Sudor in¨²til
El desgaste f¨ªsico que sufre un piloto de f¨®rmula 1 no es nada desde?able. De hecho, la mayor¨ªa de los pilotos, como Alonso o Schumacher, suelen ser bastante atl¨¦ticos, con abundante musculatura y escasa cantidad de grasa. Al igual que los pilotos de motos, realizan una exhaustiva preparaci¨®n f¨ªsica durante todo el a?o. Sobre todo, su musculatura cervical debe ser muy robusta para ayudar a soportar las tremendas fuerzas de aceleraci¨®n y desaceleraci¨®n que sufre la cabeza. Adem¨¢s, durante una carrera, la tensi¨®n es tal que el sistema nervioso simp¨¢tico de los pilotos est¨¢ funcionando a su m¨¢xima capacidad. Este sistema, que se pone en marcha en situaciones de estr¨¦s o que ponen en peligro nuestra integridad f¨ªsica, activa las reacciones metab¨®licas y acelera el coraz¨®n. As¨ª, en promedio, la frecuencia cardiaca de los pilotos puede sobrepasar los 150 latidos por minuto durante una carrera.
A la dureza propia de la f¨®rmula 1 se sum¨® ayer un factor adicional: el calor. La temperatura ambiental era de casi 40 grados (con 50% de humedad). En esas condiciones, con el asfalto a m¨¢s de 50 grados, las ruedas a unos 100 grados y el motor a m¨¢s de 110-120 grados, no es de extra?ar que la temperatura dentro del peque?¨ªsimo habit¨¢culo de los pilotos rondara los 65 grados. Y en ese agobiante horno ten¨ªan que aguantar, embutidos en ropa interior y en un mono exterior de tres capas, todos ellos de nomex, un material ign¨ªfugo (resistente al fuego). Eso, por no hablar del sotocasco (o verdugo), del casco, o del HANS (el sistema de protecci¨®n que llevan alrededor del cuello). Aunque en otras pruebas automovil¨ªsticas se utilizan sistemas de refrigeraci¨®n que enfr¨ªan el cuerpo del piloto, como el cool suite (una especie de chaleco por el que circula agua fr¨ªa), en la f¨®rmula 1 no hay espacio para estos sistemas, que, adem¨¢s, a?adir¨ªan m¨¢s peso al monoplaza.
Los humanos somos animales homeotermos. Es decir, que para sobrevivir debemos mantener nuestra temperatura corporal en torno a los 37 grados. Y el mecanismo m¨¢s efectivo de que disponemos para perder calor es la evaporaci¨®n hacia la atm¨®sfera del sudor producido por las gl¨¢ndulas sudor¨ªparas de la piel. Lo malo es que con tanta ropa aislante del calor como llevan los pilotos es casi imposible que el sudor se evapore: m¨¢s bien, se empieza a acumular bajo la ropa. Sudor in¨²til, en dos palabras. El cuerpo entra entonces en un irremediable c¨ªrculo vicioso: para intentar mantener una cierta tasa de evaporaci¨®n, no hay m¨¢s remedio que sudar m¨¢s. Hasta cuatro o incluso cinco litros por carrera.
El principal problema de tan profusa sudoraci¨®n es que se hace a expensas de perder una importante cantidad de plasma sangu¨ªneo. El que primero nota esta p¨¦rdida es el coraz¨®n, pues la fuerza de cada uno de sus latidos depende de la cantidad de plasma que recibe. As¨ª, se va quedando sin fuerzas para bombear sangre a los tejidos, incluidas las propias gl¨¢ndulas sudor¨ªparas o el cerebro. El resultado es un inevitable aumento de la temperatura corporal y un peor funcionamiento del cerebro: ¨¦ste pierde lucidez y capacidad de concentraci¨®n. Mal asunto para una carrera de F-1, en la que un solo segundo de desconcentraci¨®n se puede pagar muy caro. Por ejemplo, los cient¨ªficos de la NASA demostraron que cuando la temperatura corporal de los astronautas aumenta en 1,5 grados pueden cometer inconscientemente hasta 80 errores por hora.
El ¨²nico modo de prevenir la deshidrataci¨®n y sus efectos nocivos sobre el rendimiento f¨ªsico y mental es hidratarse lo m¨¢s posible durante la prueba. Para ello los pilotos llevan una peque?a bomba el¨¦ctrica que les proporciona l¨ªquidos. Este sistema le fall¨® ayer a Alonso. Lo cual, si cabe, a?ade m¨¢s m¨¦rito a su haza?a. No es de extra?ar que apenas se tuviese de pie en el podio, al borde del desvanecimiento como estaba. Igual que le sucedi¨® a H?kkinen hace seis a?os en el mismo circuito.
Alejandro Luc¨ªa es catedr¨¢tico de la Universidad Europea de Madrid.
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