccionado en cinco ocasiones para el Goya -El poderoso influjo de la luna, de Gonz¨¢lez-Sinde; Mambr¨² se fue a la guerra, de Fern¨¢n-G¨®mez; Moros y cristianos, de Berlanga; Los peores a?os de nuestra vida, de Mart¨ªnez L¨¢zaro, y El abuelo, de Garci-, no lo logr¨® en ninguno de los casos. No se sol¨ªa quejar por ello. Aseguraba preferir el trabajo a los premios. Pero al cine espa?ol se le ha ido la ocasi¨®n de expresarle ese afecto escondido que muchos le ten¨ªan por una trayectoria tan noble.
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