Un hospital en el desierto
Beatriz Relinque dirige La Fraternidad, un centro construido en Mauritania con donativos de espa?oles
Qu¨¦ hace una m¨¦dico espa?ola, funcionaria de prisiones, en un oasis perdido en pleno desierto del S¨¢hara? Chinguetti, a pesar de ser una peque?a localidad de Mauritania ba?ada por aguas subterr¨¢neas puras, vive sumida en la miseria y la pobreza. Pero a su bella mezquita, sus valiosas bibliotecas con manuscritos de los siglos IX y X y sus hermos¨ªsimas dunas, por las que fue declarada ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996, se le suma desde hace poco m¨¢s de un a?o lo que los propios habitantes de Chinguetti consideran su cuarta maravilla: el hospital La Fraternidad, construido gracias a la solidaridad y entrega de un grupo de espa?oles. Su directora y alma m¨¢ter es Beatriz Relinque (Madrid, 1957), m¨¦dico funcionaria de prisiones en excedencia que durante unos meses ha dejado su trabajo, su familia y todas las comodidades y gratificaciones de su entorno vital en Murcia "para intentar hacer realidad un sue?o en un marco duro y hostil".
"En Chinguetti se asume con normalidad el riesgo de muerte por enfermedad de los ni?os menores de cinco a?os"
"Nuestros pacientes est¨¢n fascinados porque duermen en camas, con s¨¢banas limpias, y se les da de comer en el centro"
"?ste es un pa¨ªs, que no est¨¢ acostumbrado a dar asistencia sanitaria. Es muy frecuente, por ejemplo, que si una mujer embarazada o un ni?o peque?o se mueren, lo justifiquen con que Al¨¢ as¨ª lo ha dispuesto. De hecho, en Chinguetti se asume con normalidad el riesgo de muerte por enfermedad en los menores de cinco a?os", explica Beatriz Relinque, que ha viajado a Espa?a a pasar las vacaciones navide?as.
La gesti¨®n del hospital La Fraternidad est¨¢ a cargo de la Fundaci¨®n Chinguetti, cuyo director y promotor del proyecto es el empresario murciano Alfonso Torres. En 2009 pasar¨¢ a manos de las autoridades mauritanas y hasta entonces se habr¨¢n invertido en torno a un mill¨®n de euros en su construcci¨®n, puesta en marcha y mantenimiento. Todo ello, procedente de donaciones y aportaciones altruistas de empresas y particulares espa?oles.
El recinto hospitalario cuenta con cuatro habitaciones dobles para adultos y una sala infantil con seis camas. Dispone tambi¨¦n de una sala de rayos X, otra de ecograf¨ªa y otra de partos, as¨ª como de un peque?o quir¨®fano de cirug¨ªa menor de bajo riesgo, una farmacia y un centro de nutrici¨®n infantil en el que cada d¨ªa se distribuyen 300 raciones de papillas. Se apoya con una ambulancia, que, en caso de necesidad, traslada a los enfermos al hospital de referencia de Atar, situado a 90 kil¨®metros, o al de Nuakchot, a casi 600.
Chinguetti cuenta con un generador de electricidad que funciona tres horas al d¨ªa. La Fraternidad tiene el suyo propio para situaciones de emergencia. El abastecimiento de agua es complicado por las deficiencias en las canalizaciones. Seg¨²n Beatriz, un d¨ªa lleg¨® un paciente, quemado en el 90% de la superficie corporal y, al no haber agua, "hubo que gastar todos los litros de suero disponibles para poder lavarle y practicarle las primeras curas".
Ahora ha empezado a colaborar en esta iniciativa la Fundaci¨®n Comitas, perteneciente a una empresa espa?ola de telemedicina, que ha puesto a disposici¨®n del hospital su infraestructura. "Por el momento, disponemos de un equipo t¨¦cnico, que se ir¨¢ ampliando, que nos permitir¨¢ contar con la asistencia especializada de los m¨¦dicos de 16 hospitales espa?oles integrados en la red de telemedicina TM64. Se trata del mismo sistema empleado por los hospitales militares que el Ej¨¦rcito espa?ol ha desplegado en misiones humanitarias como las de Kosovo, Afganist¨¢n e Irak. Apoyados por un sistema de videoconferencia por v¨ªa sat¨¦lite, podremos realizar interconsultas en tiempo real sobre un amplio abanico de especialidades y patolog¨ªas", se?ala Relinque.
La primera experiencia de estas caracter¨ªsticas se realiz¨® el pasado 3 de noviembre con el hospital Cl¨ªnico San Carlos de Madrid. Est¨¢ previsto fijar una periodicidad, que en principio ser¨¢ mensual y luego semanal, para desarrollar este tipo de sesiones. En estos momentos Beatriz cuenta con la ayuda de un m¨¦dico mauritano, dos enfermeros, auxiliares y una cocinera. "Nuestros pacientes", relata, "est¨¢n fascinados porque duermen en camas, con s¨¢banas limpias, y se les da de comer en el centro. Ellos est¨¢n acostumbrados, como en todo el pa¨ªs, a dormir con sus propias ropas sobre camastros y a comer lo que les llevan familiares y amigos. Sus costumbres son muy diferentes de las muestras y, seg¨²n sus creencias, su religi¨®n musulmana les protege. No hay inter¨¦s en consultar los problemas de salud y s¨®lo acuden a pedir ayuda cuando se encuentran en p¨¦simas condiciones. Esto ocurre especialmente durante el embarazo y el parto".
Las causas m¨¢s frecuentes de consulta en Chinguetti son los dolores musculares, los cuadros dermatol¨®gicos, las infecciones digestivas y los problemas respiratorios. Tambi¨¦n son comunes los procesos oft¨¢lmicos, producidos por la arena del desierto, as¨ª como todos los derivados de la falta de higiene y de la malnutrici¨®n. Precisamente, se?ala Relinque, ¨¦stas son dos importantes causas del elevado ¨ªndice de tuberculosis que hay en el pa¨ªs. Las autoridades mauritanas acaban de homologar La Fraternidad como centro de referencia dentro del plan nacional para combatir la tuberculosis.
En Mauritania no existe un sistema universal de sanidad p¨²blica, ya que el objetivo del Gobierno es que el sistema sanitario de autofinancie. Por ello, La Fraternidad est¨¢ obligado a cobrar las misma tarifas que rigen para el dispensario de salud del pueblo: 20 ouguiyas por consulta (un euro equivale a 220 ouguiyas). Tampoco los medicamentos son gratuitos y se venden seg¨²n los precios establecidos por el Ministerio de Sanidad mauritano. Como no hay universidad en ninguna regi¨®n del pa¨ªs, los m¨¦dicos mauritanos tienen que formarse fuera y la mayor¨ªa de ellos prefiere no volver a su pa¨ªs a ejercer la medicina.
Aunque a Beatriz Relinque le quedan todav¨ªa unos meses de estancia en Chinguetti, ha empezado a colocar el cartel de "Se necesita un nuevo capit¨¢n". Su marido y sus dos hijos, de 19 y 16 a?os, la reclaman y piensan que es la hora del relevo. "Necesitamos un nuevo director para el hospital: un m¨¦dico con ilusi¨®n y esp¨ªritu de sacrificio y con ganas de hacer muchas cosas, porque aqu¨ª, a pesar de las limitaciones, podemos hacer much¨ªsimo por estas gentes, de las que el 60% son adultos y el 40% ni?os", dice casi en tono de s¨²plica.
Esta localidad, cuya poblaci¨®n oscila de 3.000 a 6.000 habitantes, seg¨²n la ¨¦poca del a?o y de la recogida del d¨¢til, es la s¨¦ptima Ciudad Santa del Islam y La Puerta del Desierto. Seg¨²n la Organizaci¨®n de Naciones Unidas (ONU), en Mauritania el 60% de las personas viven por debajo del umbral de pobreza y el 63% no tienen acceso al agua potable. Su esperanza de vida es de 53,9 a?os, con una mortalidad infantil del 12% y una dotaci¨®n de un m¨¦dico por cada 10.000 habitantes.
"Una de nuestras labores es la educaci¨®n sanitaria en todo acto y momento. Tenemos que acabar con esa resignaci¨®n mal entendida de que ni?os y j¨®venes tienen que morir por patolog¨ªas que son totalmente tratables", aclara la directora del hospital La Fraternidad. El tel¨¦fono y la web de la Fundaci¨®n Chinguetti son: 968 13 76 45 y www.fundacionchinguetti.com.
![Beatriz Relinque, durante su estancia navide?a en Espa?a.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2GWJMKQJ5YFEC3ZKUKTGLHBFZQ.jpg?auth=b1c683ddc82961d6fe71d1cb0396d1e147837ac0e92c00ca78b1f92731cda2ee&width=414)
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