Ricos y subvencionados
Siete familias espa?olas reciben en conjunto tanto dinero en subsidios agr¨ªcolas europeos como las 12.700 explotaciones m¨¢s peque?as del pa¨ªs. Este dato, desvelado el jueves por la organizaci¨®n Interm¨®n Oxfam, evidencia los graves desequilibrios y desigualdades que permite la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n (PAC), que gestiona la Comisi¨®n Europea sobre unas bases sentadas en la posguerra para aumentar la productividad agr¨ªcola, garantizar un nivel de vida equitativo a los agricultores, estabilizar los mercados y garantizar el suministro seguro a precios razonables.
Los beneficios de la PAC son evidentes. Europa ha podido sostener el tejido social en el medio rural, mejorar su producci¨®n agr¨ªcola y mantener su producci¨®n a precios competitivos. La otra cara de la moneda es el dumping comercial a escala mundial y ese esperpento perpetuado en el tiempo de subvencionar cada a?o con dinero p¨²blico a las grandes explotaciones y a los terratenientes europeos.
La Comisi¨®n Europea siempre ha reconocido que el 80% de los fondos va a parar a s¨®lo el 20% de los productores. Pero el an¨¢lisis de Interm¨®n Oxfam, tras casi un a?o de rastreo en los boletines oficiales y los datos que s¨®lo algunas comunidades aut¨®nomas facilitan, ofrece una imagen a¨²n m¨¢s cristalina del desafuero. De hecho, el anterior comisario de Agricultura, Franz Fischler, propuso limitar las subvenciones de modo que ¨¦stas no superaran nunca los 300.000 euros anuales para una sola explotaci¨®n. Alemania, pa¨ªs de productores a gran escala, no lo acept¨® y los dem¨¢s pa¨ªses no lo reclamaron.
La reforma de la PAC que ha entrado este a?o en vigor dejar¨¢ de incentivar la producci¨®n. Los pagos ya no se har¨¢n por cantidad producida o hect¨¢rea cultivada, sino a cambio de que las explotaciones mantengan el medio ambiente, el bienestar animal y buenas condiciones sociales. Los grandes pa¨ªses productores, como Francia y Espa?a, y los potentes sindicatos agr¨ªcolas defienden la PAC a capa y espada. Cualquier modificaci¨®n es tachada de anatema.
Pero este enorme desequilibrio en las subvenciones, especialmente sangrante si se tiene en cuenta la situaci¨®n de los pa¨ªses pobres -cuyas econom¨ªas dependen sustancialmente de la agricultura y cuyas exportaciones se ven gravemente perjudicadas por la competencia de los productos europeos subvencionados-, deber¨ªa desembocar en una reflexi¨®n profunda sobre un sistema que todav¨ªa este a?o se lleva 49.676 millones de euros de los 116.554 millones del presupuesto total de la Uni¨®n Europea. Nada menos que el 43%.
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