Caballos que no ven
Los caballos de la cuadra de picar no ven. No porque no puedan, sino porque no les dejan. Una medida antirreglamentaria -como la de ponerles manguitos- y que con todo descaro quieren colar de matute. Y no son los ¨²nicos que no ven. Por ejemplo, el presidente, C¨¦sar G¨®mez, se puso el antifaz ante un inv¨¢lido que no quiso devolver despu¨¦s de una monumental bronca. Los picadores pusieron el ojo cl¨ªnico, pero no la vara (en su sitio, claro est¨¢), y los novilleros miraron para otro lado. As¨ª, todos ciegos.
Estos j¨®venes desaprovecharon un encierro noble, sin transmisi¨®n, pero suficiente si hubieran tenido cualidades m¨ªnimas para sacarle partido. El ¨²nico que lo intent¨® con algo de verdad fue Sergio Mar¨ªn. Con el peor lote, sufri¨® un revolc¨®n en su primero, que result¨® imposible, inv¨¢lido y borrego. Estuvo atento a los quites hasta que esta contrariedad le dej¨® desbordado. Dio lo mejor: unos pases de pecho impecables. Cort¨¦s, con enganchones fe¨ªsimos, por fuera, y Morenito, sin sitio ni t¨¦cnica, estuvieron muy por debajo de sus novillos.
Dom¨ªnguez / Cort¨¦s, Aranda, Mar¨ªn
Novillos de Hnos. Dom¨ªnguez Camacho: desiguales, nobles, escasos de fuerza, algunos sospechosos de pitones. 6? devuelto. Sobrero de El Retamar, dificultoso. Salvador Cort¨¦s: silencio en los dos. Morenito de Aranda: palmas y silencio. Sergio Mar¨ªn: silencio y petici¨®n de oreja. Plaza de Las Ventas, 19 de marzo. Menos de un cuarto de entrada.
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