El sol del gal¨¢ctico
La canci¨®n de Jaume Sisa Qualsevol nit pot sortir el sol cumple 30 a?os. Cuando fue incluida en el disco del mismo nombre, cuya carpeta dise?¨® Claret Serrahima, comprob¨¦ que a muchas chicas de mi entorno les encantaba. Eso me oblig¨® a aprender los acordes y a mostrarme entusiasmado cada vez que ellas deseaban cantarla y yo intentaba ganarme su admiraci¨®n acompa?¨¢ndolas con la guitarra, instrumento oficial de la ¨¦poca. Aquella retah¨ªla de personajes organizados en una an¨¢rquica fiesta, sin embargo, se hac¨ªa un poco larga, pero del roce nace el cari?o y de tanto tararearla se convirti¨® en alternativa psicod¨¦lica a los himnos del momento. Pasaron los a?os. Sisa cambi¨® de identidad y el sol sigui¨® sin salir, por m¨¢s que se le retara a aparecer en et¨ªlicas ceremonias.
Se suele decir que las canciones tienen vida propia. En el caso de Qualsevol nit pot sortir el sol es un hecho objetivo. La ¨²ltima vez que fue noticia: cuando se tradujo a varios idiomas para ser interpretada en la ceremonia de clausura del F¨®rum (?se acuerdan de aquel fiasco?). Teniendo en cuenta que Monterrey ser¨¢ la pr¨®xima sede del invento, las autoridades pensaron en adaptar la canci¨®n a la realidad mexicana, para celebrar el relevo con la presencia de la bolerista Eugenia Le¨®n. Para ello solicitaron los servicios de Jordi Soler, escritor mexicano-catal¨¢n. Soler se reuni¨® con Sisa y la agregada cultural del consulado. As¨ª recuerda la reuni¨®n: "Nos entregamos a la tarea de integrar, un poco a martillazos, a estos personajes del imaginario mexicano pop: sustituimos a la Bruixa Maduixa (?) por su par la Bruja Escaldufa, a (creo que) Do?a Urraca por Do?a Blanca y tambi¨¦n pusimos (aunque no recuerdo sustituyendo a qui¨¦n, pero seguro al caganer) a Tin-Tan (genial c¨®mico pachuco), a Cachirulo (un c¨®mico infantil, que ahora que lo pienso bien debi¨® de ser maric¨®n) y a Viruta y Capulina (dos c¨®micos lamentables, pero que coincid¨ªan bien con las s¨ªlabas y el fraseo, que era lo que m¨¢s preocupaba a Sisa, que iba midiendo y canturreando cada vez con m¨¢s volumen, al grado de que el c¨®nsul entr¨® intempestivamente a la oficina para ver qu¨¦ cojones suced¨ªa). La sesi¨®n habr¨¢ durado una hora y media; yo esperaba encontrarme con el joven gre?udo de mall¨®n azul que hab¨ªa visto en el DVD del festival de Canet Rock y me top¨¦ con un se?or serio y sin pelo".
Si la canci¨®n triunfa en Monterrey, no descarten que prosiga la cadena de adaptaciones. Y que si el F¨®rum se traslada a, pongamos, Adelaida, incluya referentes abor¨ªgenes que, sumados a los sedimentos catalanes, espa?oles y mexicanos, ir¨¢n ampliando la fiesta iniciada por un gal¨¢ctico (de cuando la galaxia no era una gran superficie madridista, sino un chiringuito para minorias desconcertadas y hippiosas). Le perd¨ª la pista a la canci¨®n durante a?os, pero la recuper¨¦ el 7 de enero de 2004. Ese d¨ªa fue enterrado Pere Gavald¨¤, una persona extraordinaria, generosa y gal¨¢ctica. Durante el funeral, en lugar de masticar l¨²gubres f¨®rmulas de compromiso, se cant¨® Qualsevol nit pot sortir el sol. Y el sol sali¨®. Entonces me di cuenta de la dimensi¨®n que puede tener una canci¨®n. Sobre todo cuando te arrastra con su esp¨ªritu original y le suma las interpretaciones de los que, por motivos tan opuestos como la alegr¨ªa o el dolor, la estrategia seductora o la oficialidad cultural, la han cantado. Soplemos, pues, las velas de este pastel de aniversario deseando larga vida a los que est¨¢n y a los que ya no est¨¢n y que, como el noct¨¢mbulo sol de Sisa, reaparecen en forma de ausencia cada vez que suena.
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