Dos fen¨®menos sociales
En la Espa?a de hoy pocas cosas tienen tanto tir¨®n como el f¨²tbol. Y una de ellas es Fernando Tejero. As¨ª que la combinaci¨®n entre ambos ingredientes en El penalti m¨¢s largo del mundo se antoja divina para el espectador que cada semana eleva al deporte y al int¨¦rprete a los lugares m¨¢s altos del panel de audiencias. Ahora bien, el director y guionista Roberto Santiago ha desperdiciado una gran oportunidad para ofrecer un delirante y divertido retrato social no exento de amargura, que es lo que se desprend¨ªa del cuento en el que se basa la pel¨ªcula (El penal m¨¢s largo del mundo, de Osvaldo Soriano) y lo que se imagina tras la eficaz secuencia inicial, en la que se presenta a la mayor¨ªa de los personajes.
EL PENALTI M?S LARGO DEL MUNDO
Direcci¨®n: Roberto Santiago. Int¨¦rpretes: Fernando Tejero, Mar¨ªa Botto, Marta Larralde, Carlos Kaniowsky, Javier Guti¨¦rrez. G¨¦nero: comedia. Espa?a, 2005. Duraci¨®n: 101 minutos.
Santiago, que hace cuatro a?os experiment¨® el paso desde el mundo del cortometraje (en el que hab¨ªa triunfado con Ruleta) al del largo (en el que fracas¨® con Hombres felices), demuestra en su nueva obra que (con ideas y conocimiento) se puede rodar de forma honrosa un partido de f¨²tbol sin que ¨¦ste provoque verg¨¹enza ajena a los aficionados (algo que ocurr¨ªa, sin ir m¨¢s lejos, en la muy cercana en tono y esp¨ªritu D¨ªas de f¨²tbol). Adem¨¢s, Santiago tambi¨¦n revela una buena direcci¨®n interpretativa: nadie desentona y sobresalen los muy cre¨ªbles Carlos Kaniowski, Enrique Vill¨¦n y, sobre todo, Javier Guti¨¦rrez, creador de uno de esos personajes secundarios irremisiblemente unidos al costumbrismo espa?ol. Tres actores que son los que mejor defienden unos papeles muy identificables en el mundo del deporte amateur: el entrenador encantado de que le llamen "m¨ªster" y que sue?a con dar el salto a una categor¨ªa superior, el presidente que utiliza su negocio para dar trabajo a los mal pagados futbolistas y el comentarista de radio local que pone rostro y cuerpo al adjetivo enteradillo. Asunto distinto es ese incre¨ªble portero suplente con el que tiene que lidiar Tejero, de nuevo en su registro habitual.
Comedia de enredo
Sin embargo, ni los elementos rom¨¢nticos ni los sociales funcionan en absoluto, y a¨²n menos la gracia de las secuencias de comedia de enredo cercanas al vodevil (entre las que se llevan la palma una con Marta Larralde en el frigor¨ªfico y otra con una cena a cuatro bandas en un restaurante). Santiago no ha querido indagar en el cine social y pasa por esos temas (paro, inmigraci¨®n, corrupci¨®n...) de una forma tan vulgar como intrascendente.
Finalmente, el director y escritor impone a sus historias un desenlace feliz tan forzado como, en el fondo, machista. Y es que nada bueno hacen los tres personajes masculinos que consiguen quedarse con las chicas para merecer tal premio, salvo ser vagos, mentirosos y, parece, geniales en la cama.
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