El futuro de Valencia
No parece que el de Barcelona sea hoy d¨ªa el mejor ejemplo, tras el socav¨®n producido por las obras del metro en el barrio del Carmel. Pero la capital catalana sigue siendo, sin embargo, un modelo a imitar en planificaci¨®n urbana a largo plazo. Antes de girar hacia la izquierda o hacia la derecha -es una met¨¢fora-, los estrategas municipales eval¨²an la evoluci¨®n demogr¨¢fica, la movilidad urbana, la necesidad de nuevas estructuras -ampliaci¨®n del aeropuerto, enlaces ferroviarios, cinturones de ronda,...- y luego obran en consecuencia. Por eso, grandes acontecimientos como los Juegos Ol¨ªmpicos del 92, o eventos m¨¢s modestos como el F¨®rum de les Cultures, se insertan en proyectos urban¨ªsticos de m¨¢s largo alcance.
A otra escala es lo que hace Bilbao, donde el Museo Guggenheim ha supuesto, entre otras cosas, una genial coartada para la regeneraci¨®n de la degradada zona de Abando-Ybarra y la recuperaci¨®n de la r¨ªa del Nervi¨®n para el paisaje urbano.
Ahora nos tocar¨ªa a nosotros, con una Copa Am¨¦rica que ha hecho ya su primera incursi¨®n en aguas de Valencia y cuya eclosi¨®n -2007- est¨¢ a la vuelta de la esquina. Sorprendentemente para algunos, a¨²n no queda clara la magnitud del proyecto, ni la integraci¨®n de los diferentes elementos urbanos afectados ni, lo que es peor, la financiaci¨®n de todo el proceso.
Justo lo contrario que sucede con la candidatura ol¨ªmpica de Madrid, de la que el presidente Rodr¨ªguez Zapatero ha venido a decir que "por falta de dinero no va a quedar". Las dificultades para que la capital de Espa?a consiga los juegos del 2012 son otras: pol¨ªticas (Londres y Par¨ªs gozan de buenos apoyos internacionales), log¨ªsticas (limitada oferta hotelera y preocupaci¨®n por el tema de seguridad), de oportunidad (otra ciudad espa?ola, Barcelona, consigui¨® los Juegos s¨®lo 20 a?os antes) y, finalmente, falta de un padrino todopoderoso como Juan Antonio Samaranch, quien condujo ineluctablemente los Juegos del 92 a celebrarse en su ciudad natal.
Parad¨®jicamente, una eventual e indeseada descabalgadura ol¨ªmpica de la capital podr¨ªa dejar a Valencia como ¨²nico escaparate urbano espa?ol, como alternativa a ese referente internacional que pretende hacer de Madrid Rodr¨ªguez Zapatero, quien, como todo el mundo recuerda, se olvid¨® de la America's Cup cuando su discurso de investidura.
No es casual que, para cubrirse de un resultado negativo en sus aspiraciones ol¨ªmpicas, el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, haya elegido estas fechas para pedir una Ley de R¨¦gimen Especial de la Ciudad de Madrid, a la que se opon¨ªa cuando, siendo ¨¦l presidente de la Comunidad, insinuaba algo de eso su predecesor en la alcald¨ªa, el bueno de Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano. La propuesta planteada no s¨®lo conlleva asumir competencias en infraestructuras, seguridad ciudadana y telecomunicaciones, sino percibir -a fin de financiarlas- el 10 por ciento del IRPF, el 30 por ciento del IVA y otro 20 por ciento de impuestos especiales.
Eso es algo que ya le gustar¨ªa, ya, a Rita Barber¨¢, quien cuando era presidenta de la Federaci¨®n Espa?ola de Municipios y Provincias encabez¨® sin ¨¦xito la reivindicaci¨®n de m¨¢s poder municipal, de transferencias hacia los ayuntamientos de recursos del Estado y de las Autonom¨ªas en lo que se denomin¨® enf¨¢tica e in¨²tilmente segunda transici¨®n.
A falta de esos caudales y de una cooperaci¨®n entusiasta del ministro Jordi Sevilla, la alcaldesa de Valencia ha pretendido un endeudamiento municipal por encima del m¨¢ximo permisible, en esa pol¨ªtica centrifugadora del gasto p¨²blico en la que compiten todas nuestras Administraciones, en un ejercicio pr¨¢ctico de aquel viejo aforismo de "el que venga detr¨¢s, que arree". Pues no. La obligaci¨®n de saneamiento municipal cuando se exceda del 110 por ciento de endeudamiento la estableci¨® siendo ministro de Econom¨ªa Rodrigo Rato y la exigi¨® con rigor ejemplar a consistorios del PP, como el de Salamanca. Lo mismo ha hecho ahora el PSOE con ayuntamientos de su cuerda, como el de Gandia, con lo que Rita Barber¨¢ se ha quedado sin argumentos.
?ste es el panorama, lleno de variables, que amenaza el desarrollo de nuestro cap i casal ante una oportunidad ¨²nica e irrepetible. Ni tenemos claras las obras de la Copa Am¨¦rica, ni su financiaci¨®n, ni el entorno urbano -?torres de Calatrava?, ?proyecto de Nouvel?, ?otras variables?- en el que insertar¨¢n. O empezamos ya a proyectar el futuro con mirada de largo alcance o, una vez m¨¢s, nos quedaremos para vestir santos.
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