C¨®mo tenemos nuestro patrimonio
A menudo es noticia period¨ªstica el peligro que acecha a alg¨²n bien de nuestro legado, en ocasiones incluso su desaparici¨®n. A fuerza de esa reiteraci¨®n informativa nos vamos acostumbrando y perdiendo nuestra capacidad de respuesta. De esta forma en los ¨²ltimos tiempos hemos visto c¨®mo proyectos como el AVE se han elaborado sin reparar en acueductos medievales, villas romanas, o c¨®mo urbanizaciones o autov¨ªas se ejecutan sobre restos arqueol¨®gicos o paleontol¨®gicos destruy¨¦ndolos.
En general, en este territorio se hacen grandes proyectos, se urbaniza sin tregua, los ayuntamientos sue?an con crecer y construir ampliando su termino. Ah¨ª tenemos el caso reciente de Manises, mientras su centro hist¨®rico est¨¢ en ruinas, el barrio Dels Obradors, su alcalde se apunta al crecimiento apoyando una gran urbanizaci¨®n nueva. En cuanto a nuestro Gobierno, siempre en sus "tierras m¨ªticas", dando faena a las constructoras y urbanizadoras.
La figura legal del protector del patrimonio, un premio al esfuerzo ciudadano, est¨¢ in¨¦dita
En claro contraste con todo ello, nuestro patrimonio hist¨®rico languidece o peligra. Caen edificios, los entornos de todo aquello que aparentemente est¨¢ protegido, en ocasiones se deja al libre arbitrio de la construcci¨®n, m¨¢s bien, la llana especulaci¨®n. Efectivamente, nuestro patrimonio es muy amplio, la acci¨®n p¨²blica no tiene capacidad por s¨ª sola, ahora bien, quien debe dirigir, quien debe marcar pautas, no lo hace suficientemente. Veamos nuestros presupuestos para el a?o 2005, el esfuerzo financiero asignado a la conservaci¨®n del legado por la mayor¨ªa gobernante es rid¨ªculo si lo comparamos con otras partidas, o con cosas como la Copa del Am¨¦rica.
Nuestra ley, hecha por quienes nos mandan o gobiernan, desde sus primeras l¨ªneas lo deja muy claro. En ella, la de Patrimonio Cultural, podemos leer: "El Patrimonio cultural valenciano es una de las primeras se?as de identidad del pueblo valenciano y testimonio de su contribuci¨®n a la cultura universal. Los bienes que lo integran constituyen un legado patrimonial de inapreciable valor, la conservaci¨®n y enriquecimiento de los cuales corresponde a todos los valencianos y, especialmente, a las instituciones y a los poderes que los representan". Hasta ah¨ª, lo formal, lo legislado. La realidad es bien diferente y m¨¢s que evidente.
Cuando todav¨ªa nos queda bastante de ese patrimonio nos vemos obligados a exigir coherencia con esa previsi¨®n legal. Nuestras alquer¨ªas, conventos, iglesias, castillos, la huerta misma, casas se?oriales, n¨²cleos hist¨®ricos, y otras muchas cosas m¨¢s, pueden y deben recuperarse. No es que todo deba dejarse a la administraci¨®n, eso es obvio. Nuestra sociedad es poco sensible, desconoce lo que tiene y lo que con ello podr¨ªamos hacer, incluso poni¨¦ndolo en valor como reclamo tur¨ªstico. Tambi¨¦n es cierto que en esta tarea, en la que vengo dedicando tiempo y alg¨²n trabajo, cada vez me encuentro con actitudes de gentes que se organizan para defender algo de nuestro patrimonio. Ejemplo de lo han sido las iniciativas del pueblo de L'Enova, ante su villa romana, la de La Vall de Vernissa, y de la entidad Alfons el Vell, ante el caso de San Jer¨°nim de Cotalba, la de Manises, o de Massamagrell, por citar casos recientes.
No todo es una simple cuesti¨®n econ¨®mica, desde las administraciones, y fundamentalmente desde la Generalitat, habr¨ªa que buscar est¨ªmulos de cara a la ciudadan¨ªa. La ley, ya citada, por ejemplo, establec¨ªa que nuestro gobierno, como medida de fomento incluir¨ªa el conocimiento del patrimonio y fomentar¨ªa su estima en el sistema educativo. Tambi¨¦n, en la misma ley se indicaba que se crear¨ªa la figura del protector del patrimonio, una especie de reconocimiento o premio al esfuerzo ciudadano. Ambas previsiones legales se han quedado hoy por hoy en el papel. Los intereses de quienes ostentan el poder, ese llamado poder valenciano, van en otro sentido. Nuestro presidente, profesor Grisolia, comenta que algunas veces nos hacen caso, pero, ?Cu¨¢ntas y cu¨¢ntas no? Incluso a veces ni nos piden opini¨®n, caso del proyecto reciente de Ley de Archivos.
Vicent ?lvarez es miembro del Consell Valenci¨¤ de Cultura.
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