El Papa, fatigado y sin habla, imparte una dram¨¢tica bendici¨®n 'urbi et orbi'
El cardenal Sodano lee la homil¨ªa ante una emocionada multitud de 70.000 personas
Juan Pablo II intent¨® decir ayer unas palabras, bendecir urbi et orbi "en el nombre del Padre", pero no pudo. Gimi¨®, tosi¨®, se llev¨® las manos a la cabeza, hizo todos los esfuerzos posibles, sin ¨¦xito. El Papa salud¨® en silencio a las casi 70.000 personas que acudieron a la plaza vaticana de San Pedro para celebrar el domingo de Pascua y se mostr¨® como estaba: cansado, enfermo y dolorido. La multitud le despidi¨® con un aplauso emocionado y con la sensaci¨®n de que quiz¨¢ no hubiera muchas m¨¢s ocasiones para saludar a Karol Wojtyla.
Los dos m¨¦dicos encargados de velar por su salud -el m¨¦dico personal, Renato Buzzonetti, y el jefe del equipo del Policl¨ªnico Gemelli, Rodolfo Proietti-, le hab¨ªan permitido pronunciar una frase, la que deb¨ªa concluir la ceremonia, y suplir, de alguna forma, la larga bendici¨®n pol¨ªglota de otros a?os. Juan Pablo II se asom¨® a su ventana para escuchar su propia homil¨ªa, le¨ªda por el cardenal Angelo Sodano, y, llegado el momento, quiso decir las palabras: "En el nombre del Padre, del Hijo y del Esp¨ªritu Santo".
La incapacidad de la garganta gener¨® unos segundos terribles, retransmitidos en directo por 104 cadenas de televisi¨®n de 64 pa¨ªses, entre ellos ocho de religi¨®n musulmana. La frustraci¨®n del Papa y la espera tensa de los fieles congregados en la plaza produjeron una situaci¨®n dram¨¢tica. No hubo forma, y volvi¨® a ser el cardenal Sodano, secretario de Estado y n¨²mero dos del Vaticano, quien cerrara el rito lit¨²rgico.
Ya el a?o pasado, en Navidad y Pascua, el papa Wojtyla parec¨ªa consumido por la enfermedad de Parkinson. Entonces, sin embargo, logr¨® dar la bendici¨®n en 62 idiomas, m¨¢s que en ninguna otra ocasi¨®n de su pontificado. La comparaci¨®n hizo especialmente dura la ocasi¨®n de ayer. El "Papa del silencio", como llama la prensa italiana a Karol Wojtyla desde la traqueotom¨ªa sufrida el 23 de febrero, s¨®lo fue capaz de estar presente durante largos minutos en su ventana y mostrarse en su fragilidad.
L'Osservatore Romano, el diario del Vaticano, public¨® un comentario editorial en el que subrayaba que al Papa le costaba mucho soportar la incapacidad f¨ªsica que le imped¨ªa celebrar, o al menos concelebrar, una de las festividades m¨¢s importantes del calendario cat¨®lico. "Esta Pascua de 2005", escrib¨ªa el diario, "se presenta claramente marcada por la participaci¨®n afectuosa de todos (cercanos y lejanos) en el sufrimiento de Juan Pablo II. El cual, a su vez, no oculta la fatiga que le cuesta esta obligaci¨®n de permanecer al margen".
Juan Pablo II hab¨ªa recibido miles de cartas y mensajes por Semana Santa, remitidos por notables como el presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, o por ciudadanos de a pie de todo el mundo. El m¨¢s valorado fue el del patriarca ortodoxo de Mosc¨², Alesio II, quien dijo rezar para que Dios concediera al Papa "buena salud y asistencia en su alto magisterio".
La misa fue celebrada por el cardenal Sodano, que tambi¨¦n ley¨® la homil¨ªa en nombre del Papa. Tras rememorar la resurrecci¨®n de Jes¨²s, el mensaje dec¨ªa: "Qu¨¦date con nosotros, Palabra viviente del Padre, y ens¨¦?anos palabras y gestos de paz: paz para la tierra consagrada por tu sangre y empapada con la sangre de tantas v¨ªctimas inocentes, paz para los pa¨ªses del Medio Oriente y ?frica, donde tambi¨¦n se sigue derramando mucha sangre, paz para toda la humanidad, sobre la cual se cierne siempre el peligro de guerras fratricidas".
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