El maestro asi¨¢tico de los negocios
El ¨¦xito en la vida depende de la combinaci¨®n de diferentes factores, pero el m¨¢s cr¨ªtico es la habilidad para aprovechar una oportunidad cuando se presenta y aplicar el conocimiento que uno ha desarrollado previamente". Li Ka-shing, uno de los hombres m¨¢s poderosos de Asia, pronunci¨® esta frase hace dos a?os durante un discurso titulado El poder del malva, en referencia a la curiosidad y el esp¨ªritu emprendedor de William Henry Perkin, el descubridor en 1856 de la anilina, el agente colorante que abri¨® la puerta a los tintes sint¨¦ticos. Li asegura que el triunfo de este qu¨ªmico brit¨¢nico no fue resultado de la pura casualidad, sino del "agudo poder de observaci¨®n, del voraz apetito de conocimiento, de una tenaz determinaci¨®n por el ¨¦xito y de una confianza en s¨ª mismo capaz de desafiar cualquier pron¨®stico".
Para Li, el secreto para ganar dinero se reduce a identificar un negocio rentable, invertir en ¨¦l y venderlo cuando se encuentra en lo m¨¢s alto
?Hablaba Li Ka-shing en su alocuci¨®n del descubridor europeo o se estaba mirando en el espejo? Es probable que se trate m¨¢s bien de lo segundo. Pero sea como fuere, la m¨¢xima encaja perfectamente en la larga trayectoria de este maestro asi¨¢tico de los negocios, uno de cuyos ¨²ltimos pasos ha sido el proyecto anunciado el pasado d¨ªa 14 de comprar Marionnaud, la mayor cadena de distribuci¨®n de perfumer¨ªa y cosm¨¦ticos francesa.
La operaci¨®n -valorada en 900 millones de euros- no s¨®lo le permitir¨¢ entrar con pie de gigante en el reino del glamour franc¨¦s, donde sus tiendas de productos para la belleza, Watson, estaban ausentes hasta ahora, sino que le convierte en el due?o de la mayor red de perfumer¨ªas del mundo y da un nuevo impulso a la estrategia internacional de Cheung Kong, el grupo que fund¨® hace medio siglo, y que hoy posee intereses en 42 pa¨ªses y emplea a 180.000 personas.
?Qui¨¦n hab¨ªa o¨ªdo hablar en Europa de Li Ka-shing?; ?qui¨¦n sab¨ªa de este magnate, propietario de Hutchison Whampoa, compa?¨ªa que transform¨® en la mayor operadora de puertos mar¨ªtimos del mundo? Nadie, salvo un pu?ado de habituales del continente asi¨¢tico y, claro, sus competidores.
Conocido como Superman -por su extraordinaria capacidad para encadenar uno tras otro negocios de ¨¦xito-, como M¨ªster Dinero o tambi¨¦n como El Gran Hermano Li, se dice de este hombre, de 76 a?os, amante de los trajes oscuros y del pa?uelo en el bolsillo de la chaqueta, que es el chino m¨¢s pudiente del planeta, la persona m¨¢s rica de Asia oriental, y, por supuesto, el m¨¢s acaudalado de los ciudadanos de Hong Kong, donde ha labrado su fortuna. Hasta tal punto que el dicho asegura que en la efervescente ex colonia brit¨¢nica no se mueve un d¨®lar sin que M¨ªster Dinero se lleve su parte.
Su imperio abarca desde el inmobiliario hasta las telecomunicaciones, pasando por la construcci¨®n, la producci¨®n de electricidad, la biotecnolog¨ªa, el petr¨®leo, la aviaci¨®n (controla Air Canada), los medios de comunicaci¨®n o la hosteler¨ªa. S¨®lo en la ex colonia tiene 10 compa?¨ªas cotizadas, con una capitalizaci¨®n burs¨¢til de unos 675 millones de d¨®lares de Hong Kong (66 millones de euros).
Pero, ?c¨®mo ha llegado Li Ka-shing hasta aqu¨ª? Suele asegurar que el camino no ha sido f¨¢cil, que para lograrlo ha tenido que trabajar duro y sufrir. Li naci¨® en 1928 en Chaozhou, en la provincia china costera de Guangdong, de donde su familia emigr¨® a Hong Kong, en 1940, huyendo de la guerra chino-japonesa. All¨ª muri¨® su padre, en 1943, aquejado de tuberculosis. La enfermedad oblig¨® al a¨²n ni?o a dejar la escuela para hacerse cargo de su madre, su hermana y su hermano menor. A los 12 a?os trabajaba 16 horas al d¨ªa. Vend¨ªa correas de reloj y flores de pl¨¢stico. A los 17 fue nombrado responsable de ventas, y dos a?os despu¨¦s era director general. Li afirma que supli¨® la falta de una educaci¨®n formal comprando libros de segunda mano cada vez que pod¨ªa ahorrar dinero, que cambiaba por otros cuando los hab¨ªa devorado. Dice que sigue leyendo cada noche antes de dormir.
De aquellos a?os, recuerda, seg¨²n recoge la p¨¢gina web de su fundaci¨®n, "la tristeza de la infancia perdida en la confusi¨®n de la guerra", "la soledad de la pobreza" y "la desesperaci¨®n de la b¨²squeda del primer empleo a los 12 a?os"; pero, tambi¨¦n, "la alegr¨ªa de la primera paga o el entusiasmo por el logro del primer trato".
En 1950, Li Ka-shing cre¨® su propia empresa, Cheung Kong (en referencia al r¨ªo Yangts¨¦, el m¨¢s largo de China), con la que hizo fortuna vendiendo flores de pl¨¢stico, que exportaba a Estados Unidos. Hab¨ªa comenzado su carrera en los negocios. Ocho a?os despu¨¦s dio el salto al sector inmobiliario. Para entonces, a los 30 a?os de edad, se hab¨ªa hecho con un nombre como empresario de ¨¦xito.
Cuando en medio de la Revoluci¨®n Cultural, que rasg¨® el continente, muchos propietarios se deshicieron de sus inmuebles en la entonces colonia, Li aprovech¨® la ocasi¨®n para comprar y naveg¨® sobre la ola de especulaci¨®n que se produjo en el sector a?os despu¨¦s.
Fue en aquella ¨¦poca tambi¨¦n, en 1979, cuando se hizo a buen precio con Hutchison Whampoa, una empresa fundada en 1928, que se erigir¨ªa con los a?os en el buque insignia del grupo, y en concesionaria de algunos de los principales puertos del mundo, como Rotterdam, Panam¨¢ o el propio Hong Kong. Li se convirti¨® as¨ª en el primer empresario chino que adquir¨ªa un hong, t¨¦rmino con el que se conoc¨ªa a las sociedades de comercio coloniales, y penetr¨® en el santuario de los negocios brit¨¢nico.
Una de las operaciones m¨¢s lucrativas de este emprendedor con aspecto de banquero -que asegura que "el ¨²nico ritmo que bate el mundo es el del cambio"- fue la creaci¨®n del operador de telefon¨ªa m¨®vil Orange, en el Reino Unido, y su venta al grupo Mannesmann, que despu¨¦s lo ceder¨ªa a France T¨¦l¨¦com. Para Li, el secreto para ganar dinero se reduce a identificar un negocio rentable, invertir en ¨¦l y venderlo cuando se encuentra en lo m¨¢s alto.
Afirman sus cr¨ªticos que sus numerosos proyectos en China continental y Hong Kong se han beneficiado de sus contactos con las altas esferas pol¨ªticas, en particular con el anterior presidente chino, Jiang Zemin, con quien comparte el mismo estilo de gafas. De Li Ka-shing es el proyecto del centro comercial de lujo m¨¢s caro de Pek¨ªn, Oriental Plaza, situado a pocos cientos de metros de la plaza de Tiananmen. Li, popular fil¨¢ntropo, ha financiado la Universidad china de Shantou, cerca de su ciudad natal, y numerosos proyectos educativos y sanitarios. Porque, seg¨²n explic¨® en una ocasi¨®n en una entrevista, no puede olvidar que su padre falleci¨® cuando su familia no pod¨ªa hacer frente a los gastos m¨¦dicos. Li Ka-shing es viudo. Oficialmente, su mujer muri¨® de enfermedad, aunque algunos medios en Hong Kong defienden que se suicid¨®, debido a la vida privada de su marido.
Con el reloj adelantado
LA PRENSA ASI?TICA asegura que Li utiliz¨® sus relaciones con Pek¨ªn despu¨¦s de que uno de sus dos hijos fuera secuestrado en 1996 por un g¨¢nster de Hong Kong. Tras pagar un rescate de 1.000 millones de d¨®lares locales (98 millones de euros), su hijo fue liberado. El g¨¢nster fue detenido en China continental y ejecutado. En la ex colonia, habr¨ªa sido condenado a cadena perpetua. Tambi¨¦n ha sido objeto de informaciones sobre sus posibles relaciones con las tr¨ªadas de Hong Kong o con el espionaje chino. Y en Washington, algunos miembros del Congreso han llegado a decir que sus relaciones con Pek¨ªn convert¨ªan su titularidad de los dos puertos en los extremos del canal de Panam¨¢ en un riesgo para la seguridad de Estados Unidos.
Li, hombre de perfil bajo y gustos sencillos, defiende que algunos de los mayores placeres de la vida son leer un buen libro o hablar con los amigos, y que su t¨¦cnica de direcci¨®n pasa por la integraci¨®n de la fluidez del pensamiento filos¨®fico chino y los m¨¦todos de gesti¨®n occidentales. Y dice que le gusta pensar para estar preparado. Quiz¨¢ por ello, lleva el reloj adelantado 20 minutos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.