Ranieri, contra las cuerdas
Mestalla abronca al entrenador del Valencia, que ofrece otro p¨¦simo partido y pierde ante un intermitente Deportivo
Fr¨ªo y desenganchado, Mestalla observ¨® una vez m¨¢s el deprimente gui?apo en que se ha convertido el campe¨®n. En ocho meses, Ranieri ha destrozado un equipo que caus¨® admiraci¨®n en Europa el curso pasado. Lo ha vapuleado desde todos los ¨¢ngulos posibles: el f¨ªsico, el t¨¢ctico, el t¨¦cnico... el an¨ªmico. Lo ha reducido a escombros. Ayer dio la en¨¦sima prueba y Mestalla se dio por enterado. Ya no le r¨ªe las gracias al t¨¦cnico italiano, sino que pide su cabeza. M¨¢s all¨¢ de los resultados, el Valencia ha ido dejando el rastro de un hilo muy baboso que ha sido finalmente interiorizado por todos: los jugadores, la hinchada y hasta los rivales. El Deportivo, sin ir m¨¢s lejos, machacado en la ida de Riazor cuando el Valencia se dejaba llevar por la inercia y por la maravillosa zurda de Vicente. Y que ayer sali¨® de su letargo para recuperar un pedazo del prestigio perdido. No mucho, porque se desvaneci¨® tras el descanso aunque, eso s¨ª, sac¨® lustre a la brillantez de dos de sus hombres: Trist¨¢n, en un soberbio pase de tac¨®n, y V¨ªctor, fulminante en el disparo del gol definitivo.
VALENCIA 1 - DEPORTIVO 2
Valencia: Palop; Carboni, Caneira, Marchena, Moretti (Xisco, m. 78); Rufete (Aimar, m. 69), Albelda, Baraja, Fabio Aurelio; Corradi (Mista, m. 46) y Di Vaio.
Deportivo: Mun¨²a; Manuel Pablo, Andrade, Coloccini, Romero; Sergio, Duscher; Scaloni (V¨ªctor, m. 68), Valer¨®n, Luque (Munitis, m. 61); y Trist¨¢n (Capdevila, m. 87).
Goles: 0-1. M. 44. Disparo de Scaloni que golpea en Albelda y bate a Palop. 1-1. M. 51. Centro de Rufete, Mista no remata y Di Vaio fusila a Mun¨²a. 1-2. M. 73. Taconazo de Trist¨¢n a V¨ªctor, que rompe el fuera de juego y marca de tiro cruzado.
?rbitro: Undiano Mallenco. Amonest¨® a Marchena, Munitis, Capdevila y Romero.
Unos 35.000 espectadores en Mestalla. Se guard¨® un minuto de silencio por las 18 v¨ªctimas del albergue de La Todolella.
El anfitri¨®n le dio el bal¨®n, el campo y las ocasiones de gol. As¨ª que el Depor se decidi¨® a convertir alguna de ellas. Primero fue Scaloni, que arranc¨® desde su propio campo y descubri¨® una autopista inesperada. Intolerable para un conjunto, el de Ranieri, que acumula a toda su gente por detr¨¢s de la pelota. Lo que demuestra otra vez la m¨¢xima: no defiende mejor quien m¨¢s defensores acumula. Avanz¨® Scaloni sin que nadie le cazara y su disparo, rebotado en el desesperado Albelda, que lleg¨® tarde, se elev¨® por encima de Palop. El portero valenciano disfrut¨® de su primera titularidad en mucho tiempo y sus defensas lo comprometieron gravemente con pases hacia atr¨¢s con pinta de asesinos.
No es que el Depor lo hubiera bordado y el aire sombr¨ªo de Valer¨®n evidencia el desgaste que sufre este equipo. Se ha vuelto muy vulnerable. Y de ah¨ª el fichaje invernal de Coloccini, para tapar agujeros como el que destap¨® su compa?ero Andrade tras un centro desde la derecha de Rufete. La pifia en el despeje del portugu¨¦s la agradeci¨® Di Vaio, tras el descanso, para marcar su octavo tanto y meter al Valencia en el encuentro.
Ranieri ha desterrado del Valencia el f¨²tbol en el centro del campo. No existe. S¨®lo juega uno de sus centrocampistas, Baraja, y no es porque toque, reparta y organice. No. Es porque, como posee un gran pase en largo, es el encargado de poner en marcha la ¨²nica idea que lleva preparada el conjunto de Ranieri. La ¨²nica. Toda la semana ensayando, a veces con sesiones doble, para esto. Para meterse en su campo, sea el rival el Numancia o el Deportivo, y esperar a que Di Vaio o Corradi aprovechen un env¨ªo en largo de Baraja. Con un peque?o problemilla: como nadie se incorpora desde la segunda l¨ªnea, los dos delanteros siempre quedan en inferioridad num¨¦rica. Y en rid¨ªculo, puesto que ninguno de los dos se fabrica una ocasi¨®n por s¨ª mismo.
A primera vista, es una herej¨ªa ver a Carboni, a sus a?os (39), de lateral derecho. Por ¨¦l y su excelente trayectoria en el Valencia, y por el equipo. M¨¢s todav¨ªa si ha de encargarse de uno de los delanteros m¨¢s r¨¢pidos, m¨¢s potentes y m¨¢s h¨¢biles de la Liga: Luque. El Depor carg¨® su juego por ah¨ª. Hizo sangre. O trat¨® de hacerla, primero con Luque y despu¨¦s con Munitis. Y la primera vez que Carboni traspas¨® el medio del campo, se vio con la obligaci¨®n de jugar con la derecha, se ofusc¨®, perdi¨® el bal¨®n ante Luque y oy¨® el lamento desaprobatorio de la grada. Sin embargo, hay que reconocerle a Carboni su esp¨ªritu indomable, su capacidad para crecer ante las adversidades, que es lo que logr¨® con el desarrollo del partido. Pero no evit¨® la derrota.
Es lo que tiene Trist¨¢n, el l¨¢nguido e indolente Trist¨¢n. El genio. Hab¨ªa estado pase¨¢ndose desganado buena parte del encuentro, hasta que encontr¨® la cita y la hora para desplegar su talento: un taconazo a la espalda de la defensa que dej¨® solo a V¨ªctor, reci¨¦n entrado en el campo, ante Palop. El interior derecho defini¨® con maestr¨ªa: golpe¨® con el exterior del pie y el bal¨®n sali¨® escupido y cruzado a gol. Cuando peor estaba el Depor, la clase de dos de sus hist¨®ricos lo puso otra vez por delante. Aimar ya estaba en el campo y despu¨¦s saldr¨ªa Xisco. ?sta es la extra?a teor¨ªa de Ranieri: dar paso a sus jugadores m¨¢s luminosos cuando muere el partido. ?Quiere ganar por aburrimiento?
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