Las sorpresas de los antrop¨®logos de Intel
LOS INGENIEROS ABUNDAN en los laboratorios de Intel dedicados a la investigaci¨®n. Es normal. Resulta m¨¢s dif¨ªcil, sin embargo, no sorprenderse al saber que cuentan con un equipo de 10 antrop¨®logos. ?De qu¨¦ pueden servir tales estudiosos de las culturas y pr¨¢cticas humanas en una empresa de microprocesadores?
"Nos interesa la gente, lo que cuenta para ella y sus peque?os rituales", declar¨® Genevieve Bell, miembro del grupo, durante una entrevista en Silicon Valley. "En vez de preguntarnos qu¨¦ problema tecnol¨®gico hay que resolver, preguntamos lo que la tecnolog¨ªa deber¨ªa hacer para la gente", precisa.
Durante dos a?os, Bell recorri¨® 19 ciudades de 7 pa¨ªses asi¨¢ticos. Habl¨® con familias sobre la importancia de la edad, del sexo, de la concepci¨®n del espacio o del tiempo, tratando de distinguir entre las ideas que la gente tiene sobre s¨ª misma y la realidad de sus pr¨¢cticas diarias.
En Occidente la identidad se centra alrededor del individuo. En otras partes pasa a menudo por el clan, la familia o la aldea.
?De qu¨¦ pueden servir los antrop¨®logos, estudiosos de las culturas y pr¨¢cticas humanas, en una empresa dedicada a fabricar los microprocesadores?
La otra mitad de su trabajo consiste en convencer a los ingenieros. Se transforma entonces en cuentista, en story teller. "A la manera de Esopo, contamos f¨¢bulas para descentrar la percepci¨®n del mundo de quienes nos escuchan. Tienen que transmitir la dignidad de la vida de los otros a un auditorio que tiende a creer que todos quisieran ser norteamericanos".
El ¨¦xito depende en buena medida del manejo de lo que Bell califica "sorpresas anodinas". Su observaci¨®n, por ejemplo, de que los musulmanes de Malasia preguntan a sus m¨®viles para encontrar la direcci¨®n de La Meca cuando llega la hora de rezar y est¨¢n lejos de casa. "Es sencillo y provocador frente a las concepciones occidentales de la tecnolog¨ªa y de la modernidad".
En igual sentido, Bell menciona los problemas que surgen cuando se usan en los departamentos de 50 metros cuadrados de Singapur puntos de acceso WiFi dise?ados en EE UU para casas de 250 metros cuadrados. Ciertas personas est¨¢n convencidas de que las impresoras inal¨¢mbricas son pose¨ªdas por los esp¨ªritus cuando empiezan a imprimir documentos aparentemente por cuenta propia, pero en realidad enviados por el ruteador demasiado poderoso de alg¨²n vecino del mismo barrio.
Todos esos aparatos "son tanto objetos culturales como tecnol¨®gicos. Tienen m¨²ltiples significados", estima Bell. Significados que var¨ªan seg¨²n los lugares.
En Occidente la identidad se centra alrededor del individuo. En otras partes pasa a menudo por el clan, la familia o la aldea. Lo cual explica tal vez por qu¨¦ en ciertos hogares todos los miembros utilizan de manera indistinta cualquiera de los tel¨¦fonos de la familia, buscando el aparato con m¨¢s bater¨ªa.
?Puede acaso su trabajo contribuir a modificar la manera en la que los norteamericanos utilizan la tecnolog¨ªa? Vacila: "No podemos transformarlos, pero podemos abrir sus horizontes. La antropolog¨ªa es un juego de espejos".
Salida en pos de una hipot¨¦tica "clase media global", blanco ideal para los productos de Intel y Silicon Valley, esta australiana, doctora en antropolog¨ªa de la Universidad de Stanford, piensa hoy que el tel¨¦fono celular "fortalece lo local y hasta el hogar".
"Las di¨¢sporas han cambiado", estima. Practican el SMS (mensajes cortos) de una parte del planeta a otra. Bell cuenta la historia de una india de 60 a?os que redacta sus textos sobre papel antes de transmitirlos por SMS a su hijo residente en EE UU, cont¨¢ndole los programas de tele o sobre sus amigos. Resultado: "Me siento m¨¢s cerca de mi madre", cuenta el hijo. Tan cerca que tuvo que pedirle que dejara de contar los detalles de los platos que estaba preparando para la cena porque se llenaba de nostalgia y se le romp¨ªa el coraz¨®n.
El trabajo de Bell y de su equipo sobre pr¨¢cticas culturales permite sugerir usos, pero tambi¨¦n resistencias no previstas. Cuando se le pregunta si consigue influir no s¨®lo en los ingenieros de su empresa, sino tambien en las empresas que fabrican los aparatos, entonces contesta con un ligero suspiro envuelto en una inmensa sonrisa: "Es bueno tener un oficio dif¨ªcil".
BELL:www.intel.com/technology/techresearch/people/bios/bell_g.htm
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