La direcci¨®n de obras del Carmel detect¨® la falta de cemento en el t¨²nel desde septiembre

La empresa p¨²blica GISA, responsable de las obras del t¨²nel del metro del Carmel (Barcelona), ha encargado una auditor¨ªa sobre el proyecto constructivo por si ¨¦ste era insuficiente. Las actas recogen desde septiembre -ya con el Gobierno tripartito- constantes alusiones de la direcci¨®n de obras a problemas de falta de resistencia del cemento y a movimientos en el t¨²nel. Los estudios geol¨®gicos describen un terreno que no tiene que ver con el real, lo que hizo necesarios refuerzos constantes. Estos refuerzos han supuesto que el presupuesto inicial, de 93 millones de euros, aumentase en 36 millones m¨¢s.

Durante la reuni¨®n de ayer de la comisi¨®n de investigaci¨®n sobre el t¨²nel del Carmel y la adjudicaci¨®n de obras durante los ¨²ltimos a?os del Gobierno de Jordi Pujol se conoci¨® la declaraci¨®n de Ramon Serra, presidente en funciones de GISA (su dimisi¨®n fue aceptaba por el consejero de Pol¨ªtica Territorial, Joaquim Nadal), y de Mateu Tersol, director de la empresa p¨²blica. Ambos coincidieron en que nunca se comunic¨® a GISA la existencia de problemas graves donde se produjo el hundimiento.

El problema parec¨ªa ayer ling¨¹¨ªstico. Los diputados, sobre todo los de la oposici¨®n (CiU y PP), opinaban que las constantes alusiones en las actas de obra sobre falta de resistencia en el cemento y movimientos, justo en el lugar donde se produjo el hundimiento, debieron servir de advertencia a los t¨¦cnicos de GISA que acud¨ªan a las reuniones en calidad de supervisores de la obra. Serra y Tersol, en cambio, sostuvieron, como ya hizo Nadal, que lo que la oposici¨®n llama problemas graves no lo son en realidad. Son simples "incidencias". Y la prueba, aducen, es que el director de obra, Javier Gete-Alonso, lleg¨® a amenazar con parar las obras, pero no lo hizo en ning¨²n momento. En cambio, recordaron ambos, no tuvo inconveniente en parar los trabajos en otros puntos. Una prueba m¨¢s, es que las quejas sobre la falta de resistencia no s¨®lo se dan en los meses previos al hundimiento. Hay tambi¨¦n anotados en 2003.

Abundantes alarmas

Serra, tras conocer la existencia de supuestas desavenencias entre la UTE (uni¨®n temporal de empresas) formada por las constructoras Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) Copisa y Comsa, y la direcci¨®n de obra, llam¨® a los t¨¦cnicos de GISA que supervisaban las tareas y les pidi¨® que le explicaran las divergencias, y ¨¦stos, insisti¨® Serra, aceptaron firmar que no hab¨ªa ninguna. "Por escrito", insisti¨® repetidamente.

Los diputados Josep Rull (CiU) y Daniel Sirera (PP) entienden que las actas contienen abundantes "alarmas", mientras que Tersol y Serra lo rechazan y aseguran que las pretendidas alarmas son anotaciones perfectamente normales. "Incidencias, no alarmas", dijo Tersol en diversas ocasiones.

Tersol asegur¨® que el director de obra es un buen profesional y que no habr¨ªa dejado de actuar si hubiera sido necesario. No fue, en cambio, igualmente elogioso con los autores de los estudios geol¨®gicos. En opini¨®n de los m¨¢ximos dirigentes de GISA, la discrepancia entre el terreno descrito por los sondeos geol¨®gicos y el real est¨¢ en la base de la necesidad constante de introducir cambios en las obras, sobre todo refuerzos. Estos refuerzos han supuesto un constante aumento del coste. Primero se aprob¨® un aumento de 7 millones de euros; luego, de 11 millones m¨¢s y a principios de este mismo a?o, otros 18 millones. Una prueba, dijo Ramon Serra, de que no se escatimaba dinero a costa de la seguridad.

Estos problemas han supuesto, adem¨¢s, que las obras llevaran un a?o entero de retraso. Ten¨ªan que haber estado terminadas en mayo de este a?o. Al menos seis meses se deben a los problemas del terreno, afirmaron ambos comparecientes.

Carmina Virgili, seleccionada dentro del grupo de expertos (tres de los cuales no aguantaron ayer las seis horas que dur¨® la comisi¨®n y se fueron mucho antes), quiso saber si se hab¨ªa preguntado a Geocontrol (empresa que particip¨® en la redacci¨®n del proyecto y que forma parte de la direcci¨®n de obra) por qu¨¦ hab¨ªa tal discrepancia entre los datos recogidos y el terreno encontrado. "S¨ª, se les ha preguntado", dijo Tersol, y la respuesta es que ha habido una alteraci¨®n de materiales y que los trabajos son m¨¢s dif¨ªciles de lo previsto debido a la fragmentaci¨®n del terreno. "Lo ¨²nico que hemos podido hacer es asumirlo".

Escarmentados, los directivos de GISA han encargado una revisi¨®n de los estudios geol¨®gicos que afectan a la l¨ªnea 9, m¨¢s de 40 kil¨®metros, muchos de ellos a trav¨¦s de zonas pobladas en la ciudad de Barcelona. El coste de estos estudios, dijo Tersol, es de 1,5 millones. El resumen de la pol¨¦mica lo hizo otro de los expertos: Oriol Amat, cuando dijo, refiri¨¦ndose a un fax de la direcci¨®n de obra a la constructora, que no entend¨ªa por qu¨¦ s¨®lo ¨¦l traduc¨ªa la palabra preocupante incluida en ese escrito por "preocupante". "Si a m¨ª me dicen preocupante, yo entiendo eso", repiti¨® sorprendido de su aparente solipsismo.

Serra y Tersol coincidieron ambos en que no han tenido nunca, ni en GISA ni en otras empresas de otras Administraciones, constancia de la existencia del pago de comisiones a partidos. No negaron su existencia, se limitaron a decir que no sab¨ªan nada al respecto, m¨¢s all¨¢ de lo que les hab¨ªa llegado a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n. Sirera (PP) se interes¨® por un hecho que consider¨® sorprendente. La ingenier¨ªa Tec 4, que participa en la direcci¨®n de obra, obtuvo en 2003 obras por un valor de m¨¢s de cuatro millones de euros. Tras el cambio de Gobierno, ha logrado menos de un mill¨®n. Serra asegur¨® que se debe ¨²nicamente a que gana menos concursos.