G & G
Los dos asuntos m¨¢s interesantes e internacionales que tenemos por aqu¨ª son la Iglesia cat¨®lica romana y Gibraltar, la fe tradicional y la energ¨ªa at¨®mica como dinamizador patri¨®tico. Son man¨ªas recurrentes, intermitentes, persistentes, dos claves de la cultura local: Gibraltar y la Iglesia cat¨®lica, dos tostones. Lo cat¨®lico provoca ¨²ltimamente un inter¨¦s m¨¢s bien casero, de telerrealidad ¨ªntima. En Guarrom¨¢n, entre Bail¨¦n y La Carolina, muy cerca ya de Despe?aperros, un hombre que convive con otro hombre, despu¨¦s de celebrar con ¨¦l una boda simb¨®lica e inscribirse en la lista municipal de parejas, fue a la parroquia y, durante la misa del domingo, sufri¨® la humillaci¨®n de que el sacerdote le negara la Eucarist¨ªa. El fiel dununci¨® al p¨¢rroco ante el juez de La Carolina.
Tienen su melodrama las interioridades de una fe, con sus dogmas y su liturgia y sus reglamentos, que, me figuro, los pastores y el reba?o comparten. Miembros todos del mismo club, alguna vez se les plantear¨¢n problemas de interpretaci¨®n de la doctrina, pero resulta estramb¨®tico que acudan a un juzgado de guardia a dirimir sus diferencias de hermen¨¦utica religiosa. Y estramb¨®ticos e incomprensibles me parecen los no cat¨®licos que se escandalizan por disquisiciones sobre sacramentos que les son voluntariamente ajenos, incluso como concepto. Est¨¢ bien que los ciudadanos en general se preocupen por la financiaci¨®n estatal de las Iglesias, la desigualdad y discriminaci¨®n comparativa entre religiones, o el af¨¢n de convertir una religi¨®n en ley del Estado, impulso frecuente en cat¨®licos, musulmanes y jud¨ªos ortodoxos. Pero las pol¨¦micas ¨ªntimo-teol¨®gicas entre cat¨®licos son asuntos internos del catolicismo, y la novedad es que un fiel de Guarrom¨¢n lleve al juzgado un problema eucar¨ªstico.
Sale uno de la parroquia y aparece en Gibraltar, adonde ha llegado un nuevo submarino at¨®mico, el Sceptre, viej¨ªsimo, achacoso, enfermizo desde su botadura y otra vez roto, con un ¨²nico punto de gloria en su expediente: el choque en 1981 contra un submarino sovi¨¦tico, un iceberg, seg¨²n la versi¨®n difundida en su momento. La mentira figura entre las t¨¢cticas militares. Despu¨¦s de una vida de goteras y reparaciones, el Sceptre oficia de mensajero: viene a recordarnos que el Pe?¨®n es una famosa base militar brit¨¢nica. As¨ª que los servicios secretos de Espa?a investigan p¨²blicamente el alcance de la ¨²ltima aver¨ªa de la nave, mientras la Armada y el Consejo de Seguridad Nuclear de Espa?a miden la radioactividad en Algeciras. El mundo es amplio y redondo: el Sceptre zarp¨® de Escocia, rumbo al Golfo P¨¦rsico, y recal¨® en Gibraltar, base militar brit¨¢nica, tomada militarmente hace 300 a?os para que un d¨ªa pudiera acoger al Sceptre.
Gibraltar es un enclave militar, estrat¨¦gico. El resto es pura distracci¨®n verbal: los llamamientos a la opini¨®n y determinaci¨®n de los gibraltare?os sobre su futuro respecto al Reino Unido y Espa?a son, en el fondo, tan anecd¨®ticos como la opini¨®n y determinaci¨®n de la Junta andaluza, que, en un ejercicio de delirio destinado al p¨²blico, exige inspeccionar los barcos que atraquen en la base conquistada por Gran Breta?a, pa¨ªs amigo en la OTAN y hermano en la Uni¨®n Europea.
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