Saturaci¨®n y p¨¢nico
La muerte de Juan Pablo II ha tenido un tratamiento televisivo de planteamiento, nudo y desenlace. El planteamiento lleg¨® el mi¨¦rcoles con las im¨¢genes del Pont¨ªfice asom¨¢ndose a la ventana de la plaza de San Pedro por ¨²ltima vez. El jueves y el viernes incluso lleg¨® a ser comentario en las tertulias ma?aneras de TVE-1, Antena 3 y Tele 5, aunque fue tratado con m¨¢s respeto que el resto de contenidos. El nudo se precipit¨® el viernes, y dispar¨® las urgencias en forma de conexiones y avances compulsivos. Se diluy¨® la frontera que separa la expectaci¨®n l¨®gica del deseo de precipitarla, quiz¨¢ debido a la impaciencia de mostrar los trabajados reportajes preparados de antemano.
Las trascendencias hist¨®ricas contagian de fiebre de directo fen¨®menos tan poco puntuales como la muerte. Mientras el Vaticano recurr¨ªa a formulaciones como que el Papa se "apaga serenamente", la serenidad se esfum¨® de los plat¨®s y provoc¨® aperturas aceleradas de los noticiarios y comentarios de gusto opinable sobre la "sorprendente resistencia" de Juan Pablo II.
Y el desenlace lleg¨® el s¨¢bado, p¨¦simo d¨ªa para una cobertura ideal pero que permiti¨® "improvisar" programas especiales biogr¨¢ficos. Si la cobertura est¨¢ justificada o fue excesiva, requerir¨ªa de una reflexi¨®n previa: concluir si Espa?a es tan cat¨®lica y si la televisi¨®n no es, en s¨ª misma, un medio que tiende al p¨¢nico, una debilidad obscena cuando la informaci¨®n es realmente trascendente. La audiencia desmiente seg¨²n qu¨¦ vestiduras rasgadas. El programa m¨¢s visto del domingo fue A¨ªda, de Tele 5, y la misma cadena no suspendi¨® la retransmisi¨®n del Gran Premio de F¨®rmula 1 mientras otras adaptaban su parrilla a la actualidad (el Zon@ Disney del domingo se emiti¨® por La 2, por ejemplo). Hubo saturaci¨®n y la sigue habiendo, y TVE cont¨® con m¨¢s medios pero sin las perlas de una Paloma G¨®mez Borrero (copada por el Cada d¨ªa de Mar¨ªa Teresa Campos en Antena 3 y por el programa especial). O el recurso, algo temerario, de enviar de corresponsal de A tu lado al p¨¢ter Carlos Fuentes, cat¨®lico cat¨®dico y fr¨ªvolo pero que, a pie de obra, proporciona un toque necesario de cercan¨ªa callejera.
Una vez encendida la mecha de las prisas, todos han estado pendientes de los dem¨¢s y, olvidando que los tempos f¨²nebres y los de la tele son opuestos, han corrido a presentar las noticias desde el escenario de la historia, esclavos de una urgencia que poco tiene que ver con la angustia, la curiosidad o el dolor de los creyentes. Que los partidos pol¨ªticos critiquen o no a TVE es un episodio m¨¢s de oportunismo. Y olvida que millones de espa?oles vieron cadenas privadas y auton¨®micas. En estos d¨ªas estamos confirmando que el mapa televisivo de este pa¨ªs sufre una delirante tendencia a solaparse y a hacer todos lo mismo o parecido, sin detenerse a pensar si pueden o no permit¨ªrselo.
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