El regreso de Basquiat
Nueva York expone 120 obras del artista que muri¨® a los 27 a?os
Con apenas 27 a?os, el artista Jean-Michel Basquiat mor¨ªa de una sobredosis de hero¨ªna en Nueva York en 1988. Convertido de forma fulgurante por marchantes, cr¨ªticos y coleccionistas en el artista imprescindible de la d¨¦cada de los ochenta, su breve pero prol¨ªfico recorrido profesional es ahora objeto de una exposici¨®n retrospectiva en el Brooklyn Museum de Nueva York. M¨¢s de setenta lienzos y cincuenta obras en papel (algunas in¨¦ditas) se muestran hasta el pr¨®ximo 5 de junio en el barrio neoyorquino que vio nacer a un artista "que supo sintetizar mejor que nadie las principales tendencias del arte del siglo XX", seg¨²n afirma Marc Mayer, comisario de la exposici¨®n.
Las obras vienen acompa?adas por voces como las de Gerard, el padre de Basquiat, hablando de su hijo, un hecho poco com¨²n puesto que la familia del artista apenas ha hecho declaraciones p¨²blicas desde su muerte. El rapero Wyclef Jean tambi¨¦n colabora, poni¨¦ndole voz a algunos de los escritos de un pintor que tambi¨¦n se adentr¨® en la m¨²sica y al que se considera de gran influencia en el nacimiento del hip-hop.
A trav¨¦s de cuadros ya cl¨¢sicos como Arroz con pollo o Gold griot, la muestra recorre cronol¨®gicamente la trayectoria de Basquiat, que antes de llenar cientos de lienzos con sus caracter¨ªsticas figuras de aire primitivo y decenas de palabras, utiliz¨® las paredes de las calles para darse a conocer bajo el seud¨®nimo de SAMO (same old shit, la misma vieja mierda). A los 17 a?os, y sin haber finalizado sus estudios, Basquiat y su amigo de infancia Al Diez invadieron los barrios del East Village y el Lower East Side de cr¨ªpticos y coloridos graffitis cargados de aforismos, contribuyendo al auge que en aquel momento estaba experimentando el arte callejero.
Hijo de un haitiano y de una neoyorquina de origen puertorrique?o, Basquiat creci¨® hablando ingl¨¦s y espa?ol pero con un fuerte sentimiento de responsabilidad hacia la di¨¢spora africana, lo que m¨¢s tarde quedar¨ªa de manifiesto en muchas de sus obras, donde la denuncia del racismo y la injusticia social se convierten en temas recurrentes, al igual que la celebraci¨®n de grandes personalidades de raza negra como el trompetista Dizzie Gillespie o el boxeador Muhammad Al¨ª. "Ellos eran sus h¨¦roes", asegura su padre, quien llor¨® al asistir a la primera exposici¨®n individual de su hijo, en 1982. "Desde muy peque?o quiso ser un artista famoso", recuerda ahora Gerard.
Annina Nosei fue la primera galerista que apost¨® por ¨¦l, aunque antes Basquiat ya hab¨ªa conseguido participar en exposiciones colectivas, (incluida la Dokumenta 7 de Kassel) junto a artistas como Kiki Smith, Robert Mapplethorpe y Andy Warhol, quien se convertir¨ªa no s¨®lo en su m¨¢s ¨ªntimo amigo, sino en un estrecho colaborador art¨ªstico.
Con apenas 22 a?os, Basquiat ya era uno de los nombres m¨¢s cotizados de la escena art¨ªstica internacional. Sin embargo, el ¨¦xito y la fama, que le llegaron siendo quiz¨¢ demasiado joven, no fueron f¨¢ciles de asimilar para un hombre "muy t¨ªmido", seg¨²n su padre, que se sent¨ªa "rodeado de pira?as que intentaban aprovecharse de ¨¦l" y contra quienes combat¨ªa refugi¨¢ndose en las drogas. En una d¨¦cada especialmente salvaje para Nueva York y marcada por los excesos de todo tipo, Basquiat se code¨® con todos los que eran o ser¨ªan alguien, desde Madonna hasta el actor Vincent Gallo. La pel¨ªcula sobre su vida, Basquiat, dirigida por su contempor¨¢neo Julian Schnabel en 1996, ayud¨® a alimentar la leyenda en torno a un artista que fue a la vez triunfador y v¨ªctima de los extremismos del mercado del arte de los ochenta.
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