M¨¢s sobre la comunidad nacional vasca
No quer¨ªa volver al art¨ªculo que escrib¨ª en este diario el pasado 31 de diciembre, La comunidad nacional. M¨¢s rigor y menos confusi¨®n, pero un esclarecedor art¨ªculo posterior de Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Soroa, Euskadi no es una comunidad nacional, me obliga hacerlo. Agradezco la menci¨®n: "Jos¨¦ Luis Lizundia, con mucha raz¨®n, mencionaba hace d¨ªas la progenie austromarxista del concepto de comunidad nacional, que fue acu?ado por Karl Rennerr, el socialista que lleg¨® a presidente de Austria", dec¨ªa Ruiz Soroa, si bien, luego a?ad¨ªa que, "sin embargo, Lizundia no aclaraba en d¨®nde radicaba la especificidad del concepto". Le quisiera aclarar al se?or Ruiz Soroa que no me considero un experto en la materia, pero algo he le¨ªdo sobre esta cuesti¨®n, as¨ª como sobre textos constitucionales y estatutarios, adem¨¢s de las historias europea, espa?ola y vasca, de los siglos XIX y XX.
Reitero mi identificaci¨®n con las tesis de Castelao, que no confund¨ªa Castilla con Espa?a
Yo no mencion¨¦ en ning¨²n momento al dictador Franco -que no s¨®lo "nacionalista espa?ol autoritario"- como demonizador del concepto comunidad nacional, sino que me refer¨ªa a las descalificaciones sectarias hechas, provenientes "de ideolog¨ªas totalitarias, falangista-jonsistas o comunista-estalinistas", lo cual no es lo mismo. Y mencionaba en concreto a Primo de Rivera, Ledesma Ramos y On¨¦simo Redondo, y calificaba a este ¨²ltimo de "nacionalismo pancastellanista", y no "espa?olista", que no ser¨ªa lo mismo. Allende o aquende el Ebro, me parece bien que cualquiera sea espa?olista y/o vasquista. No s¨¦, si, veladamente me alude como "nacionalista irredento", en cuyo caso se confunde lamentablemente. Si me hubiera le¨ªdo hace casi treinta a?os sabr¨ªa que ya entonces manifest¨¦ mi posici¨®n cr¨ªtica a las tesis de ambos extremos nacionalistas que vienen a sostener que en Euskadi hay dos comunidades.
Si tuviera tiempo y espacio me explayar¨ªa m¨¢s sobre las teor¨ªas de Renner, Bauer y Kautsky -Ruiz Soroa no menciona a los dos ¨²ltimos, para m¨ª tambi¨¦n importantes para entender el dichoso concepto-. Tambi¨¦n sobre la compleja situaci¨®n nacionalitaria del Imperio o Reino de Austria-Hungr¨ªa y, finalmente, de manera comparada, salvando todas las distancias, del Reino de Espa?a. Mencionaba a este respecto a un pol¨ªtico y ensayista republicano Rodr¨ªguez Castelao, que, perseguido por su paisano dictador, tuvo que morir en el exilio. Har¨ªa m¨ªos casi todas sus tesis, aunque aqu¨ª me tenga que limitar a repetir: "Si hubiese le¨ªdo el pensamiento pol¨ªtico del galleguista Castelao, hubiera contado con ¨¦l cuatro naciones, la gallega, la vasca, la catalana y la castellana. Castelao no confund¨ªa Castilla con Espa?a, y sab¨ªa distinguir las nacionalidades, de las regiones o de los reinos. Esa confusi¨®n conceptual vuelve a renacer y su mezcla con las 17 comunidades aut¨®nomas es otra historia interesada, interesada en agitar los miedos de una improbable quiebra de la unidad del Estado...".
Estoy de acuerdo con Ruiz Soroa en que el Estado, la comunidad aut¨®noma, la regi¨®n, son conceptos de ¨ªndole territorial, pero ?acaso no es partidario del Estatuto de Autonom¨ªa de Gernika, que en su art¨ªculo 1? proclama que "como expresi¨®n de su nacionalidad (...) se constituye en Comunidad Aut¨®noma dentro del Estado espa?ol bajo la denominaci¨®n de Euskadi o Pa¨ªs Vasco, de acuerdo con la Constituci¨®n y con el presente Estatuto" y elude dicha expresi¨®n? Particip¨¦ en su redacci¨®n, aunque como suplente, estoy orgulloso de ello y sigo siendo partidario. Por otra parte, ¨²ltimamente veo con preocupaci¨®n posturas preconstitucionales, que ignoran el art¨ªculo 2? de la Carta Magna "(...) el derecho de las nacionalidades y regiones que la integran (...)", retornando o acerc¨¢ndose al anterior r¨¦gimen. Se puede comprobar que el t¨¦rmino nacionalidad -sin¨®nimo en cierta forma del de comunidad nacional- s¨®lo se asign¨®, en primer lugar, por leyes org¨¢nicas de las Cortes Generales a Euskadi, Catalu?a y Galicia.
Y mencionando Galicia, a algunos que hablan de "identitarismos" ajenos, les recomendar¨ªa la lectura de la ponencia A journey through galician onomastics, de Ant¨®n Santamarina, presidente de la Comisi¨®n de Onom¨¢stica de la Real Academia Galega, le¨ªda en el XX Congreso Internacional de Ciencias Onom¨¢sticas (ICOS) en septiembre de 1999 en la Universidad de Santiago de Compostela. Los oyentes pudimos escuchar la labor desidentitaria castellanizante por la cual much¨ªsimos gallegos apellidados Outeiro o Ribeira, pasaron, por obra y gracia de los escribanos de la corona castellana o de los registradores eclesi¨¢sticos a su servicio, a llamarse Otero o Ribera. Afortundamente, en Espa?a no funcion¨® con efectividad el Estado como en el imperio zarista, donde un decreto sistem¨¢tico rusific¨® todos los nombres de familia ucranianas ya que, al ser tanto all¨¢, el ucraniano y el ruso, como ac¨¢ el gallego y el castellano idiomas parecidos, era relativamente f¨¢cil. No es casualidad que en Ucrania se salvaran de la desidentitarizaci¨®n rusificadora las regiones occidentales que estaban en la ¨®rbita austroh¨²ngara o polaca. Aqu¨ª, con lenguas tan diferentes, la castellanizaci¨®n hubieran sido harto dif¨ªcultosa, pues de lo contrario, en lugar de Lizundia o Ruiz Soroa, seg¨²n nuestro propio sistema onom¨¢stico, nos hubieran registrado como Verdoyal o Ruiz Labrant¨ªo.
Finalmente, le hubiera agradecido una explicaci¨®n m¨¢s di¨¢fana de lo que afirma sobre el tratamiento del euskera en nuestro texto estatutario. En lo de los "valores superiores de libertad, igualdad y solidaridad", de acuerdo.
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