Playas escondidas en el norte de Mallorca
Parajes secretos entre el grandioso cabo Formentor y las calas de Capdepera
Hay otras Mallorcas, pero est¨¢n en ¨¦sta. Se podr¨ªa parafrasear al poeta de una forma un poco facilona para hablar de una isla que es por s¨ª sola un micromundo. La totalidad de su territorio est¨¢ plenamente humanizado desde hace muchos miles de a?os -¨¦se es en realidad su encanto- y mentir¨ªa quien dijese que a¨²n quedan en ella rincones v¨ªrgenes: la isla se presta como pocas a la aventura para el viajero con algo de imaginaci¨®n que sabe que los descubrimientos tambi¨¦n pueden ser interiores. Est¨¢ la Mallorca del pl¨¢ central, pagessa y laboriosa, eminentemente agr¨ªcola, de hermosos pueblos severos e iglesias imponentes en donde pocas cosas nos recuerdan que el mar est¨¢ a la vuelta de la esquina. Sus habitantes son corteses, pero algo inescrutables: El Felanitx, donde naci¨® Miquel Barcel¨®, ser¨ªa un buen ejemplo, y visitarlo ayuda muy bien a entender su obra casi comestible. Y la burbuja del todo incluido en torno a Magaluf o Palma Nova, con sus hooligans rojos como camarones y sus discotecas atronadoras. Y la leyenda solidificada en el paisaje en torno a Valldemossa y Dei¨¤, donde cada bancal de olivos, cada huerto, cada casa y casi cada piedra parece recordar la visita -o haber merecido el recuerdo- de alg¨²n viajero c¨¦lebre, desde Chopin y George Sand a Rub¨¦n Dar¨ªo y la emperatriz Siss¨ª; de Azor¨ªn a Robert Graves o Jovellanos. Y la Palma secreta e italiana de portalones siempre cerrados y palmeras asomando sobre los muros alt¨ªsimos. Y la isla misteriosa y cabal¨ªstica de Raimundo Lulio, con su red de monta?as coronadas por santuarios y castillos edificados sobre cimientos de qui¨¦n sabe cu¨¢ntos lugares de culto anteriores.
En torno a la bah¨ªa de Pollen?a y el cabo Formentor cristaliz¨® un reducto de cosmopolitismo que no tuvo nada que envidiar a la sofisticaci¨®n 'belle ¨¦poque' de la Costa Azul
En las dos esquinas superiores del cuadrado irregular que forma la isla sobre el mapa, caben tambi¨¦n otras dos Mallorcas diminutas y opuestas que merece la pena visitar con tranquilidad: las separan no m¨¢s de 50 kil¨®metros, pero en la isla las distancias f¨ªsicas no se corresponden, en absoluto, con las abruptas variaciones de sus microclimas.
En torno a la bah¨ªa de Pollen?a y el cabo Formentor cristaliz¨® un reducto de cosmopolitismo que no tuvo nada que envidiar a la sofisticaci¨®n belle ¨¦poque de la Costa Azul. Paseando por el Port de Pollen?a, entre el Club N¨¢utico y el hotel Illa d'Or -con toda su solera de veraneos caros y finos- no hace falta mucha imaginaci¨®n para creerse en Antibes o Cap Ferrat. El agua tranquil¨ªsima llega hasta las ra¨ªces de los pinos inmensos y las araucarias de los hotelitos elegantes, construidos en los primeros 30 a?os del siglo XX por una burgues¨ªa mundana y algo calavera que retrat¨® muy bien Lloren? Villalonga (el mallorqu¨ªn autor de la estupenda Bearn o la sala de las mu?ecas) en una novela suya menos conocida, El hereu de do?a Obdulia.
Fuera de temporada sus contraventanas cerradas y las tumbonas y bicicletas apiladas bajo sus porches proporcionan al paseante meditabundo una buena raci¨®n de ese "desespero agradable" que tanto cosquilleaba por la espalda de Erik Satie. Y tampoco extra?a que su aire inquietante inspirase a Agatha Christie su Problema en Pollensa. El dato es revelador y definitivo: no hubo nadie m¨¢s r¨¢pido que la inglesa a la hora de apropiarse de los paisajes / s¨ªmbolo y de la forma de entender la vida de los ricos de su ¨¦poca. Haber servido de escenario a una de sus intrigas es la mejor carta de nobleza para cualquier lugar que diga encarnar algo del cosmopolitismo despreocupado y casi tr¨¢gico de la Europa de entreguerras.
El cabo Formentor cierra la bah¨ªa por el norte con sus picachos abalanz¨¢ndose sobre el mar. Es un paisaje de dramatismo domesticado, luminoso y amable que encontr¨® en Sorolla y Rusi?ol -pintores tal vez no geniales, pero desde luego amables- unos perfectos retratistas. Merece la pena recorrerlo hasta el extremo m¨¢s alejado, donde est¨¢ uno de esos faros del fin del mundo que hubiese gustado mucho a Julio Verne si alguna vez en toda su vida se hubiese animado a salir de Nantes. Y parar por el camino en la amplia cala del Pi de la Posada. All¨ª los pinos del inmenso jard¨ªn en terrazas casi no dejan ver las instalaciones del m¨ªtico hotel Formentor. Se inaugur¨® en 1930, y fue de los primeros en colocar su anuncio luminoso sobre la Torre Eiffel. No hay duda de que el reclamo funcion¨®, porque su lista de hu¨¦spedes glamourosos en b¨²squeda de inviernos templados e inc¨®gnito absoluto incluye a Grace Kelly, Charles Chaplin, Winston Churchill y -justicia po¨¦tica- ese Peter Ustinov que bordaba el papel de Poirot en tantas pel¨ªculas basadas en novelas de la Christie.
Pero unos ¨ªndices tan altos de concentraci¨®n de lujo discreto pero evidente -en realidad, mucho m¨¢s evidente a fuerza de discreto- puede resultar, al cabo de un tiempo, algo sofocante. Se respira un aire menos cargado en la zona en torno al cabo Ferrutx, que cierra la bah¨ªa de Alc¨²dia y da la r¨¦plica al de Formentor por el levante.
Toda la pen¨ªnsula de Llevant, a la que se accede desde los bonitos pueblos de Art¨¤ y Capdepera, fue declarada parque natural en 2001. Un pedazo de isla de atm¨®sfera exactamente contraria a la de Formentor: ¨¢rida, hosca y mineral. Casi desierta en el interior, salvo por alguna alquer¨ªa africana con sus cabras despeluchadas, sus chumberas y sus olivos retorcidos, no sorprende que hasta ahora se haya salvado casi por completo de la especulaci¨®n inmobiliaria que devast¨® sin contemplaciones otras zonas de la isla. La l¨ªnea de costa es ¨¢spera y abrupta, muy distinta del idilio mediterr¨¢neo que buscaban a principios de siglo en Formentor los millonarios del mundo unidos.
Parajes poco conocidos
Vale la pena acercarse en coche -resistente- a Cala Mitjana y recorrer a pie un caminito litoral que recuerda en algunos tramos a los paisajes m¨¢s lunares del cabo de Gata. Se van dejando atr¨¢s acantilados y calas desiertas, como la Estreta o Es Matzoc, y siempre al noreste queda el farall¨®n rocoso de Albarca y el bulto chaparro de Menorca, casi en la punta de los dedos en d¨ªas claros. Sobre el peque?o saliente del morro de Albarca sigue plantada una de las torres de defensa mejor conservadas del per¨ªmetro que en su d¨ªa rode¨® la isla.
La torre de Albarca, toscamente construida con roca de la zona en el siglo XVII, parece un accidente m¨¢s del terreno. Tiene, a pesar de todo, el aire de nobleza de quien ha visto ya de todo arribando a las costas de la isla, de berberiscos y corsarios a fragatas inglesas y masivos desembarcos de alemanes. Desde su terrado se ve a lo lejos S'Arenalet des Verger, una peque?a playa formada en la desembocadura de un torrente casi siempre seco. No tiene acceso rodado, pero merece la pena el esfuerzo de acercarse hasta ella.
A 100 metros se levanta la Caseta de l'Arenalet, una antigua casa de estiueig en la que el Govern ha habilitado un excelente refugio, tambi¨¦n muy diferente de los hoteles del otro cabo. Parco en lujos, aunque c¨®modo y m¨¢s que digno. No tiene luz el¨¦ctrica, pero s¨ª un porche sobre la caleta desierta donde, al anochecer, no se echa en falta ninguna bombilla. Ni casi room service.
GU?A PR?CTICA
Dormir- Hotel Formentor (971 89 91 00; www.hotelformentor.net). Playa de Formentor, Pollen?a. Habitaci¨®n doble, 262 euros con desayuno.- Cas Ferrer Nou Hotelet (971 89 75 42; www.nouhotelet.com). Carrer Pou Nou, 1, Alc¨²dia. La doble, 117 euros.- Ca'n Moragues (971 82 95 09; www.canmoragues.com). Pou Nou, 12, Art¨¤. Doble, 123 (con desayuno).- Hotel S'Abeurador (971 83 52 30). S'Abeurador, 21. Art¨¤. Habitaci¨®n doble, 72 euros (con desayuno).Comer- Stay (971 86 40 13). Moll Nou, Port de Pollen?a. Johny Hermann hace gala de cocina imaginativa. Men¨² del d¨ªa, 29,30 euros.- Restaurante Lago (971 85 40 81). Son Serra de Marina. Entre 20 y 25 euros.- Finca Es Serral (971 83 53 36). Ctra. Cala Torta. Art¨¤. Cocina mallorquina en un lugar encantador. Unos 25.- Sa Duaia (651 82 64 16). Carretera Cala Torta. Sabrosas carnes. Con piscina. De 25 a 30 euros.Informaci¨®n- Turismo de Pollen?a (971 53 50 77; www.ajpollenca.net).- Turismo de Alc¨²dia (971 89 71 00; www.alcudia.net).- Tambi¨¦n tienen tel¨¦fonos de informaci¨®n tur¨ªstica Muro (971 89 10 13), Santa Margalida (971 85 03 10) y Art¨¤ (971 83 69 81).G. ESA?N
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