El tercero: el Gobierno

El PP ha dado por roto el acuerdo alcanzado a mediados de enero entre Zapatero y Rajoy para consensuar las reformas de la Constituci¨®n y los estatutos. Rajoy ha invocado p¨²blicamente dos motivos: que la agenda de temas propuesta por el PSOE no incluye los acordados en aquella entrevista (reforma constitucional y reformas estatutarias) y que considera de pefil bajo la representaci¨®n socialista. La primera queja es insostenible a la luz de la carta remitida por el secretario de organizaci¨®n del PSOE. Y si lo que est¨¢ en juego es tan importante, romper el acuerdo por la segunda, objetivamente secundaria, resulta incoherente. Sin embargo, precisamente porque el asunto importa mucho, tambi¨¦n el Gobierno debe implicarse m¨¢s para evitar la ruptura. Y tal vez no sea demasiado tarde para ello.

El acuerdo Zapatero-Rajoy fue acogido con satisfacci¨®n (y alivio) por la opini¨®n p¨²blica, seg¨²n revelaron las encuestas; el desaf¨ªo soberanista de Ibarretxe, de un lado, y las actitudes arrogantes de determinados dirigentes de ERC de otro, hab¨ªan suscitado inquietud y cierta irritaci¨®n. El pacto se consider¨® una alternativa realista. En el caso de la reforma constitucional es imprescindible; en el de las reformas estatutarias es "absolutamente conveniente", seg¨²n declar¨® la vicepresidenta, Fern¨¢ndez de la Vega.

Lo importante del acuerdo era, del lado del PP, que dejaba de oponerse a cualquier reforma de los estatutos y aceptaba participar en su debate; del lado socialista, que su voluntad de consenso en los parlamentos auton¨®micos incluir¨ªa al PP, aunque su concurso no fuera aritm¨¦ticamente imprescindible. La resultante deber¨ªa ser una garant¨ªa de que las reformas no rompen los l¨ªmites constitucionales y son coherentes con la l¨®gica del Estado auton¨®mico; pero tambi¨¦n que no habr¨ªa vetos del PP a las reformas constitucionales.

Seguramente hay en ambos partidos sectores m¨¢s y menos favorables al consenso. Los menos favorables dentro del PP advirtieron de inmediato que un perfil pol¨ªtico bajo de la comisi¨®n demostrar¨ªa la falta de voluntad de acuerdo de los socialistas, por sus compromisos con los socios nacionalistas. No ser¨ªa l¨®gico suponer que el acuerdo con Rajoy obligaba a Zapatero a cambiar su pol¨ªtica de alianzas. Se trata de algo m¨¢s sutil, que en todo caso no depende del nivel de los interlocutores.

Pero el pacto no s¨®lo es entre partidos; tambi¨¦n compromete al Gobierno. ?No ser¨ªa responsabilidad suya intervenir para recuperar la sinton¨ªa que al parecer desea la mayor¨ªa de los espa?oles?