Tristeza y bostezos en Soria

Todo fue bastante triste. Desde la figura de los dos delanteros del Numancia, Miguel y Rafa, publicitados como muy grandes y a la vez habilidosos y, efectivamente, grand¨ªsimos -ambos rozan los dos metros de estatura- pero, al menos ayer, no demasiado habilidosos, hasta los pelotazos de Leo Franco, o Luccin, o Colsa, o casi cualquiera del Atl¨¦tico para entrar en calor. O el interrogante de Salva. O las gradas semivac¨ªas del estadio. O la simetr¨ªa de los dos equipos, emboscados contra un enemigo imaginario, resguardados por sendas l¨ªneas de cinco defensores. O el resultado: sin goles. Incluso el ¨¢rbitro, sin una tarjeta que ense?ar.

Un entrenador, muy dados ellos a los eufemismos, calificar¨ªa el encuentro de duelo muy din¨¢mico, intenso, y de pelea constante. O sea, malo mal¨ªsimo. Una aburrida competici¨®n de pelotazos y rechaces, de segundas jugadas de patio de colegio, de regates perdidos en el limbo, de piernas golpeando el aire, fr¨ªo, muy fr¨ªo, de Los Pajaritos. Sirva de muestra que la mejor ocasi¨®n rojiblanca en el primer tiempo fue un bal¨®n suelto que rebot¨® en la cabeza de Salva mientras el delantero miraba al tendido. Tambi¨¦n un disparo flojo de Antonio L¨®pez. Y eso que Ibagaza recuper¨® su sitio en la media punta.

El Numancia, en vista de que no era el d¨ªa de sus dos gigantes, tir¨® de estrategia y del motorcillo revolucionado de Tevenet y la clase destilada gota a gota de Merino. Poca cosa que se tradujo en varios remates fallidos de Rafa, Miguel y el propio Tevenet. Rafa se qued¨® solo en el minuto 34 y resolvi¨® la jugada soltando el bal¨®n en horizontal, ya en el ¨¢rea peque?a, en direcci¨®n paralela a la l¨ªnea de gol y con destino a nadie. En el segundo tiempo estrell¨® un bal¨®n raso en el palo con Leo Franco ya vencido.

Salva es m¨¢s bajito. Pero, ayer, igual de inoperante o m¨¢s. El ariete volvi¨® a firmar otro partido para el olvido: no toc¨® la pelota excepto sin querer, cuando el bal¨®n se cruzaba con ¨¦l por casualidad.

El Atl¨¦tico, que jug¨® mal el primer tiempo, empeor¨® en el segundo. Consecuentemente, el Numancia, el colista de la Liga, mejor¨®. El equipo soriano presion¨® con tino y el madrile?o desapareci¨®. La pareja formada por Colsa y Luccin fue engullida por Palacios y Tevenet. Tambi¨¦n influy¨® que el que la teor¨ªa dicte que los laterales largos cuando uno ataca se convierten en centrocampistas no siempre se cumple: ni Antonio L¨®pez, ni, sobre todo, Molinero, fueron nunca una referencia ofensiva en las bandas.

El uruguayo Richard N¨²?ez sustituy¨® a Molinero. Y Ferrando renunci¨® a la defensa de cinco. Situ¨® a Perea de lateral diestro, a Ibagaza en la derecha y al refuerzo invernal de interior zurdo. Una reestructuraci¨®n que dur¨® menos de diez minutos por la lesi¨®n de Garc¨ªa Calvo, que tuvo que ser sustituido por Velasco. La remodelaci¨®n, en cualquier caso, se mantuvo al dejar la defensa en cuatro. Y sus resultados fueron escasos, pero le sirvi¨® al Atl¨¦tico para quitarse un poco de encima al Numancia.