Los raros
Ser freaky (es decir, friki) significa raro, estrafalario. As¨ª que lo freak puede designar desde la monstruosidad al adefesio, pero siempre algo que provoque curiosidad. Una chaladura. Los freaks fueron las flores m¨¢s raras de la ¨¦poca hippie, y de aquella osad¨ªa vital de los locos y sus cacharros quedan algunas huellas interesantes en el cine, la m¨²sica o los tebeos. E incluso queda alg¨²n club de nost¨¢lgicos que se re¨²nen a ver la pel¨ªcula Freaks todos los a?os. ?Un club de freaks? ?Eso s¨ª que es raro! Hace a?os que lo freak se usa como t¨¦rmino cultural, una especie de moda mutante de lo ¨²nico e inclasificable. Todo arte novedoso representa algo freak, imprevisible, para el tiempo en que surge. Hay algo raro en la sonrisa de la Gioconda como lo hay en los ojos de la liebre de Durero. No tan raro, de todas formas, como la rareza que pinta Goya en la familia de Carlos IV. Tampoco es de extra?ar que Don Quijote sea reivindicado como un gran h¨¦roe freaky, aunque tenga que competir con Godzilla, Kin Kong, la Bruja Aver¨ªas, el Enano Rojo y gente as¨ª. Lo que ocurre con esta moda mutante, contradictoria, simp¨¢tica, de lo chiflado, es que su destino no ha sido raro, sino m¨¢s bien normal. Lo freaky es ahora una extendid¨ªsima etiqueta de consumo comercial. Bueno, el mago de Oz es otro h¨¦roe raro, y su creador era un genial escaparatista. Hay tiendas freaks de todas clases: bolsos raros, sombreros raros, e incluso animales de compa?¨ªa raros. Por no hablar de las snakers, zapatillas deportivas raras y car¨ªsimas. Quiz¨¢s los aut¨¦nticos freaks de hoy, los "chicos raros", son seres que no se dejan ver porque su chifladura es virtual, una prolongaci¨®n del rol, las consolas y los videojuegos. Hay un gran equ¨ªvoco sobre estos productos: los mayores consumidores no son los ni?os, sino adultos que se resisten a serlo. Est¨¢ por desarrollar una teor¨ªa pol¨ªtica de lo freaky. Pero, entre otros signos, el v¨ªdeo de los "chicos raros" de la FAES sobre el 11-M, la chaqueta cruzada de Zaplana, la chaqueta de cruzado de Acebes, y el rol virtual de Aznar ("?Ese monstruo!", en elogio freak), hacen pensar que m¨¢s que una derecha dura lo que hay en Espa?a hoy es una derecha rara.
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