El catal¨¢n que ama Flandes
Ausente Freire, enfermo, Flecha toma hoy el relevo en una carrera esquiva con los espa?oles
Al otro extremo del hilo telef¨®nico, Eric Breukink, casi desolado, anuncia: "No; Freire no ha venido a B¨¦lgica. Esta ma?ana, antes de coger el avi¨®n, me ha llamado desde Suiza. Ten¨ªa 38 grados de fiebre. No ten¨ªa sentido venir".
Y, ahora, ?qu¨¦?
Dentro de la angustia, la de Breukink, el director del Rabobank, era menor. En su equipo a¨²n cuenta con uno de los grandes favoritos para el Tour de Flandes -la Ronda, que dicen los flamencos (Teledeporte y Eurosport, 13.00; La 2, 15.30)- en el veterano holand¨¦s Eric Dekker. Pero... los espa?oles, ?qu¨¦? ?Con qu¨¦ se quedan en una carrera en la que nunca han pintado, pero que esta vez hab¨ªa atra¨ªdo de manera singular al glot¨®n tricampe¨®n mundial?
A los espa?oles les queda Juan Antonio Flecha, responde en la sala de prensa el eco de las b¨®vedas neog¨®ticas del antiguo mercado de Brujas, bajo la esbelta torre de Belfort. S¨ª, el catal¨¢n, el ciclista todo coraz¨®n que corre en el Fassa Bortolo, en el que ha encontrado la comprensi¨®n; la horma de su pasi¨®n, la de Giancarlo Ferretti, con quien ha aprendido a ganar cl¨¢sicas. Flecha, s¨ª; el que termin¨® en 2004 el 12? a pesar de que se hab¨ªa equivocado, que se hab¨ªa dejado enga?ar por los veteranos.
S¨ª, ese Flecha. Ya se sabe qui¨¦n es. Todos conocen su fogosidad, su clase... ?Pero puede ganar hoy? ?scar Freire es capaz de cualquier cosa, el candidato ideal en una carrera de un d¨ªa, en cualquier terreno. ?Pero Flecha?
Los periodistas -belgas, italianos, inmensa mayor¨ªa, alg¨²n franc¨¦s- que esperan en las terrazas, bajo un sol extra?o en B¨¦lgica, comiendo un bistec con cebolla frita; los aficionados, que dan vueltas en bicicleta intentando no atropellar a las manadas de turistas, paseantes de a pie en la v¨ªspera de la carrera a la que muchos llaman "el Campeonato del Mundo de los flamencos", uno de los cinco monumentos del ciclismo junto a las Mil¨¢n-San Remo, Par¨ªs-Roubaix y Lieja-Bastogne-Lieja y el Giro de Lombard¨ªa, hablan de su cultura, de su gente. No hablan de Flecha. Dicen que la Ronda es la expresi¨®n m¨¢xima de un sentimiento ciclista, la misa mayor de una religi¨®n en la que los espa?oles no tienen derecho a portar un cirio: "Que se queden con su Tourmalet y su Galibier, con los puertos en que nos hacen sufrir. Que nos dejen a nosotros, a nuestro loco Van Petegem, El Negro, que siempre, venga o no venga a cuento, ataca en el Tenbosse, el monte n¨²mero 15, porque pasa por Brakel, su pueblo". Y hablan de su nuevo ¨ªdolo, el apol¨ªneo Tom Boonen; del jovencito Devolver, el Armstrong rubio, como le han bautizado tras su triunfo el jueves en los Tres D¨ªas de La Panne; de Dekker, de Hincapi¨¦...
Algunos hablan tambi¨¦n de Lance Armstrong, el estadounidense maestro del Tour, que, dicen, quiere dejar su impronta en la cl¨¢sica que m¨¢s le emociona. "Atenci¨®n a Lance", dice su director, Johann Bruyneel; "estoy seguro de que va a intentar alg¨²n n¨²mero, alguna exhibici¨®n importante". Pero luego, en voz m¨¢s baja, como compartiendo un secreto, a?ade: "Pero cuidado con Flecha. Me gusta mucho. Es un gran corredor".
Hay que hablar con Flecha, pues. Se habla con Flecha y a los dos minutos uno se pregunta qu¨¦ sabr¨¢n estos flamencos de algunos espa?oles. Algunos no son escaladores. Y algunos, como Flecha, que recita los 17 montes de la carrera de hoy como si fueran las paradas del Metro de Barcelona, de carrerilla y con todas sus caracter¨ªsticas, pendientes, piso y anchura, parecen incluso m¨¢s flamencos que los flamencos. "Es que es la carrera que mejor me va", asegura; "es que me he visto en DVD todas las ediciones de las que hay im¨¢genes y este a?o no voy a hacer el tonto como el pasado...".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.