Auschwitz
La petici¨®n hecha a la fiscal¨ªa rusa por veinte diputados, entre ellos varios comunistas, para que prohiba las organizaciones hebreas en base a argumentos tan ex¨®ticos como que la religi¨®n jud¨ªa es anticristiana y misantr¨®pica, y que incluso llega a realizar asesinatos rituales de ni?os para beberse su sangre, pone de relieve hasta qu¨¦ punto los ingredientes que sustanciaron la mayor zona cero de la humanidad (Auschwitz) contin¨²an dispersos en la atm¨®sfera, a la espera de que cualquier desbarajuste social propicie a otro carnicero voraz que las aglutine bajo su cuchilla y vuelva a saciar su impaciencia de carne picada. Detr¨¢s de la exquisita Europa de chocolater¨ªas y tranv¨ªas gratis, todav¨ªa bufa el resuello de ese monstruo, que mordi¨® despu¨¦s de muerto a los cad¨¢veres vivientes que surgieron de esta atrocidad con la constataci¨®n de que esta tierra los rechazaba y aqu¨ª no hab¨ªa sitio para ellos, lo que fue determinante para que muchos jud¨ªos convirtieran la melancol¨ªa metaf¨ªsica del sionismo en una necesidad que algunos finos analistas sit¨²an, quiz¨¢ con m¨¢s sentimiento primario que rigor, en el epicentro de todos los males actuales. Pero la mala conciencia de Auschwitz tambi¨¦n sirvi¨® para abonar la semilla de la unificaci¨®n y la refundaci¨®n de la misma Europa que ahora ha decidido conmemorar de forma oficial todos los a?os la liberaci¨®n de esa factor¨ªa de la muerte surgida del lado oscuro de sus entra?as para que el recuerdo y la pedagog¨ªa constante prevengan cualquier r¨¦plica. Hace apenas sesenta a?os Europa era un matadero y hoy se ha convertido en una pasteler¨ªa. ?sa tambi¨¦n ha sido una gran lecci¨®n que llena de esperanza otros procesos muy podridos y asociados, por su secuencia cronol¨®gica, con el fin de la Segunda Guerra Mundial. Europa sucumbi¨® en su propio cataclismo y ahora es percibida por todos los desheredados del mundo como el para¨ªso al que tratan de llegar atra¨ªdos por su goloso perfume de reposter¨ªa, pero debajo del disfraz de pastelero todav¨ªa hay camuflados muchos matarifes reprimidos que los perciben como ganado y afilan el cuchillo para cuando llegue el momento de entrar otra vez al deg¨¹ello.
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