El errante m¨²sico irland¨¦s
Dos hermanos, fil¨®loga y periodista, acaban de publicar un libro sobre la obra de Van Morrison, uno de los grandes de la m¨²sica de las ¨²ltimas d¨¦cadas. La obra est¨¢ estructurada como una gu¨ªa para saborear los trabajos de este irland¨¦s errante que, en alg¨²n momento de sus a?os m¨¢s j¨®venes, se sinti¨® atrapado por la magia de la creaci¨®n musical y que desde entonces ha luchado contra viento y marea para llegar a ese cielo que alguna vez roz¨® o intuy¨®. Desde el m¨²sico adolescente que consigue sus primeros trabajos en los pubs de Belfast, los autores nos llevan hasta What's Wrong with This Picture?, su ¨²ltimo CD publicado, en el que un Morrison con 58 a?os sigue dando muestras de que "el fuego creador de Astral Weeks mantiene sus brasas". Entremedias, todas sus obras, sobriamente contextualizadas y analizadas, con especial atenci¨®n a las mejores: Astral Weeks; Moondance; Saint Dominic's Preview; It's Too Late to Stop Now; Into the Music; No Guru, No Method, No Teacher; Avalon Sunset, o Hymns to the Silence. Las letras de las canciones m¨¢s emblem¨¢ticas de cada ¨¢lbum y una selecci¨®n de fotos de cada etapa, in¨¦ditas algunas, as¨ª como las fuentes musicales y literarias en las que va bebiendo y los m¨²sicos con los que trabaja (su obra no se entiende sin unas y otros) van haciendo que las 380 p¨¢ginas fluyan de forma provechosa.
VIAJE A CALEDONIA
Isabel y Miguel L¨®pez
Fundamentos. Madrid, 2005
382 p¨¢ginas. 15 euros
Sin embargo, Viaje a Caledonia es m¨¢s. Es un viaje hacia lo sensible, con Chatwin y Kerouac tirando de una carreta que recorre Europa y Estados Unidos y en la que se van encontrando a Leadbelly, Georgie Fame, William Blake, The Band, John Platania, Ray Charles, Sam Cooke, Allen Ginsberg, John Lee Hooker, Brian Kennedy, Chet Baker, Muddy Waters y Chuck Berry, entre otros muchos. Es la odisea de un creador que no est¨¢ dispuesto a olvidar la raz¨®n por la que quiso ser m¨²sico.
A medida que pasan las p¨¢-
ginas, Van Morrison va transform¨¢ndose en un superviviente de la fama y de la industria. De los medios huye, incluso de los halagos, como alma que lleva el diablo. En su relaci¨®n con las discogr¨¢ficas nunca ha olvidado las draconianas condiciones del principio. Para la reflexi¨®n queda el criterio de su primer productor: "No es un profesional. Nunca lo fue y nunca lo ser¨¢. Era un genio que nunca se sinti¨® satisfecho consigo mismo. Lamento que no pudi¨¦ramos controlar a Morrison". De haberse domesticado, y aceptado condiciones como la de los tres minutos por canci¨®n, nunca habr¨ªamos podido disfrutar de joyas como Cyprus Avenue, Into the Mystic, Saint Dominic's Preview o Listen to the Lion. Se trata de una batalla desigual y compleja: para conseguir su meta necesita de esa industria que le amenaza. La autenticidad de su m¨²sica y su paciencia son sus ¨²nicas bazas. Sabe hacer concesiones, cuando no le queda m¨¢s remedio, y espera su momento sin dejarse engatusar por el dinero o la fama r¨¢pidos. Poco a poco, la industria y el p¨²blico se rinden a su genio.
Al final, Caledonia. Esa m¨ªtica tierra escocesa que el Muro de Adriano dej¨® fuera del imperio romano y a la que Van debe su apellido. Caledonia, el nombre que pondr¨¢ a su hija, Shannon Caledonia, y a su gran banda, Caledonia Soul Orchestra, la regi¨®n espiritual a la que Morrison vuelve una y otra vez para curarse y darnos impagables momentos de gloria. Caledonia, el lugar donde Van jura que naci¨® el soul... el de una bestia vestida de negro.
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