Eurodebilidad
La econom¨ªa espa?ola y la europea siguen manteniendo ritmos de crecimiento dispares. La primera refleja su pulsaci¨®n diferencial en la reducci¨®n del paro; la segunda lo aumenta. La UE no acaba de afianzar un ritmo aceptable. Las previsiones que ayer difundi¨® la Comisi¨®n Europea dejan poco lugar a la complacencia, por mucho que Bruselas se empe?e en trasladar a 2006 una mayor expansi¨®n. En 2005, el PIB en la eurozona (los 12 pa¨ªses que comparten moneda) no crecer¨¢ m¨¢s del 1,6%, y el 2% en el conjunto de la UE, muy por debajo de los registros de 2004: 2% y 2,4%, respectivamente.
Los factores de esa desaceleraci¨®n son por desgracia los mismos que cuando se inici¨® el debilitamiento a mediados del pasado a?o: subida del precio del petr¨®leo y fortaleza del euro frente al d¨®lar. El comercio mundial no crecer¨¢ este a?o con la misma intensidad que el anterior, dificultando la compensaci¨®n que el sector exterior ejerc¨ªa en algunas econom¨ªas. Y contin¨²an actuando otros elementos que deprimen la demanda interna en algunas de las econom¨ªas centrales. El caso m¨¢s destacado es Alemania, donde la confianza de las familias se mantiene baja, dada la direcci¨®n de las reformas en marcha y el aumento del paro, que ha alcanzado m¨¢ximos desde la Segunda Guerra Mundial.
Hay poco espacio para ese optimismo con el que la Comisi¨®n contempla la transici¨®n a 2006. En primer lugar, porque nada ha cambiado; en segundo, porque el entorno internacional no ser¨¢ tampoco propicio. Ni EE UU ni China, locomotoras hasta ahora, van a acelerar su crecimiento en los pr¨®ximos 12 meses. Y la recuperaci¨®n de Jap¨®n va para largo.
A la econom¨ªa espa?ola se le asigna en 2005 un crecimiento del PIB del 2,7%, muy superior a la media europea. El comportamiento de muchos indicadores es distinto al de Europa. As¨ª, por ejemplo, ocurre en el caso del desempleo. Ayer se conoci¨® que en marzo hubo una notable reducci¨®n de 32.217 personas respecto al mes anterior, a diferencia del conjunto de la UE. La verificaci¨®n de ese mejor panorama espa?ol no deber¨ªa ser obst¨¢culo para reconocer su vulnerabilidad si se acent¨²a la debilidad europea en los pr¨®ximos meses.
No habr¨¢ m¨¢s facilidades para afianzar el relevo de la demanda interna (el consumo de las familias y el gasto en construcci¨®n) por el sector exterior. Este ¨²ltimo sigue denunciando las limitaciones de un patr¨®n de crecimiento vulnerable, hu¨¦rfano de suficientes ventajas competitivas que nos diferencien de econom¨ªas menos desarrolladas, con costes de los factores m¨¢s reducidos. La combinaci¨®n del saldo negativo de la balanza de pagos por cuenta corriente con la del flujo de inversiones extranjeras directas explica la urgencia de afrontar algunas de las decisiones previstas en ese plan de dinamizaci¨®n anunciado hace semanas. En particular, las destinadas a estimular el fortalecimiento y la modernizaci¨®n del stock de capital humano y tecnol¨®gico.
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