La guerrilla hutu deja las armas y abre la puerta a la paz en Ruanda y Congo
El FDLR condena el genocidio de 1994 cometido por su milicia radical Interhamwe
La comunidad de San Egidio, implicada en la soluci¨®n de conflictos en Argelia y Mozambique, ha logrado, tras meses de discretas negociaciones, que las Fuerzas Democr¨¢ticas de Liberaci¨®n de Ruanda (FDLR), la principal guerrilla hutu, anuncie el abandono de la lucha y condene el genocidio cometido en 1994 por sus unidades. De materializarse, supondr¨¢ el final de una guerra larvada que desde 1994 ha costado la vida de m¨¢s de cuatro millones de personas en Ruanda y Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo. El acuerdo ser¨¢ rubricado el s¨¢bado en Roma.
Uno de los elementos sorprendentes del anuncio de ayer es que el principal grupo rebelde hutu condena el genocidio cometido en Ruanda en la primavera de 1994 y en el que murieron cerca de 800.000 tutsis y hutus moderados. El responsable material de aquella matanza fue la milicia radical Interhamwe (que significa "los que matan juntos"), y que es el n¨²cleo duro del FDLR. Los dirigentes de esa organizaci¨®n aseguran que la decisi¨®n, que se supone un¨¢nime, de poner fin a la lucha obedece a su deseo de contribuir al final de la "cat¨¢strofe humanitaria" que se vive en la regi¨®n de los Grandes Lagos.
El genocidio ruand¨¦s aceler¨®, en junio de 1994, la toma de Kigali por el Frente Revolucionario Ruand¨¦s, guerrilla de mayor¨ªa tutsi asentada en el norte de Ruanda. Cerca de dos millones de hutus, el Gobierno depuesto y los interhamwes huyeron -ayudados por el Gobierno de Fran?ois Mitterrand a trav¨¦s de su Operaci¨®n Turquesa- a la regi¨®n de los dos Kivu, en el este de Congo, donde se asentaron en grandes campos de refugiados. Desde ellos, los interhamwes realizaron incursiones en Ruanda hasta que los dirigentes de este pa¨ªs, apoyados por Uganda, instrumentalizaron una rebeli¨®n banyamulengue (tutsis de Congo) contra Mobutu Sese Seko, atacaron los campos y expulsaron meses despu¨¦s de Kinshasa al dictador zaire?o, instalando en su lugar a Laurent Kabila.
En 1998, Ruanda y Uganda -enemistados con Kabila, que no sigui¨® el gui¨®n previsto- invadieron el este de Congo para perseguir al FDLR y sus aliados. La ONU calcula que desde entonces han muerto m¨¢s de tres millones de personas (sin contar el genocidio) por guerra y hambre. Ruanda y Uganda, cuando tuvieron que retirarse, crearon guerrillas clientelares y a trav¨¦s de ellas prosiguieron con los ajustes de cuentas.
El Gobierno de Ruanda, dominado por la etnia tutsi, y que debe de estar al tanto de las gestiones de San Egidio, reaccion¨® ayer con cautela, pese a que el l¨ªder del FDLR, Ignace Murwanashyaka, orden¨® un inmediato alto el fuego y el final de las operaciones militares. Richard Sezibera, principal asesor del presidente ruand¨¦s, Paul Kagame, exigi¨® pasos concretos: "Si han renunciado a la lucha, deber¨¢n desarmarse por completo. S¨®lo as¨ª sabremos que van en serio".
Exigencias a Kigali
A cambio, la milicia hutu exige a Kigali el retorno a Ruanda de los refugiados y su integraci¨®n en la vida del pa¨ªs. San Egidio espera que el Gobierno tutsi garantice la seguridad de los rebeldes que dejen las armas para que puedan retornar a sus casas. El FDLR quiere transformarse en un partido pol¨ªtico. Los detalles t¨¦cnicos del desarme y el retorno se concretar¨¢n en la reuni¨®n prevista el s¨¢bado en Roma, en la que tambi¨¦n participar¨¢n miembros de Naciones Unidas destacados en la Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo, donde la ONU mantiene su misi¨®n m¨¢s importante y cara.
Si se confirmara con hechos, el acuerdo de Roma llevar¨¢ la paz a Ruanda despu¨¦s de 45 a?os de conflicto intermitente (desde la independencia de B¨¦lgica) y tendr¨¢ un efecto domin¨® en la Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo y Burundi (un conflicto gemelo entre la mayor¨ªa hutu y la minor¨ªa tutsi en el poder). Matanzas aparentemente locales, como el que padece Ituri (norte de Congo) -donde las tribus hemas y lendus, un remedo de tutsis y hutus respectivamente, son orquestados desde el exterior-, podr¨ªan solucionarse.
"El FDLR condena el genocidio cometido contra Ruanda y a sus autores y se compromete a luchar contra todas las ideolog¨ªas que generen odio ¨¦tnico y a cooperar con la justicia internacional", dice el comunicado del FDLR hecho p¨²blico ayer en la capital italiana. Esta ¨²ltima frase es la clave, pues abre la puerta a la actuaci¨®n de la Corte Penal Internacional de La Haya, cuya fiscal¨ªa investiga desde hace meses esta guerra y cuya actuaci¨®n podr¨ªa salpicar a los dos bandos.
No todos en el Gobierno de Ruanda parecen satisfechos. El responsable de Exteriores, Charles Murigande, asegur¨® ayer que los rebeldes refugiados en Congo tendr¨¢n que responder ante la justicia de sus actos en el genocidio, pero no est¨¢ claro si se refiere a la justicia local o a La Haya.
El caso de Burundi
El FDLR es el principal grupo armado hutu que opera en el este de Congo. Se calcula que cuenta con 14.000 milicianos en armas, aunque algunas fuentes lo elevan a 30.000. Un segundo grupo, hutus burundeses, se mantiene activo en Uvira, al sur de Kivu, pero sus objetivos se concentran en Burundi. Si el FDLR deja las armas y se convierte en un partido pol¨ªtico, los hutus burundeses quedar¨ªan debilitados y es posible que se sumen al proceso de paz auspiciado como mediador por Nelson Mandela.
Sezibera, asesor del presidente Kagame, dijo ayer que un eventual retorno de los refugiados hutus a sus aldeas no representar¨ªa un problema grave, pues el pa¨ªs vive desde 1996 un proceso de reconciliaci¨®n que ha permitido la reinserci¨®n de miles de refugiados. Este optimismo no es compartido por las ONG.
La presi¨®n exterior, sobre todo desde su principal aliado de Ruanda, Estados Unidos, y un agotamiento en los a?os de guerra continua podr¨ªan facilitar la soluci¨®n de un conflicto que salpic¨® a siete pa¨ªses lim¨ªtrofes. Madeleine Albright, cuando era secretaria de Estado de EE UU, lo calific¨® de "primera guerra mundial africana".
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