Palabras no dichas
El presidente Zapatero emplaz¨® el domingo a los dirigentes de la ilegalizada Batasuna a condenar a ETA (bastar¨ªan tres palabras, dijo) si quieren recobrar la posibilidad de participar en la vida pol¨ªtica. La iniciativa ha irritado al PP, que considera que los socialistas se lo est¨¢n poniendo "muy barato" a los de Otegi. Ello ocurre en v¨ªsperas de que expire el plazo para que el fiscal general y el Gobierno recurran contra la admisi¨®n de la candidatura Aukera Guztiak, sospechosa de ser una tapadera de Batasuna.
En una sentencia de mayo de 2004, el Tribunal Constitucional argumentaba que la eficacia probatoria de los indicios de que una determinada formaci¨®n aspira a dar continuidad bajo cuerda a Batasuna se ver¨ªa muy debilitada si sus promotores expresaran de manera inequ¨ªvoca su "distanciamiento, rechazo y condena de cuanto representa" ETA y sus "instrumentos pol¨ªticos". De los indicios conocidos, el principal es una grabaci¨®n de octubre pasado en la que quien tiene motivos para saberlo describe, ante un preso encarcelado, la estrategia que va a seguir Batasuna para burlar la ley mediante una lista como la de Aukera Guztiak.
Los portavoces de esta candidatura se han negado a condenar a ETA alegando que "no vamos a entrar en el juego de decir lo que quieren que digamos". En el mundo de ETA han importado siempre m¨¢s los hechos que las palabras. Sin embargo, puede que ahora las palabras tambi¨¦n cuenten. La resistencia a una declaraci¨®n c¨ªnica indica el temor a los efectos que podr¨ªa tener ahora entre los suyos. En la grabaci¨®n carcelaria, la dirigente abertzale le dice al etarra que en la calle, y tambi¨¦n "dentro de casa", hay "un clamor" en favor de "que se pare" la violencia. En esas condiciones, una declaraci¨®n de distanciamiento expl¨ªcito de ETA por parte de los promotores de la candidatura no ser¨ªa una cuesti¨®n de tr¨¢mite, y su efecto ser¨ªa duradero. El emplazamiento (unido a la reafirmaci¨®n de que no habr¨¢ un precio pol¨ªtico por el fin de la violencia) podr¨ªa no ser una rebaja tan escandalosa como le parece al PP. Porque, o bien persisten en no dar ni siquiera ese paso -tres palabras-, lo que equivaldr¨ªa a reconocer su vinculaci¨®n con Batasuna, su incapacidad para desligarse de ETA y la legitimidad de la Ley de Partidos, o lo dan, aunque sea por puro cinismo, y entonces seguramente tendr¨ªa consecuencias internas.
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