Un malentendido

Lamento que don David P¨¦rez, en su carta aparecida del 17 de febrero, haya apreciado desprecio a los profesores por mi parte. Nada m¨¢s lejos de mi intenci¨®n, ya que tambi¨¦n soy profesora. El objetivo de mi carta era, sobre todo, manifestar mi inquietud ante la posibilidad de que la nueva reforma educativa se limite a buscar palabras altisonantes para llamar a las cosas de otro modo y a aumentar la carga burocr¨¢tica que a?o tras a?o va ocupando cada vez m¨¢s tiempo en nuestro quehacer diario en detrimento de otro tipo de trabajo que es la verdadera raz¨®n de nuestra vocaci¨®n.

De paso, y ante las informaciones que van surgiendo todos los d¨ªas sobre las l¨ªneas de esta reforma, tambi¨¦n me gustar¨ªa pedir, si no es mucho, que los encargados de redactarla tengan muy claro con qu¨¦ presupuesto cuentan para llevarla a cabo. Se pueden pedir desdobles, refuerzos, atenci¨®n personal o aulas multimedia, pero si no hay dinero, mucho me temo que al final todo quede como estaba; y, puestos a buscar alguna culpa en el profesorado, puede ser que sea la vocaci¨®n, el esfuerzo e incluso el que aportemos muchas veces material audiovisual e inform¨¢tico de nuestras casas, haya contribuido a tapar la vergonzante carencia de medios con los que cuentan los centros p¨²blicos.