Bush afronta m¨¢s resistencia de la esperada en su plan para reformar las pensiones

Dos meses despu¨¦s de haberse lanzado a tumba abierta a convencer a los estadounidenses de la necesidad de reformar el sistema de pensiones, George W. Bush se encuentra con una resistencia mayor de la esperada. Sus visitas a 18 Estados hasta ahora -con la intensidad de una campa?a electoral- le han rendido escasos beneficios: el 40% de los estadounidenses, seg¨²n Gallup, aprueba sus propuestas, y el 53% las rechaza. Un nuevo informe se?al¨® ayer que el fondo de pensiones dejar¨¢ de tener super¨¢vit en 2017 y quebrar¨¢ en 2041, en ambos casos un a?o antes de lo calculado.

Las nuevas proyecciones dan munici¨®n a ambos mandos: "Hay un clamor que exige respuestas; hacen falta reformas, y hacen falta ya", dijo ayer el secretario del Tesoro, John Snow. Pero el informe tambi¨¦n respalda el argumento de los que dicen que no se trata de una crisis urgente: "La llamada crisis de la seguridad social existe s¨®lo en un lugar: las mentes de los republicanos; el programa tiene por delante d¨¦cadas de solidez", dijo Harry Reid, l¨ªder dem¨®crata del Senado. Las dos posiciones tienen parte de raz¨®n.

Los expertos coinciden en que algo hay que hacer y que una reforma de ese calado hay que empezarla cuanto antes, pero tambi¨¦n se?alan que la urgencia es relativa y que, en todo caso, en la estrategia de soluci¨®n no hay por qu¨¦ incorporar las cuentas privadas voluntarias que Bush propone, y que los trabajadores m¨¢s j¨®venes podr¨ªan poner en marcha desviando parte de sus impuestos destinados a la cobertura de las pensiones. S¨®lo el 33% de los encuestados apoyan la iniciativa; en cambio, cuando el sondeo plantea si hay que reformar el sistema sin tocar los beneficios, el plan de Bush tiene un respaldo del 45%.

Con este panorama, la Casa Blanca estudia cuidadosamente c¨®mo mantener la reforma -un compromiso electoral de Bush- rectificando quiz¨¢ sus puntos m¨¢s chocantes. "Todas las opciones est¨¢n sobre la mesa", reitera el presidente; lo volvi¨® a hacer en Nuevo M¨¦xico: "El problema no se va a resolver con una iniciativa republicana o dem¨®crata; va a ser una iniciativa nacional de ambos partidos". Los expertos advierten un giro m¨¢s conciliador, a la vista de la frialdad o la preocupaci¨®n con la que incluso su electorado contempla la reforma de un sistema que ha funcionado muy bien desde hace 70 a?os y que tiene 47,6 millones de beneficiarios.

Los dem¨®cratas se oponen frontalmente a la reforma, pero son conscientes de que deben ofrecer alternativas: el sistema de pensiones ingresar¨¢ menos de lo que gasta en 2017 -tambi¨¦n un a?o antes de lo calculado- e ir¨¢ a la quiebra, como se?ala el informe, en 2041 si no se introducen ya medidas correctoras. El problema de Medicare -equivalente a la seguridad social para ancianos y minusv¨¢lidos y con 41,7 millones de beneficiarios- es peor, porque desde el pasado a?o ingresa menos de lo que gasta y estar¨¢ en bancarrota en 2020. ?sa es la verdadera crisis, dicen los dem¨®cratas, de la que Bush pr¨¢cticamente no habla.

La fuerte campa?a personal del presidente est¨¢ respaldada por destacados miembros del partido, como el senador John McCain, que ha criticado duramente al lobby de los jubilados, radicalmente opuesto a los planes y con un despliegue antirreforma de prensa y televisi¨®n que se est¨¢ demostrando letal para la Casa Blanca: "No podemos esperar; no s¨®lo tenemos obligaciones con las personas mayores; las tenemos tambi¨¦n con las generaciones futuras", dijo McCain en Nuevo M¨¦xico.

El marat¨®n presidencial de 60 d¨ªas est¨¢ tocando a su fin. El momento es cr¨ªtico: en las vacaciones de Semana Santa, los congresistas vuelven a sus distritos electorales y toman la temperatura de los ciudadanos. A medio plazo, el Congreso deber¨¢ tomar cartas en el asunto, con la preocupaci¨®n -para republicanos y dem¨®cratas- de las elecciones de oto?o de 2006 y el impacto de un asunto tan pol¨ªticamente cargado como el de la reforma de las pensiones.