El plan
Algunos expertos en constituciones aseguran que el plan Ibarretxe no est¨¢ tan lejos de la actual Constituci¨®n Espa?ola como el histerismo pol¨ªtico y medi¨¢tico da a entender y a influir. Otros, tambi¨¦n expertos, afirman lo contrario: el tan tra¨ªdo y llevado plan (seguramente nunca mejor dicho), es inviable. Equivale a una reforma de la CE. Los expertos tampoco parecen ponerse de acuerdo en cu¨¢les son los puntos que deben considerarse contrarios a la CE y cu¨¢les no. Cu¨¢les exigen una profunda reforma y cu¨¢les un suave retoque. Los inexpertos, sin se?alar nunca puntos concretos de un plan que no se sabe si conocen y entienden, en su mayor¨ªa s¨ª que est¨¢n de acuerdo: no cabe en la Constituci¨®n y adem¨¢s es ilegal y adem¨¢s se carga la unidad de Espa?a. Quienes s¨ª deben saber, no coinciden en las consecuencias econ¨®micas que tendr¨ªa para Euskadi una situaci¨®n de estado asociado o independiente. Para algunos especialistas se puede esperar un mayor bienestar y prosperidad para los ciudadanos, como ocurre en los actuales pa¨ªses peque?os europeos, no todos interesados en pertenecer a la UE. Unos entendidos opinan que Euskadi quedar¨ªa fuera de Europa. Otros piensan que, en cualquier caso, la pertenencia o no a la Uni¨®n, a la larga depender¨ªa del desarrollo de la pol¨ªtica democr¨¢tica en Euskadi respecto al de Europa, situaci¨®n nada dif¨ªcil de superar. Ser¨ªa inconcebible rechazar un pa¨ªs europeo, avanzado y democr¨¢tico. Ciertamente, otros expertos vaticinan una especie de caos econ¨®mico. Aqu¨ª, los inexpertos suelen coincidir: la nueva situaci¨®n, sin la protecci¨®n y el amparo del Estado grande y ¨²nico, significar¨ªa la ruina y el empobrecimiento de la poblaci¨®n. Los motivos de desacuerdo se extienden a la idea de soberan¨ªa. Unos enterados afirman que la cesi¨®n de soberan¨ªa a Europa es mucho m¨¢s sustancial que la hipot¨¦tica soberan¨ªa compartida que, al parecer contiene la propuesta de Ibarretxe. Otros, tambi¨¦n enterados, consideran que el plan es el primer paso hacia la independencia, no s¨®lo respecto a Espa?a sino tambi¨¦n a Europa. Ignorantes y sabios, por m¨¢s celosos y exigentes que sean respecto a la integridad de nuestro unitario Estado, no parecen cuestionar la cesi¨®n de soberan¨ªa que comporta la aceptaci¨®n de la Constituci¨®n europea. En realidad, a una gran mayor¨ªa, en el tema europeo, le tiene sin cuidado la soberan¨ªa.
Motivo de enconada discordia es si el plan significa una buena herramienta para la paz o m¨¢s bien dar¨ªa alas al terrorismo. Unos buscan mecanismos pol¨ªticos para acabar con la violencia y otros esperan la derrota definitiva de ETA. Lo de si el proyecto es legal o ilegal tambi¨¦n se presta a gran confusi¨®n y grandes confrontaciones entre especialistas. Los legos en materia jur¨ªdica lo tienen claro: los promotores deber¨ªan estar en la c¨¢rcel. Al menos, esa parece ser su conclusi¨®n despu¨¦s de ponerles a caldo en sus comentarios. Sin entrar en aspectos jur¨ªdicos, por no tener tampoco ni nociones, hay algo que me resulta parad¨®jico: si un se?or tiene y difunde ideas republicanas, independentistas o libertarias pac¨ªficamente, es un se?or legal y constitucional. Si dise?a un proyecto pol¨ªtico que responda a esas ideas y lo presenta pac¨ªficamente a las Cortes siguiendo los tr¨¢mites correspondientes se convierte en un se?or ilegal y ni siquiera se admite la discusi¨®n de su propuesta por no ser constitucional. Por surrealista que sea en la actualidad una situaci¨®n semejante y escasos mis conocimientos, no deja de parecerme enga?osa una Constituci¨®n que permite todas las ideas, siempre que permanezcan en el ¨¢mbito del pensamiento (cosa imposible de evitar) o de su mera expresi¨®n, pero que sean inalcanzables, y que si se plasman en proyectos concretos se conviertan en impracticables, situ¨¢ndose fuera de la legalidad. Supongo que se trata de una bobada jur¨ªdica debida a mi ignorancia, pero no lo entiendo. Deber¨ªa explic¨¢rsenos mejor a los ciudadanos poco preparados. En todo caso, las discrepancias, m¨¢s bien especulativas, reflejan unas contradicciones que habr¨ªa que resolver como la democracia manda: mediante el debate pol¨ªtico y parlamentario, con sus rectificaciones, enmiendas, rechazos y votaciones. Resulta bastante absurdo que los portavoces acepten el debate y que el pleno anuncie su bloqueo. Por otra parte, el l¨ªo de las opiniones encontradas tiene que ver fundamentalmente con la idea del Estado y quiz¨¢ podr¨ªa resumirse en la defensa a ultranza de la unidad de Espa?a o en el modo y manera de configurar esa unidad en los tiempos que corren. Es este el problema que, en definitiva, constituye el origen de la controversia y de las opiniones que suscita el plan Ibarretxe. M¨¢s o menos viscerales o razonables, dependiendo en buena parte de qu¨¦ nacionalismo procedan.
Doro Balaguer es escritor.
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