EE UU como motor del cambio
Dicen que el Ej¨¦rcito de Israel es el que m¨¢s bajas sufre entre sus cuadros de mando porque, en las operaciones militares, sus oficiales ordenan avanzar a sus soldados al grito de "?S¨ªganme!", en lugar del tradicional "?Adelante!" utilizado por otras fuerzas armadas. Sutilezas diplom¨¢ticas y lindezas de lenguaje aparte, eso es exactamente lo que hizo Condoleezza Rice el pasado martes en su conferencia en Par¨ªs ante pol¨ªticos, diplom¨¢ticos y acad¨¦micos congregados en el dif¨ªcil foro del Instituto de Estudios Pol¨ªticos para escuchar a la flamante secretaria de Estado definir los objetivos de la pol¨ªtica exterior estadounidense para los pr¨®ximos cuatro a?os. El mensaje fue de una claridad meridiana. Estados Unidos pretende seguir actuando como motor del cambio hist¨®rico, utilizando su poder, "el poder de las ideas, no de la fuerza", para extender la libertad y la democracia en el mundo, primero en Oriente Medio y, despu¨¦s, en los pa¨ªses calificados por el presidente George W. Bush en su discurso inaugural como "bastiones de la tiran¨ªa".
Rice pidi¨® la ayuda de los aliados europeos para los fines de Washington, pero dej¨® claro que Estados Unidos est¨¢ decidido a dar la batalla, solo o acompa?ado, como lo hizo en el pasado siglo para derrotar al militarismo, al fascismo y al comunismo. La frase fue rotunda. "Tenemos que tratar con el mundo tal y como es, pero no tenemos que aceptar al mundo tal y como es. ?Imag¨ªnense c¨®mo estar¨ªamos ahora si los fundadores de la libertad francesa y de la libertad americana se hubieran contentado con el mundo tal y como era entonces!". Las dificultades son tremendas, y los peligros acechan a la vuelta de cada esquina. La antigua decana de Stanford as¨ª lo reconoci¨®, pero record¨® que la situaci¨®n en Europa inmediatamente despu¨¦s de la II Guerra Mundial era infinitamente peor que la actual del mundo. El Viejo Continente estaba arruinado y partido en dos; en Alemania coleteaban los ¨²ltimos focos de terrorismo nazi (algo que muchos olvidan al hablar de Irak); Turqu¨ªa y Grecia estaban sumidas en una guerra civil alimentada por la Uni¨®n Sovi¨¦tica; el Gobierno democr¨¢tico de Checoslovaquia era derrocado en 1948 por un golpe de Estado comunista, el mismo a?o comenzaba el bloqueo de Berl¨ªn. ?Para qu¨¦ seguir? S¨®lo los que consideran m¨¢s c¨®modo olvidar, porque as¨ª sirven mejor a sus intereses miopes o a sus quim¨¦ricas ilusiones de grandeza, olvidan. La realidad es que, pese a los reprobables Guant¨¢namo y Abu Ghraib de turno, a los apoyos coyunturales a repulsivas dictaduras militares, producto de la guerra fr¨ªa, la extensi¨®n de los ideales de democracia y libertad en el mundo desde finales de la II Guerra Mundial no hubiera sido posible sin la contribuci¨®n decisiva, material y humana, del pueblo estadounidense.
Interesadamente, se acusa muchas veces a Estados Unidos de maximalismo y unilateralismo. Naturalmente que las Administraciones estadounidenses atienden primero a sus intereses nacionales. ?Faltar¨ªa m¨¢s! Pero, sin remontarnos nada m¨¢s que a los ¨²ltimos 20 a?os, sin las decisiones personales de Ronald Reagan, Bush padre y Bill Clinton, la URSS seguir¨ªa existiendo, la reunificaci¨®n alemana no se habr¨ªa consumado, el genocidio en los Balcanes hubiera seguido su curso, y la Gran Serbia de Milosevic ser¨ªa hoy una realidad. Como recordaba recientemente en The New York Times el profesor de diplomacia de la Universidad de Columbia y ex embajador extraordinario de Clinton en la entonces Uni¨®n Sovi¨¦tica Stephen Sestanovich, todos los l¨ªderes europeos de la d¨¦cada de los ochenta, evidentemente con la excepci¨®n de Helmut Kohl, se opon¨ªan a la reunificaci¨®n alemana hasta el punto de que Fran?ois Mitterand advirti¨® a Bush padre de que conducir¨ªa a una nueva guerra europea.
?Es nueva la oratoria sobre libertad y democracia de la actual Administraci¨®n? Tan nueva que se remonta a la Declaraci¨®n de Independencia de 1776. "Que todos los hombres son creados iguales, que han sido dotados por su Creador con ciertos derechos inalienables, entre los que se encuentran la vida, la LIBERTAD y la b¨²squeda de la felicidad... y que los justos poderes de los gobiernos se basan en el consentimiento de los gobernados". Cuando, incre¨ªblemente, Napole¨®n vendi¨® la Luisiana a Thomas Jefferson, la oposici¨®n acus¨® al tercer presidente estadounidense de querer fundar un imperio. "An empire of freedom (un imperio de libertad)", dijo Jefferson.
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