Par¨ªs se rinde ante una moda de mezclas y contrastes
Loewe recrea con ¨¦xito el nomadismo y el uso virtuoso de la piel
La Semana de Creadores de Moda de Par¨ªs con las propuestas para el pr¨®ximo oto?o-invierno ha desplegado un variado cat¨¢logo de posibilidades en gusto y armonizaciones, demostraci¨®n palpable de que en la capital francesa se sigue cociendo y cosiendo el dec¨¢logo de lo que vendr¨¢, al menos en cuanto a moda de autor se refiere. Inspiraci¨®n, b¨²squeda volum¨¦trica y guerra declarada entre el negro y los dem¨¢s colores est¨¢n presentes.
La acelerada carrera del alto pr¨ºt-¨¤-porter hacia una aparente costurizaci¨®n es una realidad sin control; esto es lo que hay y lo que suena: el concepto de barocco-barocco o neobarroco posindustrial sobre el que se teoriza ya bastante en todos los centros de la moda y que resulta en la pr¨¢ctica una bab¨¦lica fiesta de invenci¨®n y adorno, sensualidad, y la implantaci¨®n de un para¨ªso dom¨¦stico e irreal representado por la prenda de vestir como objeto de deseo y refugio. Todos los dise?adores pasan por este aro y entre ellos hay algunos generadores de un sue?o menos ingenuo de lo que parece, como es el caso de los holandeses Viktor & Rolf con su ampulosidad y brillantez; otra respuesta diferente a la misma fantas¨ªa la dan Martin Margiela o Rick Owens, donde el fantasma del pauperismo chic resucita y habla. Tres desfiles bienvenidos y aplaudidos un¨¢nimemente han sido los de Jos¨¦ Enrique O?a Selfa para Loewe, el de Roberto Menichetti para Celine y el de Karl Lagerfeld para Chanel. En Loewe vimos el mejor trabajo del joven espa?ol establecido en B¨¦lgica con la creaci¨®n de una mujer autocondecorada con el brillo del cristal y la pasamaner¨ªa a la antigua, en una recreaci¨®n de la chaqueta h¨²sar, el contraste del ante con la seda y un cuidadoso grabado de evocaci¨®n t¨¢rtara que aparec¨ªa en las estructuras abrigadas; su valiente respuesta al huir de la oportunidad colorista y refugiarse en el negro, el blanco y el rojo cohesion¨® una propuesta rigurosa y de altura. Menichetti ti?¨® de fucsia el zorro y cre¨® un siluetado sin ajustes violentos con una combinaci¨®n virtuosa del verde petr¨®leo junto al morado. Su lujo no es de tr¨¢mite, pero s¨ª convencional, entendiendo c¨®mo incluir novedad en el c¨ªrculo estil¨ªstico de su firma, donde sigue destacando el criterio de una marroquiner¨ªa exquisita; citemos, por ejemplo, los bolsos petit ba¨²l o miniaturas. Pocos estilistas de hoy controlan tan sabiamente la amistad entre colecci¨®n y espect¨¢culo como es capaz de hacerlo Karl Lagerfeld. Su colecci¨®n empez¨® con fuerza en el blanco y negro, sac¨® moda masculina en la percha de un modelo que es el doble exacto de David Beckhan, consciente de la fuerza dentro del ¨¢mbito est¨¦tico de la nueva retromasculinidad que tiene el futbolista medi¨¢tico. El leit motiv fue el bolso n¨²mero 255, que cumpl¨ªa 50 a?os (su nombre num¨¦rico responde a que se lanz¨® en febrero de 1955 y no se ha dejado de fabricar jam¨¢s). Las espl¨¦ndidas modelos -la mejor selecci¨®n del mundo- movieron el bolso a lo largo de los 87 metros de pasarela en una evocaci¨®n de la silueta cl¨¢sica de la casa, entrando en sutiles cambios, a veces a trav¨¦s de los hilos de trama en fresa, gris o azul imperio, o en las formas: combinaciones de texturas, ropa pegada al cuerpo o el contraste de varias lanas (planchadas, brut, abiertas). Lagerfeld se lanz¨® al pantal¨®n muy pitillo, a los lazos de raso y al terciopelo negro junto al raso y el encaje; fue una colecci¨®n muy larga y trabajada, que demuestra su enorme capacidad creativa y, como siempre, aleccionando sobre lo que es realmente cl¨¢sico y lo que corresponde ser renovado. Esto puede resumir una de las grandes dudas de la moda de hoy: ?d¨®nde muere el vintage y empieza el horizonte de lo nuevo?
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