"Peor que el infierno"
Amparo Ausina, primera espa?ola que acaba el 'raid', se qued¨® sin gasolina, tuvo que pasar un examen f¨ªsico tras una etapa y se sobrepuso a la muerte de El Carni
Ni las magulladuras provocadas por los numerosos costalazos, ni el deplorable estado de las articulaciones ni el agotamiento pudieron con Amparo Ausina, la motociclista alicantina que se convirti¨® ayer en la primera espa?ola en finalizar la dur¨ªsima prueba. "Esto es peor que el infierno", asegur¨® tras cruzar la meta del Dakar 2005; "parece como si la organizaci¨®n hubiera hecho un pacto con el diablo: Las condiciones climatol¨®gicas han sido terribles. Nunca imagin¨¦ algo as¨ª".
Con el cuerpo pidiendo a gritos un descanso, Ausina, de 36 a?os, ech¨® la mirada atr¨¢s, feliz, y evoc¨® su aventura por el desierto del S¨¢hara, las imponentes dunas de Mauritania y la sabana senegalesa: "Duermes muy poco, y eso, unido a los cuatro d¨ªas consecutivos con tormentas de arena, afecta much¨ªsimo. S¨®lo te empujan las ganas de llegar".
Hubo momentos muy cr¨ªticos que a punto estuvieron de echar por tierra el esfuerzo y la voluntad de hierro de Amparo. Uno fue la muerte de El Carni, el piloto ilicitano. "Fue, sin duda, el peor momento", asevera la piloto nacida en D¨¦nia (Alicante).
Otra de las situaciones dif¨ªciles se produjo en Tidjikja (Mauritania), donde lleg¨® una hora antes de que se cerrara el control. Impresionado por el aspecto de la motociclista, cansada y magullada, un comisario de la organizaci¨®n la oblig¨® a someterse a un reconocimiento m¨¦dico. "La peor media hora de mi vida", cuenta Amparo, quien tuvo que pasar adem¨¢s un test de reflejos: "Me hicieron caminar a la pata coja y en l¨ªnea recta. Me ca¨ª y tuve que repetir la prueba a la media hora. La pas¨¦ por los pelos". "Llevaba 40 horas seguidas en la moto", record¨® ayer, desde Dakar, ?lex P¨¦rez, el director t¨¦cnico del equipo Correos; "estaba sin comer, hecha polvo. Cuando los comisarios vieron la cara que ten¨ªa, dudaron de sus facultades. Hay que tener en cuenta que ella ha estado en la moto el doble de horas que los primeros clasificados, y eso duele".
En Tichit, unos d¨ªas antes, fue la moto la que a punto estuvo de arruinar la aventura de la alicantina. Sin combustible, a 40 kil¨®metros del final de la etapa, Amparo tuvo que establecer contacto con P¨¦rez, quien desde Espa?a localiz¨® a unos bereberes que conoci¨® mientras examinaba el recorrido de la prueba un tiempo antes del comienzo del raid. ?stos suministraron a Amparo la gasolina suficiente. "Eran las tres de la madrugada", relata P¨¦rez, "y el margen de maniobra era corto. Al final, tuvimos suerte". Durante la tensa espera, mientras la incertidumbre carcom¨ªa su paciencia, Amparo soport¨® incluso la insolencia de unos participantes que la adelantaron: "?Esto es para hombres!", le espetaron en espa?ol. "No sabemos de qu¨¦ pa¨ªs eran, pero s¨ª que hablaban espa?ol. De todas formas, en la meta hemos recibido el apoyo de todo el mundo", afirma P¨¦rez.
El caso es que la participaci¨®n de Ausina despert¨® cierto recelo en algunos equipos espa?oles, temerosos de que la intr¨¦pida alicantina les quitara protagonismo. "Pensaban que ven¨ªa en plan show, que no ten¨ªa opciones de terminar", asegura P¨¦rez, "pero eso fue s¨®lo al principio".
Nadie, en realidad, sab¨ªa cu¨¢l ser¨ªa la respuesta de Amparo ante los m¨²ltiples escollos que presenta la prueba. "Hasta que llegas al desierto no eres consciente de lo que te espera", explica su novio, Jos¨¦ Dom¨¦nech, quien ha participado tres veces en el Dakar; "el desierto pone a prueba tu capacidad f¨ªsica y mental. Por mucho que te entrenes, nunca sabes si podr¨¢s acabar. Mucha gente se viene abajo ante las adversidades. Amparo, no. Ella se ha crecido. Era un reto personal y lo ha conseguido". Fue Dom¨¦nech quien contagi¨® a Amparo su afici¨®n a las motos. "Son tal para cual", dice Antonia, la hermana de la alicantina.
Dom¨¦nech, veterano, aconsej¨® a su compa?era sentimental que engordase los d¨ªas antes de la carrera: "Era mi ¨²nica man¨ªa, que cogiese unos kilos, porque s¨¦ que durante la carrera se pierde bastante peso". Amparo, que mide 1,64 metros y pesa 52 kilos, ha adelgazado cuatro.
El empe?o en finalizar el Dakar de Amparo ha mantenido a su familia en vilo. "Lo hemos pasado realmente mal", cuenta Antonia; "se nos ha hecho eterno. Pero, por otra parte, tambi¨¦n ha sido una satisfacci¨®n enorme".
Amparo, un manojo de nervios con "mucha fuerza de voluntad", ha sido campeona de Europa de descenso en bicicleta, una modalidad extrema de ciclismo. Junto a su novio posee una tienda de bicicletas en D¨¦nia. La aventura africana de esta motorista dianense concluir¨¢ hoy en un juzgado de Dakar, donde tiene previsto casarse con su novio. "Era un promesa y hay que cumplirla", confiesa.
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