"El lenguaje no es propiedad del autor, es un fen¨®meno colectivo"
A sus 75 a?os, Enzensberger, un hombre menudo de ojos claros y curiosos que transmite una energ¨ªa intelectual envidiosa, se presenta animoso, sutil y dulce. La conversaci¨®n tiene lugar en el Goethe-Institut de Barcelona, ciudad a la que el infatigable comunicador ha acudido para dar una lectura de su poemario m¨¢s reciente tan distendida como si charlara en el sal¨®n de su casa.
PREGUNTA. Parece que usted tiene una preferencia por los proyectos parad¨®jicos: crear un "Museo de la poes¨ªa moderna" (t¨ªtulo de la gran antolog¨ªa de la poes¨ªa universal contempor¨¢nea) o escribir una ]]>Historia de las nubes.
RESPUESTA. Esto no es una invenci¨®n m¨ªa, tiene que ver con que el mundo en s¨ª es contradictorio. Luego hay la costumbre de incluir en el pensamiento siempre lo contrario. Tengo una especie de entrenamiento, uno se acostumbra. No cultivo el gusto por posiciones fijas, suelo decir que no soy un ¨¢rbol; los ¨¢rboles s¨ª tienen posiciones fijas, son inamovibles, crecen donde est¨¢n, pero nosotros somos seres m¨®viles.
"Es sabido que uno no empieza de cero, eso era una ilusi¨®n de la vanguardia que pretend¨ªa escribir en una tabla rasa"
P. ?En qu¨¦ consiste una ]]>Historia de las nubes?
R. Si se toma el t¨ªtulo en el sentido propio de la palabra, tiene al menos dos significados: uno relacionado con la evoluci¨®n de la naturaleza, es decir, en un momento dado se gener¨® la atm¨®sfera -los cambios de clima nos lo recuerdan ¨²ltimamente de forma violenta-, es el lado de la historia natural, y en el otro lado est¨¢ la historia de la percepci¨®n de las nubes. Se podr¨ªa afirmar que las nubes se hacen visibles, tal como las vemos hoy, a trav¨¦s del arte, de la pintura. Empieza con la pintura flamenca y la italiana, de modo que se conforma toda una historia del arte de las nubes, como motivo y como espacio de la imaginaci¨®n. De la misma manera que se ven muchas cosas a trav¨¦s de un filtro: pi¨¦nsese s¨®lo en las consecuencias que tuvo el impresionismo sobre nuestra percepci¨®n. La gente naturalmente no se da cuenta de ello, pero lo cierto es que si uno ve en verano un ¨¢rbol en una luz sesgada, lo ve en puntos, cuando antes del impresionismo nadie lo vio as¨ª. ?ste es el aspecto antropol¨®gico, existe una historia de la percepci¨®n, y el t¨ªtulo se podr¨ªa desplegar en estas dos l¨ªneas. Adem¨¢s cuento, por supuesto, mi propia historia con las nubes, c¨®mo me ha ido con ellas. Esto forma parte de una historia personal.
P. ?Se podr¨ªa decir que el tema de las nubes concuerda con su car¨¢cter como pensador? Una mente que mantiene una visi¨®n de conjunto m¨¢s amplia.
R. S¨ª, esto indudablemente me concierne. Uno est¨¢ en constante movimiento para acercarse a las cosas, para meterse en ellas, y, al mismo tiempo, trata de ganar distancia para poder mirar de otra manera, desde fuera. A m¨ª me ha marcado, como a todas las personas de mi generaci¨®n, la problem¨¢tica alemana, de ah¨ª que llegu¨¦ a un punto en el que me dije, tengo que salir de aqu¨ª, estar una buena temporada lejos para ganar distancia cognitiva. En el fondo, s¨®lo llegas a conocer tu pa¨ªs cuando te alejas de ¨¦l. No hay que olvidar que Alemania en la ¨¦poca de posguerra era muy provinciana, y no sal¨ªamos apenas, era mucho m¨¢s dif¨ªcil viajar entonces.
P. Me refiero a que usted, desde muy temprano, ha mirado m¨¢s all¨¢ de las fronteras alemanas y se ha ocupado tambi¨¦n de cuestiones pol¨ªticas. Su ¨²ltima incursi¨®n en este terreno fueron los ensayos de los a?os noventa a prop¨®sito del Golfo y la guerra de Bosnia.
R. Los europeos s¨®lo despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial se han ido acostumbrando a que habitan toda Europa. Es una novedad y un hecho pol¨ªtico, no s¨®lo en el sentido de Bruselas, sino tambi¨¦n en relaci¨®n a las formas de vida. La gente tiene casas en otros pa¨ªses, se enamora de extranjeros, los negocios traspasan las fronteras, se generan amistades en todas partes. Europa se ha convertido en un h¨¢bitat enorme, esto es un ¨¦xito sin parang¨®n. La primera vez que estuve en Espa?a, en 1953, sin dinero y en autostop -s¨®lo si se ha observado durante a?os la evoluci¨®n de Espa?a se puede calibrar el paso incre¨ªble que ha dado este pa¨ªs-, entonces, las mujeres en Andaluc¨ªa no pod¨ªan salir solas a la calle. Para un espa?ol de diecisiete a?os de hoy esto es completamente inimaginable. Es realmente estupendo lo relativamente r¨¢pido que ha cambiado todo. Naturalmente entonces estaba involucrado con la oposici¨®n, el movimiento estudiantil, todo ese mundillo intelectual que estaba liber¨¢ndose de la dictadura. Fue un asunto excitante y lo he seguido siempre con gran inter¨¦s.
P. Los poemas de ]]>Historia de las nubes hablan con voces cambiantes, y presentan un "yo" o "t¨²" po¨¦tico muy diferenciados.
R. S¨ª, desde luego, lo son mucho, hasta el punto de que a veces parecen las voces de un ventr¨ªlocuo. Eso se debe a que el lenguaje, evidentemente, no es propiedad del autor, es un fen¨®meno colectivo, y se hace m¨¢s rico cuando se escucha en esta cabeza de radio nuestra, a las otras voces, y se les atiende. Por otro lado, soy un esc¨¦ptico de la originalidad: es sabido que uno no empieza de cero, eso era una ilusi¨®n de la vanguardia que pretend¨ªa escribir en una tabla rasa. No s¨®lo se escuchan las voces contempor¨¢neas, sino tambi¨¦n las pret¨¦ritas, cada palabra tiene muchas capas, una compleja historia de significados. Y, adem¨¢s, los pronombres personales en la poes¨ªa, ya se sabe, donde pone "yo" en un poema, no significa autom¨¢ticamente que es el mismo que figura en la portada. Tampoco est¨¢ claro qui¨¦n es el "t¨²", y mucho menos el "nosotros". El juego de los pronombres es un juego con los sujetos.
P. En su poemario entran cosas tan diversas como las altas matem¨¢ticas, la astrof¨ªsica, los personajes hist¨®ricos o la memoria del pasado. ?De qu¨¦ no se ocupa el poeta Enzensberger?
R. Desde mi punto de vista, la poes¨ªa es omn¨ªvora. No hay nada de lo que no se pueda hacer un poema, sea el Buen Dios, una mujer, una piedra, un fen¨®meno pol¨ªtico, incluso de cosas totalmente cotidianas. Neruda escribi¨® una vez un poema sobre los calcetines, hac¨ªa poemas de todo, era un graf¨®mano, pero, en cualquier caso, abarcaba a todo, eso me gusta de ¨¦l, aunque a veces le sobrase ret¨®rica y de sus posiciones pol¨ªticas mejor no hablemos, pero me gusta que no fuera un especialista. Los poetas no deber¨ªan hacer de legisladores para los otros poetas.
P. Uno de los poemas m¨¢s hermosos, para mi gusto, est¨¢ dedicado a W. G. Sebald. Usted fue su primer editor. ?C¨®mo se produjo esta relaci¨®n?
R. Un buen d¨ªa, finales de los a?os ochenta, recib¨ª el manuscrito de un poema, lo primero que hab¨ªa elaborado como autor creativo, Del natural. Me gust¨® mucho y le dije a mi colega Franz Grien, esto lo tienes que publicar sin falta. Y sali¨® un libro muy bonito, en una tirada peque?a. As¨ª se dio el contacto y nos encontramos. Result¨® que escrib¨ªa prosa -le considero uno de los autores de prosa m¨¢s importantes de la literatura alemana de la segunda mitad del siglo XX- y le dije que publicar¨ªa todo lo que hiciera. Fue naturalmente un golpe de suerte. Triste que muriera tan pronto.
P. ?C¨®mo le da tiempo para escribir con tantas actividades suplementarias?
R. Siempre me digo que somos bimanos. La derecha la necesito para escribir mis cosas propias, pero despu¨¦s me queda una mano libre con la que puedo hacer muchas otras cosas. Esto lo considero, en todos los sentidos, ps¨ªquicamente sano porque le preserva a uno de esa enfermedad profesional del escritor que cuenta s¨®lo lo propio, y que puede llevar a graves deformaciones. El mundo est¨¢ repleto de estos genios que s¨®lo se interesan por sus propios libros; yo eso lo encuentro poco saludable. Un novelista puede trabajar cumpliendo con un horario -se conoce que Thomas Mann trabaj¨® como un funcionario-, pero un poeta no. No puedo sentarme a las nueve en el escritorio y producir versos hasta las cinco de la tarde, esto no funciona as¨ª. De modo que me queda energ¨ªa para otras cosas. Encuentro agradable jugar en varios tableros, unas veces el teatro, otras un libreto de ¨®pera, traducciones, una revista durante un tiempo, esto a m¨ª me conviene.
P. ?La poes¨ªa alemana contempor¨¢nea tiene hoy alguna relevancia?
R. Hubo un tiempo algo triste y apagado en los a?os setenta y ochenta. Aunque se dieron algunos momentos de energ¨ªa -en gente como Rolf Dieter Brinkmann, al menos transmit¨ªa fuerza-, fue m¨¢s bien la excepci¨®n. Hoy el nivel formal ha aumentado, hay un par de autores interesantes. De hecho, siempre es cuesti¨®n de tres o cuatro nombres. Durs Gr¨¹nbein es sin duda un hombre de mucho talento que tiene un concepto muy formado de la poes¨ªa. Y puede que haga escuela. Hay gente muy valiosa, como el vigoroso y aventajado Raoul Schrott. No soy cr¨ªtico, pero leo cosas que me agradan y, curiosamente, en muchos casos es gente de la antigua RDA, como el mencionado Gr¨¹nbein, tambi¨¦n Barbara K?hler, Kathrin Schmidt o Kurt Drawert. Aunque durante un tiempo parec¨ªa que los autores del Este se hab¨ªan ca¨ªdo al vac¨ªo, era realmente dram¨¢tico, si bien afectaba a poetas de otra generaci¨®n, gente mayor como Wolfgang Hilbig o Volker Braun. Volker Braun todav¨ªa lucha con el socialismo, que fue el tema de su vida; todos los que nacieron en los a?os treinta o cuarenta lo tienen muy dif¨ªcil, est¨¢n atados a esta constelaci¨®n de la censura y de la fidelidad a los ideales de antes; toda esta problem¨¢tica que para nosotros tiene algo hist¨®rico. Y no todo el mundo puede hacer como Heiner M¨¹ller, que se salv¨® gracias al cinismo. Ya en tiempos de la RDA, yo lo conoc¨ªa bastante bien, y le dec¨ªa, "eres un sado-marxista". Pero en general, para volver al tema, la poes¨ªa no pasa por un momento de depresi¨®n. La poes¨ªa, esto es lo incre¨ªble, nunca muere.

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