Una ciudad sin problemas
Si los concejales alicantinos no tienen asuntos que tratar, me parece muy bien que no se re¨²nan. Ser¨ªa una p¨¦rdida de tiempo que unas personas a las que suponemos tan ocupadas se reunieran por obligaci¨®n y pasaran la tarde cont¨¢ndose chascarrillos. Ahora, me resulta extra?o que, en una ciudad de 300.000 habitantes, no surjan problemas que deba discutir el Gobierno municipal. Pero, por lo visto, no hay temas que abordar en el Ayuntamiento de Alicante. Al menos, as¨ª se lo comunic¨® el otro d¨ªa el portavoz municipal al jefe de la oposici¨®n y acordaron suspender el pleno previsto para enero, que no se celebrar¨¢.
Hace poco, escuch¨¦ al alcalde de la ciudad quejarse del escaso dinero que recib¨ªa del Gobierno de la naci¨®n. Ante la reclamaci¨®n de D¨ªaz, pens¨¦ que ¨¦ste guardaba grandes proyectos que, en un momento u otro, presentar¨ªa a la opini¨®n p¨²blica, y para los que iba a necesitar el dinero que reclamaba. Pero ahora veo que la carpeta de las ideas municipales est¨¢ vac¨ªa, sin que pueda encontrarse en ella una sola iniciativa. En estas condiciones, es dif¨ªcil imaginar para qu¨¦ precisa m¨¢s dinero el alcalde. Si no se tienen proyectos de futuro, si no existen problemas urgentes que abordar, uno dir¨ªa que el presupuesto actual debe ser suficiente. Al menos, esa idea transmite la generosidad con la que Luis D¨ªaz subi¨® el sueldo recientemente a los miembros del gobierno municipal.
Ante la falta de pulso que muestra de la vida municipal, podr¨ªa pensarse que el Ayuntamiento de Alicante est¨¢ paralizado. Nada m¨¢s lejos de la realidad. La actividad que en ¨¦l se registra es considerable, aunque se trata de una actividad de car¨¢cter exclusivamente pol¨ªtico. De hecho, la pasada semana se produjo una inesperada revoluci¨®n en el equipo de gobierno por la que varios concejales fueron relegados, mientras otros recib¨ªan nuevas competencias, o ve¨ªan aumentadas las que ya pose¨ªan. Esta peque?a revoluci¨®n de palacio, la aprovech¨® Luis D¨ªaz para dar un toque de atenci¨®n a sus oponentes. Y, cuando hablo de oponentes, no me refiero a los socialistas, ni a Izquierda Unida, con los que el alcalde no suele discutir, sino a los partidarios de Eduardo Zaplana y Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll.
Y, esos cambios de competencias, ?cree usted que traer¨¢n alg¨²n beneficio para la ciudad? Ser¨ªa ingenuo pensar que estas medidas las ha tomado Luis D¨ªaz pensando en la ciudad. No es Alicante una cuesti¨®n que preocupe en exceso al alcalde. D¨ªaz ha tratado de solucionar un problema que le afectaba, y que le originaba evidentes molestias. No es D¨ªaz un hombre al que le agraden las molestias; al contrario, por su car¨¢cter, le ha gustado gobernar con desahogo. Y para gobernar con desahogo es para lo que ha dado un golpe de autoridad. Alperi no estaba dispuesto a que los concejales zaplanistas se le subieran a las barbas como hac¨ªan, cada vez con m¨¢s frecuencia, durante los ¨²ltimos meses.
Realizados los cambios, se ha apresurado a advertir a los partidarios de Zaplana que retirar¨¢ las competencias a quien le falte el respeto. Y no hace falta decir que, con las competencias, va el sueldo detr¨¢s. Ahora, D¨ªaz no debe de andar muy seguro de sus fuerzas cuando ha dado el escarmiento en las espaldas de los concejales m¨¢s d¨¦biles del grupo popular.
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