Crecer
Tiene apellido ilustre y no para de crecer. Jos¨¦ Manuel Calder¨®n es el hombre del momento hasta el punto de merecer ser incluido en esa privilegiada n¨®mina de jugadores con l¨ªmites a¨²n por descubrir. Su trayectoria, sin ser tan explosiva como otros coet¨¢neos de m¨¢s temprano impacto, no conoce descanso y cada exposici¨®n p¨²blica en citas de gran calado no hace sino confirmar su mejora en todos los ¨¢mbitos del juego. Los relacionados con los n¨²meros y los otros, que en el caso de un base tienen capital importancia.
Si de entrada nos encontramos hace un par de a?os con un jugador b¨¢sicamente veloz, poco a poco ha ido incorporando a su juego virtudes como el manejo de los tiempos, la valent¨ªa controlada y un lanzamiento certero, todo ello si perder un ¨¢pice de un esp¨ªritu inasequible al desaliento. Su posici¨®n en la jerarqu¨ªa del baloncesto espa?ol no ha hecho sino subir escal¨®n a escal¨®n, y hoy en d¨ªa resulta impensable un Tau o una selecci¨®n espa?ola sin ¨¦l al mando.
Partidos como el que realiz¨® ante un Gran Canaria ejemplar no hacen sino confirmar que nos encontramos con un jugador con una mezcla de talento, trabajo y ambici¨®n que resulta en extremo gratificante observar su desarrollo. Del ¨¦xito de Calder¨®n tiene mucho que ver el haber ca¨ªdo en las garras de Ivanovic. Del t¨¦cnico balc¨¢nico nos solemos quedar casi siempre con aspectos relacionados con su peculiar car¨¢cter, pero es de justicia reconocerle una gran capacidad para sacar rendimiento a sus hombres. ?Qui¨¦n hubiese apostado por un jugador como Vidal? Pocos sin duda. Pues ah¨ª est¨¢, consolidado y considerado, aportando cada temporada mayor valor a su equipo.
Ambos tendr¨¢n otra prueba esta tarde frente al Madrid. Los blancos solucionaron con cierta soltura su siempre desestabilizante compromiso con Estudiantes, pero no dej¨® sensaciones especialmente tranquilizadoras. Por una vez y despu¨¦s de demasiados a?os, tiene un equipo hecho con la cabeza, con jugadores de proyecci¨®n futura acompa?ados de veteranos solventes. Tiene tiro, rebote, fuerza, kilos... todo lo que se pueda desear, pero al menos hasta ahora es un conjunto fr¨ªo. Estudiantes le complic¨® el encuentro simplemente con un poco de sangre caliente y un mejor ¨¢nimo. Enfrente el Madrid parec¨ªa ni sentir ni padecer, incluso cuando la cosa se les iba de las manos. Casualmente, o no fue tanta casualidad pues los c¨¢nticos siempre duelen, fueron dos jugadores llegados del Ramiro, Herreros y Reyes, los que aportaron la necesaria dosis emotiva para que los blancos se enchufasen en cuerpo y alma al partido. Entre eso y el despe?e estudiantil, que empez¨® a jugar de forma desesperada cuando todav¨ªa no hab¨ªa motivos para la desesperaci¨®n, el Madrid pas¨® una inc¨®moda p¨¢gina y prosigue, con algunos peros, el camino de una rehabilitaci¨®n definitiva.
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