El 'negro' y el holand¨¦s
Desde que en octubre de 2000 el c¨¦lebre negro de Banyoles fue enterrado con todos los honores en un parque de Gaborone, la capital de Botsuana, se apag¨® la pol¨¦mica suscitada por la exhibici¨®n de su cuerpo disecado en el Museo Darder de Banyoles. Para algunos, aquella ceremonia puso el punto final a un triste destino y por fin el negro estaba donde ten¨ªa que estar, enterrado en tierra africana; para la gente de Banyoles, sin embargo, el negro no ten¨ªa que haberse marchado nunca, ya que en ning¨²n lugar estar¨ªa mejor que en el Museo Darder. Son dos puntos de vista radicalmente opuestos, y me temo que irreconciliables, alrededor de una pol¨¦mica que ya es cosa del pasado... O que por lo menos deber¨ªa serlo, aunque, sin que se sepa muy bien c¨®mo, el negro se las arregla peri¨®dicamente para volver a ser noticia. El pasado mes de abril, Jacinto Ant¨®n publicaba en EL PA?S nuevas e interesantes revelaciones sobre el bechuana y, m¨¢s recientemente, en Holanda, el escritor Frank Westerman lo ha puesto de nuevo de actualidad por medio de su libro El Negro en ik (El 'negro' y yo), que se ha convertido en un ¨¦xito de ventas.
El 'negro de Banyoles' sigue siendo noticia. Ahora un periodista holand¨¦s ha escrito un libro sobre la extra?a peripecia del bechuana
Frank Westerman, nacido en 1964, es un escritor holand¨¦s varias veces premiado que pronto publicar¨¢ este a?o en Espa?a, concretamente en Siruela, Ingenieros del alma, libro que escribi¨® durante los cinco a?os que vivi¨® en Mosc¨² como corresponsal de prensa. El libro, centrado en la tr¨¢gica vida de Konstantin Paustovski, emprende un viaje entre el pasado y el presente para relatar el ambiente de aquellos tiempos en los que los escritores sintonizaban con el esp¨ªritu de la Revoluci¨®n Sovi¨¦tica y elogiaban la construcci¨®n de canales y presas en libros a los que pon¨ªan t¨ªtulos como Energ¨ªa o La central hidrol¨¦ctrica. El contraste con la desilusi¨®n posterior es uno de los ejes de este libro, que ya ha sido traducido a varias lenguas. El 'negro' y yo, que participa tambi¨¦n de este contraste entre pasado y presente, aparecer¨¢ pronto en franc¨¦s y en alem¨¢n, despu¨¦s de su ¨¦xito en Holanda, y es probable que se traduzca tambi¨¦n al italiano, al ingl¨¦s y al espa?ol.
El 'negro' y yo es a la vez un libro de viajes y un reportaje que incita a la reflexi¨®n sobre temas como la raza, la cultura y la identidad. Desde el principio del libro, el negro de Banyoles aparece como principal hilo conductor. Estamos en 1983 y el autor, entonces con s¨®lo 19 a?os y en su primer a?o de Universidad, viaja por Espa?a en autoestop en compa?¨ªa de un amigo. La verdad es que piensa ir a Figueres para ver el Museo Dal¨ª, pero por un azar de la vida el conductor que se ofrece a llevarles -un barbudo vulcan¨®logo llamado Ricardo- les deja en Banyoles. Ricardo les habla durante el viaje de la zona volc¨¢nica de la Garrotxa y de la persecuci¨®n que el catal¨¢n sufri¨® en tiempos de Franco y les recomienda que visiten el Museo Darder. Tras pasar la noche en la pensi¨®n Comas de Banyoles, ambos amigos se acercan al museo por curiosidad y se quedan asombrados ante la exhibici¨®n del negro.
Westerman escribe en su libro: "All¨ª estaba: el negro de Banyoles disecado, con una lanza en la mano derecha y un escudo en la izquierda. En actitud alerta y ligeramente inclinado hacia adelante, con los hombros levantados, medio desnudo, con una decoraci¨®n de rafia y un burdo taparrabos color naranja. Su piel era de un color negro inhumano. Nunca he conocido a nadie con ese color de piel, ni tampoco tan peque?o y escu¨¢lido. El negro era un macho adulto, en los huesos, que apenas me llegaba hasta el codo. Estaba de pie sobre una tarima, dentro de una jaula de cristal. Una placa atornillada en la base dec¨ªa: 'Bosquimano del Kalahari".
A partir de este primer encuentro, Westerman reconstruye la trayectoria del negro de Banyoles, desde que fue cazado en el sur de ?frica, hacia 1830, hasta su traslado al Museo Darder, donde permaneci¨® expuesto entre 1916 y 1997. Westerman relata su captura por los naturalistas franceses Verreaux y las operaciones comerciales posteriores que lo llevaron a la Exposici¨®n Universal de Barcelona de 1888, al Gran Caf¨¦ Novedades y a la colecci¨®n de Darder. El discreto anonimato en el que se mov¨ªa el bechuana experiment¨® un cambi¨® radical cuando estall¨® la pol¨¦mica que desemboc¨®, en el a?o 2000, en su traslado definitivo a Botsuana.
Westerman termina su libro reportaje con un viaje a Botsuana que le permite conocer el pa¨ªs de donde proced¨ªa el famoso negro. "Estuve en Botsuana, en la tumba del negro, en abril de 2004", ha explicado por e-mail. "El lugar parec¨ªa totalmente abandonado. La cadena que une los 12 postes que rodean la tumba hab¨ªa desaparecido y en la hierba que crec¨ªa alrededor unos ni?os jugaban a f¨²tbol. Puedo asegurar que es un triste panorama".
Mientras tanto, en Banyoles, siguen adelante las obras del nuevo Museo Darder, pactadas hace a?os con el Ministerio de Cultura a cambio de la entrega del pol¨¦mico bechuana. El edificio ser¨¢ mucho m¨¢s moderno y sin duda mucho m¨¢s bonito, pero los habitantes de Banyoles menean la cabeza en se?al de desaprobaci¨®n y comentan que ya no ser¨¢ lo mismo sin el negro.
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