El sonido de la liberaci¨®n
Guillermo McGill (Montevideo, 1965) lo tiene muy claro. Al bater¨ªa y compositor nacido en Montevideo no le apetece hablar de m¨²sica: "Cuando alguien empieza a hablar de parches y de baquetas me voy". A cambio, uno de sus temas preferidos tiene que ver con un ser enigm¨¢tico: el bicho. "El bicho es el mal, la acumulaci¨®n de capital que es como una alima?a que necesita alimentarse y crecer constantemente y se deja por el camino todo lo que haga falta".
Est¨¢ claro que McGill no es un m¨²sico m¨¢s. Durante la conversaci¨®n el baterista y compositor habitual de los escenarios de jazz y flamenco se acompa?a de un ejemplar de las Cartas de Jon Sobrino a Monse?or Ellacur¨ªa. Nada de extra?ar en quien dedic¨® su primer disco, Los sue?os y el tiempo, a la fil¨®sofa Mar¨ªa Zambrano. "Me fascinaba porque era republicana y de izquierdas y, adem¨¢s, cristiana y espa?olista".
McGill presenta su ¨²ltimo
ced¨¦, Oraci¨®n (Karonte), dedicado a los "te¨®logos de la liberaci¨®n". Parte de los derechos de autor que obtenga de la grabaci¨®n est¨¢ previsto que los done a la Universidad Cat¨®lica de El Salvador. "Soy un m¨²sico de jazz porque necesito la libertad y porque en el jazz se produce una democracia natural y esa forma de vivir y de pensar hace que me llamen la atenci¨®n ciertas formas de vivir; y la teolog¨ªa de la liberaci¨®n me parece una de las mejores".
Oraci¨®n fue grabado bajo unas condiciones muy particulares. "Es un disco marcado por las circunstancias. Ten¨ªamos previstos tres conciertos y un seminario antes de meternos en el estudio y, el primer d¨ªa, ocurre el 11-M y todo se fue al garete, salvo el disco".
Cinco improvisadores de primer orden llegados desde Estados Unidos -Dave Liebman (saxo y flauta)-, Reino Unido -Juli¨¢n Arg¨¹elles (saxo)-, Holanda -Tjitze Vogel (contrabajo)- y Portugal -Bernardo Sassetti (piano)-, adem¨¢s del propio Guillermo McGill, encerrados en un bajo del barrio de Tetu¨¢n de las Victorias, en Madrid, mientras, por las calles, el pa¨ªs apenas despertaba de la pesadilla. "La grabaci¨®n transmite el clima del momento en el sentimiento, la intensidad...
fue muy especial".
Una de las composiciones, Nana de Patricia, est¨¢ dedicada a la peque?a Patricia Rzaca, fallecida en el atentado. Un recuerdo que, advierte Guillermo, no debe cegar la capacidad de cr¨ªtica: "Hay que intentar no dejarse manipular por esas cifras y recordar a los que mueren cada d¨ªa que valen exactamente igual".
En lo musical, la presencia
del saxofonista Dave Liebman, miembro del conjunto del trompetista Miles Davis durante los a?os 1972 a 1975, constituye un aliciente dif¨ªcil de obviar. "Es un m¨²sico y un pensador muy especial y siempre me ha parecido que tiene una voz muy flamenca". Tras a?os relacion¨¢ndose v¨ªa correo electr¨®nico, lleg¨® el momento para Guillermo de convocar al cotizado jazzman. "?l me hab¨ªa manifestado su inter¨¦s por tocar mi m¨²sica y me pareci¨® que ¨¦sta era una buena ocasi¨®n. Lo que no pod¨ªa imaginarme es que, una semana antes de viajar a Espa?a, Dave Liebman hab¨ªa estado en El Salvador dando conciertos y durmiendo en la habitaci¨®n en que dorm¨ªa monse?or Romero".
Para su autor, "Oraci¨®n es un disco de un nivel art¨ªstico no muy habitual en Espa?a". Siguiendo la estela dejada por su autor en discos anteriores, la combinaci¨®n de los aires flamencos con el jazz da lugar a una s¨ªntesis musical tan sugerente como llena de frescura. Un paso adelante en el devenir de un m¨²sico cuya existencia ha sido cualquier cosa menos un camino de rosas. "Cuando cumpl¨ª siete a?os detuvieron a mi madre. Huimos de Uruguay y nos establecimos en Chile, y al a?o se produjo el golpe de Estado de Pinochet". Refugiados en las dependencias de la Embajada de Suecia, al tercer intento, madre e hijo consiguieron escapar. "Hicimos un par de intentos de ir al aeropuerto con los soldaditos detr¨¢s, que no sab¨ªas si te proteg¨ªan o lo contrario". A Madrid lleg¨® con 19 a?os y sin un duro en el bolsillo. "Estaba sin un cuarto y se me ocurri¨® presentarme a una prueba para la compa?¨ªa de Manuela Vargas...". Guillermo aprendi¨® el arte flamenco sobre la marcha, observando a los integrantes del conjunto. "?sa es la mejor escuela: la necesidad". Queda claro que nadie le ha regalado nada. "Mi lucha personal es que todo lo que haga sea el reflejo de algo porque, si no, caes en procesos que no son naturales sino comerciales. De todos modos soy optimista. He sobrevivido y sobrevivir¨¦
... pese al bicho".
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